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El cielo protector

Drama En 1947, una pareja de neoyorquinos, los Moresby, viaja al norte de África en busca de experiencias que le den un nuevo sentido a su relación. Tras diez años de matrimonio, a esta sofisticada pareja la convivencia le resulta difícil. Port, un músico que lleva un año sin trabajar, busca en el desierto una fuente de inspiración y nueva savia para un matrimonio que se muere. Kit también espera un milagro que le devuelva a su marido. Por su ... [+]
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
18 de octubre de 2007
73 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la novela de Bowles la sensación de pérdida existe; esos convulsos personajes rastrean alguna pista que les conduzca hasta sí mismos, para que así les sea revelado el secreto de su condición humana aunque sea en el mismísimo culo del mundo. Estos personajes huyen para seguir tan perdidos allí donde van como allá de donde vienen. Entre desventuras que son más una representación alegórica del hombre moderno en mitad del siglo XX, un mundo loco que había perdido definitivamente los papeles, Bowles consigue que el lector se rinda ante la hipnosis de ese cielo enorme (no sé si protector), del viento del desierto y ante la dicotomía turista-viajero que es una cuestión que en la novela podemos pensar que se refiere al propio intervalo que cada uno de nosotros, a modo de angosta travesía, experimentamos durante 70 u 80 años. 90 con (mala) suerte.

De todo esto no acabé de tener noticia en la peli de Bertolucci. Y seguramente sea por mi culpa, lo más probable. Pero no sé muy bien a qué juega el italiano. Ni siquiera sé cómo decidió llevar al cine una novela como ésta… Lo único que tengo claro es que aquello que debía ser el periplo existencial de tres personajes; aquello que consistía, pensaba yo, en una huída hacia delante, en hundirse en un exótico abismo para entender otro abismo; se convierte, una vez en celuloide, en unos tipos correteando por el norte de África, con rostros hieráticos y bien pagados de sí mismos, en una Winger de voluntariosa tez chamuscada y viscosa y en una magnífica y polvorienta fotografía…

Yo es que, lo admito, me colé. Debí ver la peli antes que leer la novela. A la novela no le tose, creo, nadie; la peli tiene sus virtudes pero no llega, porque no puede, a lo que ofrece la obra de paraísos remotos, sensuales y telúricos de Bowles.

Estos son mis motivos para ese 6 que sabe a poco para una cinta con pretensiones de obra definitiva. Son escasos, pero no tengo otros. Quizás en el fondo esta conclusión sea la más clara pista de que estoy equivocado. De que esta peli merece otra oportunidad. Y es que son novelas como la de Bowles las que te enseñan que la vida, por mucho que creas lo contrario, no es materia propicia para dogmatismos ni rigores. Que no tenemos los mimbres necesarios (somos caducos, volubles e imperfectos) como para negar o afirmar nada con rotundidad. Simplemente dudar y luego ya veremos.

Así que me aplicaré el cuento con la peli de Bertolucci y no diré que no me gustó. Lo dejo en que no la entendí.

Y que el cielo la juzgue.
Bloomsday
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17 de septiembre de 2007
35 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
En El Cielo Protector, de nuevo Bertolucci lanza esa mirada analítica a una cultura y sus costumbres a modo de Malick y su obra, construyendo de nuevo un mastodóntico artefacto de antropología cultural y social como lo fueron las otras dos componentes de su trilogía (hasta el momento) sobre el mundo: El Último Emperador y El Pequeño Buda.
Pero esta es sin lugar a dudas la más romántica y humana de las tres, y tal vez de su prolífica carrera. Partiendo de una espléndida novela de Paul Bowles, que le permite usar con un juego de realidades y narradores omniscientes de manera realmente excepcional, el director italiano crea una apasionada historia de amor así como una odisea iniciática a lo largo de los más recónditos parajes del Sahara. Desde el primer fotograma se aprecia la labor de Bertolucci como un auténtico artesano, tanto desde el punto de vista estético como fílmico, al orquestar unos movimientos de cámara realmente únicos. Por otra parte, sería delito pasar por esta película sin alabar su fotografía, que introduce a ese personaje llamado desierto en la acción de forma que la atmósfera que crea realmente da sentido a su título, El cielo Protector, puesto por una maravillosa metáfora del personaje de John Malkovich. Cada imagen que vemos en la pantalla podría constituir por si misma una obra maestra.
Pero dejando a un lado las inevitables e indudables virtudes técnicas, El cielo Protector alcanza la complejidad a la que llega por la propia complejidad de los personajes escritos por pluma de Bowles, que dan una dimensión a la historia esencial. Los más trabajados, la pareja protagonista, en la película encarnados por un magnífico John Malkovich, muy lejos de su histrionismo habitual, que crea un ser equívoco y de múltiples caras, cuyo devenir se palpa en su pasional interpretación, elevándola a una de las mejores de su carrera. Pero la brújula de la película es sin lugar a dudas el personaje de Kit, que aquí aparece representado con una maestría única por esa espléndida actriz que fue y es Debra Winger, por desgracia perdida como tantas otras de su generación, pero que crea un interminable abanico de posibilidades para su maravilloso personaje, que empiezan por sus inolvidables ojos. Las dagas que lanza con cada frase, su complejo carácter y su mutación de viajera corriente a un nuevo ser es algo que no se ve todos los días. Su viaje se convierte en algo más que en una pérdida, en una alternativa, llegando momentos en los que ella y su vida perdería todo sentido si ya no se encontrase entre dunas.
jaly
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19 de noviembre de 2007
30 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bertolucci y Paul Bowles (críptico para el cine). Primer factor esencial : una paisajística inconmensurable ilustrativa del Marruecos profundo. Personajes atrapados por las efusiones irresistibles de una naturaleza tan atractiva en substancia, como hostil en el medio. John Malkovich (la intuída relacion carnal con su pareja parece relegada a desconocidas vivencias anteriores) vivirá los furtivos y arriesgados encuentros sensuales que ofrecer podía la prostitución en aquel mundo árabe de primeros del siglo XX. Hay un inesperado ataque nocturno contra Malkovich tras su encuentro sexual. Las apetencias carnales desafían cualquier escala de valores de los individuos. Los genitales de Malkovich en primer plano, testimonio del deseo absoluto. Y una esposa que juega con su propio equilibro sexual. Insisto en que llegar a entender a Bowles es un auténtico reto. Es mejor, como hace Bertolucci, cerrar un tanto los ojos a sus fantasmas, y recrearse en ese universo grandioso: un flamante bing-bang de culturas: la americana —intelectual y pija—, y la árabe —primitiva, humilde, más auténtica- El deslumbrante road-movie de los protagonistas es un audaz ejercicio. La belleza de esos paisajes únicos también apabullan. Desde el Lawrence de Arabia de Lean, jamás la paisajística anaranjada del desierto había sido fotografiada con tanta magnificencia. Y cuando a Debra Winger, tras la muerte de su marido (el genial Malkovich te pone un nudo en la garganta) se le cierra la ventana de la noche, se autoinmolará, humillándose sexualmente, como un testimonio tardío de ese Amor al que incomprensiblemente renunció. Todo es ambiguo. Pero los tú a tú son agradecibles y líricos. Las mentiras y los deseos que recorren el film te atrapan sin remedio. Conmocionados por las estúpidas actitudes de sus protagonistas, no vemos ningún Shangri-La en el que todo pueda ser felicidad. A mí este Cielo Protector me sigue pareciendo un film inclasificablemente magnífico. Maestro y duro, brillante y glorioso. ¡Será tan eterno como esa ciudad de El Gaa en la que Malkovich, arropado por los tradicionales Akeula Drums y Tubas, acentuadores del horror que se avecina, nota con una convicción contagiosa los primeros síntomas de la enfermedad que lo llevará a la más tremebunda de las muertes! Noches agónicas azotadas por la arena, los gritos de Malkovich, las frustraciones de la Winger, su busca desesperada del remedio, se dosifican tan sabiamente, que acabamos por dar las gracias, pese al horror del momento, a Bertolucci por el calor que rezuman sus grandísimos intérpretes. Y, ya ves tú, yo me vuelvo algo masoca, pues quiero saborearla sin prisas, y quisiera que no acabara. ¡¡Malkovich al podium de los más grandes!! ¡¡Bertolucci, que ni te cuento!! ... deliro hasta limites extremos por "El Cielo Protector". Creo que la he visto ya unas treinta veces. Y la reivindico de arriba a abajo. A Mr. Bowles no le gustó, pero tiene cameos. ... ¡Todos los votos serían pocos para ella! ...
pablo garcia del pino
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3 de noviembre de 2009
45 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces y según con qué joyita me siento torpón a la hora de interpretar lo que veo. Con "El cielo protector" encuentro un número elevado de espectadores satisfechos con lo que han visto. El que más y el que menos ha sabido leer entre lineas y ha disfrutado de lo lindo descubriendo aquel mensaje camuflado en tan sencillas imágenes. Tres personas (un matrimonio, más un amigo) que se pierden por el tercer mundo para reencontrarse cada cual consigo mismo; la auto exploración con el objetivo de reconducir sus vidas o algo así. Yo por el contrario, no he sido capaz de psicoanalizar a los que se fueron a la quinta puñeta con la única misión de amargarme la tarde del 31 de Octubre de 2009.

La esencia que yo recogí fue menos espiritual pero mucho más divertida. El amigo Tunner loco por ventilarse a la señora Moresby. A su vez la señora Moresby encantadísima con el descaro de Tunner. Y por ahí por medio el señor Moresby al que parecía darle todo un poco igual salvo por el palo moral a su honra masculina.

Hasta aquí la película me estaba resultando incluso entretenida. Pero cuanto más fue avanzando más se fue perdiendo dentro de la cultura sarracena. Y cuando te vienes a dar cuenta descubres horrorizado que los protagonistas han pasado a un segundo plano, quedándose tan sólo en pantalla para lucimiento todo el folclore árabe. Y con todos mis respetos; a mi todo aquello me taladra el cerebro. Incluso la agradable banda sonora instrumental desaparece dando paso a unas machacantes melodías a todo volumen con tambores, flautas de encantador de serpiente y cantos arábigos. Juro y no es broma, que cuando apagué el DVD y saltó en pantalla la gente del "Sálvame" me alegré y sentí paz por volver al mundo occidental, aunque fuese en su versión más denigrante.

Película lentísima y agobiante sobre todo en su tramo mitad-final.
JuanCádiz
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8 de marzo de 2006
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi entender, el film muestra un amalgama de nuestros propios paraísos perdidos, en este caso en medio de ninguna parte, o sea, desierto y más desierto, calor agobiante o frío espeluznante, alegría desmedida y dolor profundo. Cambiar o morir. O abandonarte a tu suerte. La exposición, narrada con todo lujo de detalles como nos tiene acostumbrados Bertolucci, pudiera parecer aburrida, per a mi entender es una forma fantástica de olvidarte de tu propio yo, mientras dura el film, y reencontrarte contigo mismo al salir de la sala.
Carmita
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