The Yellow Sea

En Corea del Sur hay pasta. Hasta donde yo sé, su Policía Nacional es la única de este mundo que tiene una flota de Lamborghinis. Por tanto, si en su cine se quieren liar a filmar persecuciones, se pueden hinchar a abollar Kias y Hyundais. En este film encontrarán también barcos y escenas marítimas complicadísimas de rodar, camiones inmensos con su tráiler arrasando con todo, edificios ardiendo, persecuciones multitudinarias… Menos pistolas (aquí tiran de cuchillo), aquí hay de todo, oiga.

La trama, en la línea de abundancia que les describo, es complicadísima, y presenta una ensalada tal de nombres coreanos, todos tan parejos a nuestro oído, que a lo largo de las más de dos horas que dura el film, con muchísima frecuencia, uno no sabe de quién están hablando los personajes; y les advierto que la trama es algo tramposa y muy enrevesada. Siguiendo al dedillo las evoluciones del argumento, no esperen a entenderla completamente hasta el mismísimo final y, aún así, van a tener que reflexionar un rato y pellizcarse mutuamente si la ven ustedes acompañados.

Por tanto, esta crítica se suma a las que advierten de esta complejidad y recomiendo que se hagan un listado de nombres y personajes mientras la ven, como cuando se leen las primeras páginas de una obra de teatro.

La película es básicamente un thriller, con toques muy gore, algunos de ellos un poco cómicos, como suele suceder en estos casos. Incluye recursos de la novela policíaca de toda la vida (y que ya deberían ser prohibidos oficialmente), como el seguir pistas a partir de encendedores estampados con la publicidad de un bar (en Chandler eran cajas de cerillas), o aquellas llamadas telefónicas a números que no existen y ponen sobre aviso al protagonista de las mezquinas intenciones que le acechan.

Pero es que, en cierto modo, la película también es una historia de amor; y un trepidante ejercicio de cine de acción que contrasta demasiado con la primera media hora, mucho más pausada. Sin ser un entendido, me ha parecido también que el montaje era buenísimo en todo momento.

Particularmente, me quedo con lo que la película aporta a nuestro conocimiento de aquella sociedad, de sus contrastes y sus conflictos con sus vecinos mucho más pobres. El resto es esforzarse en discernir cúando se está hablando de Yun-Seok-Kim, Jae-Hwa-Kim, o, sencillamente, del Profesor Kim.

Las interpretaciones, pasables, menos la del mafioso coreano encorbatado que se pasa la película lanzando teléfonos y ceniceros cada vez que se cabrea. ¿O es un efecto del 3D que yo no tengo?

Y es que, con los coreanos, nunca se sabe. ¿O no son, globalmente, el pueblo más polarizado que conocen? Pues eso.

Veo las dos horas y media de la película surcoreana "The Yellow Sea", escrita y dirigida por Na Hong-jin (premio al mejor director Sitges 2011), quien para aclarar la compleja trama (hasta el final no he comprendido que la deuda que arrastra el protagonista no es por el juego sino por lo que le ha costado a la mafia pasar a su mujer a Corea del Sur) la divide en cuatro capítulos, "El taxista", "El asesino", "Yosunyok" y "El mar amarillo". Con pocos diálogos, planos cortos, buen montaje, acertada definición de los personajes, creíbles interpretaciones, colores apagados, correctas persecuciones y logrados efectos especiales, el realizador elabora un film atroz, realista, gore y brutal para retratar los amores obsesivos, las mafias de trata de personas y la venganza. Dura y para gente con estómago.

En este mar se encuentra el límite geográfico y existencial de la supervivencia, una epidemia de pobreza y deudas para una fórmula que el cine coreano repite una y otra vez pero que no cansa, un misterio de identidades y un drama familiar con mucha calle y altamente desagradable, dónde lo ilegal es la única opción del menú, una odisea con carácter que va transformando al protagonista mientras desnudo el mundo de la mafia, sus negocios y sus vicios, un estilo frío, firme con historia alternativa acertada, diseñada con paciencia para irse complicando en una fórmula inquebrantable y espontánea.

Dotada de violencia y solidez, siempre se asemeja a una realidad agobiante, el perfil de un joseonjok en una encerrona sangrienta y una huida escurridiza, siempre al filo de la muerte, sería interesante contar cuantas cuchilladas contiene la película, pero con una base principal de ir revelando intereses poco a poco para ir involucrando cada vez más, una expectación controlada y una perfecta mezcla de cine negro y de acción, cómo acabará?... quién empezó?... se puede morir en paz por medio de la venganza?... personajes invencibles provocan que se soporte mucho para contestar, pero de tal densidad de lamentos, dolores y heridas surge una secuencia final que diluye la densidad para encontrar la paz en el mar amarillo.

Una mujer se baja de un tren, sin mirar atrás. Los acontecimientos en cadena darán lugar a una marea de violencia, sangre y cadáveres.

Otra muestra más del buen hacer del cine surcoreano, que hila historias potentes visual y argumentalmente. De personajes reservados y sin escrúpulos. Historia de engaños, venganza y violencia que conduce a todos los protagonistas a un final crudo y trágico, a la par que irónico. Vidas destrozadas en un mundo pesimista y sin solución.

Si bien es entretenida y tiene esa calidad de la cual carece, en general, el cine de otros países, también es verdad que no llega al nivel de otras películas similares. Y es muy larga. Para mi gusto lo que cuenta debería contarlo en menos minutos.

En definitiva, una acertada elección para pasar el rato. Buena en su conjunto, sin fallos relevantes, pero no destaca en nada en particular.

El film empieza de forma espectular, con secuencias crudas (tipicas ya del cine koreano) y realistas... La atención a la película es máxima, te entregas a ella concienzudamente. La trama promete, sabes (o crees) que vas a ver algo bueno de verdad, y así es. La película no está nada mal. Las secuencias son espectaculares, violentas en casos extremos, visceras y sangre saltan de aquí para allá. El problema radica en la complejidad del film pasada la hora de metraje. ¿Por qué? ¿Por qué esa "moda" de hacer guiones tan enrevesados? Nombres compuestos aparecen de forma constante sin saber ya quién es quién... El guión hace aguas a medida que la película avanza y esperas encontrar un "porqué" de "algo". Algo que resuelva el enigma de aquel cabo que te falta por atar y puedas estar tranquilo y finalmente, saber que te has enterado de aquello que se te escapa. El desenlace es lamentable (aunque reconozco el poder sus imágenes) con persecuciones inverosímiles más própias del cine americano actual.

Le pongo un interesante porque aunque sea algo enredada, la película no es del todo mala, las interpretaciones son notables, las secuencias espectaculares y el ambiente sombrío, crudo y descarnado de sus imágenes valen mucho la pena. Sigo diciendo que se podría haber realizado un film más entendible explicándo lo mismo y en mi opinión, solo le fallan los últimos cuarenta minutos.

-Dirección: 6
-Interpretaciones: 7
-Música: 5
-Guión: 4
-Producción: 7
-Fotografía: 7

Total: 6