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El cielo protector

Drama En 1947, una pareja de neoyorquinos, los Moresby, viaja al norte de África en busca de experiencias que le den un nuevo sentido a su relación. Tras diez años de matrimonio, a esta sofisticada pareja la convivencia le resulta difícil. Port, un músico que lleva un año sin trabajar, busca en el desierto una fuente de inspiración y nueva savia para un matrimonio que se muere. Kit también espera un milagro que le devuelva a su marido. Por su ... [+]
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
31 de enero de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraña película sobre una pareja que afronta la crisis en África, a lo que con contribuye la compañía de un apuesto joven. El agobio de algunas situaciones se ve muy bien reflejado por el ambiente cálido, casi sofocante del desierto.
Relaciones tratadas al estilo Bertolucci y situaciones complejas son las características de un drama cuyas bellas imágenes son su mejor baza.
No es demasiado destacable, pero tampoco conviene despreciarla del todo.
Juan Roures
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5 de octubre de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bernardo Bertolucci nos presenta una historia que recuerda a grandes películas épicas como "Lawrence de Arabia" entre otras.
Al empezar a ver la película tenía una gran expectación. Bertolucci dirigiendo a Malkovich, y con una historia que sinceramente llama la atención. La verdad, es que tenía todos los requisitos para que se convirtiera en una de mis películas favoritas. Pero la verdad es que conforme va avanzando el metraje, uno se va dando de cuenta de que lo que en un principio iba a resultar totalmente apasionante, va perdiendo gas minuto a minuto.
La película comienza fuerte poniendo a tres personajes en un país que acaba de salir de una guerra y que resulta totalmente inhóspito y peligroso. Dos de estos personajes mantienen una relación, pero lo primordial de ellos es esa capacidad de vivir el momento. En su mentalidad solo hay espacio para el carpe diem, y no hay preocupación por el mañana. Junto a ellos un joven que decide vivir esa aventura, pero que no piensa del todo igual que sus compañeros.
La historia atrae al principio, y aunque uno disfrute con los impresionantes paisajes del Sáhara y quede encantado con las interpretaciones, hay que reconocer que el guión pierde fuelle y poco a poco va dejando de interesar (salvo por momentos puntuales que hace que le saquen a uno de su letargo).
En fin, película simplemente entretenida con la que uno disfrutará con las interpretaciones, la fotografía y con ciertas partes de la historia; ya que tiene momentos que sinceramente no interesan mucho. No obstante, interesante para ver.
icaro_81
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30 de octubre de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, Bernardo Bertolucci tiene talento. Por ejemplo, da una lección de cómo colocar la cámara y cómo moverla. Algunas de sus tomas llegan a fascinar, como lo hace su estilo, la fotografía, la banda sonora, la ambientación y los paisajes. Nunca ha parecido tan auténtico el norte de África, encima colonial, ni tan puro el cielo azul, ni tan bello el desierto, diría que incluso más que en "Lawrence de Arabia". Brillante. La película está concebida para los todos sentidos. Por eso nos satura de color y de sonidos como también las referencias al tacto, a los olores y sabores es constante. "El cielo protector" llega a ser naturalista por su intento de captar la realidad de estos lugares. Atención a la secuencias de las moscas en el autobús. Esta especie de huida hacia adelante que propone el director llega a su climax en la última media hora en la que prácticamente prescinde del lenguaje, como si este fuera ya insuficiente para narrar unos sentimientos y un estado mental. A partir de cierto momento crucial, sólo imágenes y sonidos.

Ahora bien, ¿la estética es suficiente? Porque es muy bonito lo que sale, salvo algún que otro plano que sobra, pero no veo muy claro lo que me quiere contar Bertolucci (SPOILER). La historia, basada en la novela homónima de Paul Bowles, que me leí expresamente para entender la película, cosa que apenas consiguió lo que no impidió que me gustase bastante, narra el viaje, tanto físico como interior, del matrimonio Moresby, Paul y Kit (John Malkovich y Drebra Winger, excelentes los dos) por Marruecos y el Sáhara. La búsqueda personal, el deseo, el amor o la apatía aparecen a lo largo de la cinta pero sin concretar demasiado, todo muy superficialmente. A estos dos, anclados en el existencialismo de los años 40, se les puede aplicar lo que dijera el doctor Johnson "Quien está cansado de Londres, lo está de la vida". En el fondo, más que la ruptura con Occidente, está con el propio ser humano, completamente perdido. Pese a todo, "El cielo protector" aunque es confusa, derrocha tanta belleza y estilo que te atrapa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Reaccionario
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5 de enero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que impacta por la fuerza de las imágenes, será el desierto o los tuaregs, es una de mis películas favoritas y Debra Winger está genial. Se plantea la precariedad de la vida y como para conocernos mejor hay que estar en momentos críticos de nuestra vida. Si alguien quiere viajar, soñar y relajarse, esta es la película.
Carionte55
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13 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
341/11(12/10/20) Pretencioso y aburrido drama de ansiadas resonancias metafísicas, dirigido por Bernardo Bertolucci (venía de hacer la exitosa “El último emperador”), escrito por el mismo junto a Mark People (“El reportero” o “El último emperador”), adaptando la novela homónima de 1949 de Paul Bowles (que hace una pequeña aparición y se encarga de la voz en off), versando sobre una pareja que viaja al norte de África con la esperanza de reavivar su matrimonio, siendo protagonizada por Debra Winger (dando una gran actuación, lástima que su rol sea tan arbitrario, acabando de un modo confuso en una subtrama metida con calzador que ocupa un espacio desproporcionado) y John Malkovich (como siempre brillante en su fulgente carisma). Se decía era un libro inadaptable, y quizás sea eso pues Bertolucci ofrece una historia letárgica, tediosa, hastiante, siendo el culmen el pesaroso tramo final. Con unos snobs resabiados de protagonistas con los que nunca empatizas (no ayuda que los conocemos in media res, y no sabremos nada de su pasado), y termina (parafraseando a Rhett Butler) importándote un bledo lo que les pase.

El director parece más interesado en el continente que en el contenido, pues se explaya cual rodando “Lawrence de Arabia” en el infinito desierto, enmarcando la inanidad de las personas, atomizado esto por la sibarita cinematografía de Vittorio Storaro (“El conformista” o “Apocalypse Now”), creando postales de una beldad sublime, añádase el recurso simbólico de desplazarse la cámara de derecha a izquierda durante casi toda la película como alegoría del viaje, y todo esto adornado por la espléndida banda sonora creada por el japonés Ryuichi Sakamoto (“Feliz Navidad, Mr. Lawrence” o “El último emperador”). Pero esto no puede ocultar una propuesta cansina, densa en la que las situaciones discurren de modo torpe, todo muy artificioso y arbitrario, pues de principio que el matrimonio lleve con ellos a un tipo que no les cae bien resulta incomprensible, que en un momento dado en un trayecto largo el marido se vaya con unos viscosos viajantes y deje a su mujer que vaya en tren con el acompañante que se ve a la legua está por los huesos de ella, es una invitación al adulterio idiotesca. Ya sé que el relato quiere emitir el desánimo existencialista, la falta de referentes, la desorientación en el matrimonio, y por último la desesperación del amor, donde se muere en vida. Pero modo esto que sobre el papel puede sonar estimulante Bertolucci lo transforma en un fluir soporífero, que se expresan de forma insípida, todo haciéndose pesado, languideciendo a medida que avanzamos en un metraje estiradísimo, llega a parecer un onanista disfrutando del paisaje, lo hermoso del envoltorio es insuficiente para una historia que se me hace bola. El rodaje tuvo lugar por distintas localizaciones de Marruecos, Argelia y Nigeria, tratando de seguir un recorrido similar al trazado en el libro; una inmersión en esos parajes que se percibe en la atmósfera, la textura y la riqueza cromática del film.

Después de la Segunda Guerra Mundial, tres estadounidenses llegan a Tánger en busca de nuevas experiencias. Se describen a sí mismos como viajeros, no como turistas. Tienen la intención de sumergirse en la cultura y el clima del norte de África, probar lo exótico y juzgar lo prohibido por sí mismos. Dos de ellos, Porter y Kit Moresby, son una pareja casada, escritores, intelectuales, que han permanecido juntos durante unos 10 años a pesar de que hay grandes áreas sin resolver entre ellos. El tercero es su amigo, George Tunner, que está más o menos como una alondra.

Los créditos iniciales se dan sobre imágenes en b/n del Nueva York de los 40, ello con el fin de contrastar el urbanismo del mundo moderno, con el escenario donde nos sumergiremos del Marruecos del Sahara, donde lo primero que veremos es un mastodóntico puerto despoblado, cual engendro fantasmal, siendo el primer diálogo de lo mejor, en torno a la diferencia entre turistas y viajeros: “No somos turistas, somos viajeros. Un turista es el que piensa en regresar a casa desde el mismo momento de su llegada, mientras que un viajero puede no regresar nunca”. Dando esperanzas en que estamos ante algo atractivo, pero mí gozo en un pozo. Pues me chirría más que Titanic partiéndose en dos este peculiar trio de viajeros indolentes, nunca hablan del entorno, más que viajeros, parecen pasajeros que van a ningún lado, esperando la nada, y en medio una apatía contagiosa al espectador (por lo menos a mí). Ya sé que Bertolucci quiere fusionar el escenario desértico con el alma árida de los personajes, su aislamiento emocional, pero esto me llega superficialmente, como si por mirar como una caravana de tuaregs cruza las inmensas dunas del Sahara fuera suficiente para hacernos ver el mundo interior del observador, cuando esto es de un simplismo barato.

Por cierto, que pinta la pareja Lyles madre (buena Jill Bennett), e hijo (notable Timothy Spall), racista ella, tontucio él relacionándose con estos americanos? Si se hubieran cercenado esta subtrama se hubiera notado en algo? Pero es que pensándolo bien, te preguntas que pinta esta pareja viajando a Marruecos? Pues nunca comentan nada delo que les gustaría ver, simplemente están ahí cual si hubieran caído del cielo (protector).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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