Los Estados Unidos se han destacado, como cualquier país, por un conjunto de virtudes y una serie de defectos. Entre los primeros señalaría su capacidad para embaucar a la concurrencia, para dar gato por liebre. Y eso, en verdad, es una gran virtud sin la cual difícilmente hubiesen podido crecer como nación hasta convertirse en los dominadores del planeta. Porque Howard, supongo que a partir de la novela en la que está basada el film, consigue presentar como hazaña deslumbrante lo que fue un absoluto fracaso tecnológico, económico y político en el que sólo la suerte y la capacidad de improvisación –otra virtud muy norteamericana- lograron evitar una catástrofe absoluta. Catástrofe, que, por cierto, no se pudo sortear años más tarde en los transbordadores Columbia y Challenger.

A lo que no se puede sobreponer Howard es a sus evidentes limitaciones como director. Creo que a la película le sobra la media hora inicial en la que se introduce a los protagonistas y sus entornos familiares, todo muy American happy family. Y el director tampoco es capaz de superar un obstáculo en verdad difícil de franquear: que buena parte del público conoce el desenlace del asunto, al narrar la película unos hechos ocurridos en la realidad. Tampoco es que el trío astronáutico transmita el dramatismo que requiere situación tan crítica. Está bien hecha, narra una historia de supervivencia en condiciones extremas, pero yo he tenido la sensación de ver un mero entretenimiento pasado de metraje y no precisamente angustiante.

Llevadera nada más.

Quieres pasar un buen rato viendo una película?....pues ésta es la idónea....sin más , alquílala, cómprala, quítasela a un amigo que la tenga....pues valdrá la pena.

Bien interpretada (cómo no, dado el elenco), bien la fotografía y la música.
Al tratarse de un asunto histórico se sabe cómo empieza, como sigue y cómo acabará. No puede haber suspense, por tanto el peso fundamental ha de recaer sobre el guión y éste es demasiado convencional, con frases que se ven venir desde 5 minutos antes y se han oído mil veces en películas de ciencia ficción anteriores.
No consigue, a mi modo de ver, plasmar el ambiente de frío extremo y de calor abrasador que debieron vivir, ni tampoco la angustia de los familiares ni el frenesí de los técnicos.
Es demasiado rutinaria.

Positivo: Conmovedora historia real del Apolo XIII junto con sus ocupantes. Documentándome, la historia no engaña, lo que muestra es según lo que ocurrió en el espacio, siempre con algunos toques cinematográficos. Además, el elenco de actores es fascinante. Tom Hanks perfecto, Kevin Bacon formidable y Gary Sinise como siempre, un gran actor.

Negativo: La película es muy blanda y sensible buscando el llanto fácil del público. Por otro lado, Es una americanada típica de las películas de Ron Howard, pero conociendo al director, la cinta no engaña a nadie.

Producto entretenido al servicio de la convencionalidad, que resulta previsible. Ron Howard dirige correctamente esta aventura espacial que reconstruye la dificultosa misión del Apolo 13, que llevaron a cabo en abril de 1970 los astronautas Jim Lovell, Fred Haise y Jack Swigert. El guión escrito por William Broyles y Al Reinert adapta la novela del propio James Lovell, y se sustenta en diálogos que mantienen el suspense hasta el final y en otros más superficiales. La película es un espectáculo visual casi fascinante, que peca de una excesiva duración y carga de patriotismo. En el reparto cabe destacar a un magnífico Ed Harris y a unos perfectos Kathleen Quinlan y Gary Sinise.

En la película vemos todas las dificultades que tuvieron los tres astronautas para salvar sus vidas debido a la falta de oxigeno, la acumulación de CO2 y el frío, aparte de las averías mecánicas que tuvieron. Aparte de esto en la película vemos los intentos realizados por parte de la NASA para salvar la vida de los tres astronautas.

Como curiosidad, tanto los actores como el propio equipo del Apolo 13 se sometieron a un severo entrenamiento propio de astronautas. Acometieron durante trece días más de 500 arcos de parábola para experimentar realmente la ingravidez, a bordo de la aeronave KC-135 de la NASA, también conocida como “El cometa del vómito”. Con cada uno de esos arcos lograban 23 segundos de gravedad cero.