The Yellow Sea

The Yellow Sea es el nuevo y potentísimo thriller de Na Hong-jin, director que ya nos asombró con la espléndida The Chaser. Nuevamente estamos ante una historia brutal, opresiva, nihilista y sin concesiones al público.

The Yellow Sea cuenta la historia de un tipo sumido en un infierno personal cuando su mujer lo abandona, y no es capaz de salir del ambiente marginal de juego, deudas y agresividad (contra sí y contra los demás) de la zona fronteriza deprimida entre China, Corea del Norte y Rusia donde reside.

Una vez introducido de forma ejemplar el mundo decadente y pobre donde vive nuestro protagonista, a este se le presenta la oportunidad de salir de la miseria a cambio de realizar un trabajo para un mafioso local, el cual le encarga matar a una persona en Corea del Sur (en Seúl) a cambio de una cuantiosa suma de dinero, que le permitiría iniciar una nueva vida. Desde el momento en que nuestro protagonista acepta el encargo y viaja a la capital surcoreana, todo cambia. Ya no hay posibilidad de vuelta atrás y la única vía de escape es una huida desesperada hacia delante plagada de furia, crueldad, dolor y sangre (todo un mar de sangre roja).

Na Hong-jin, director y guionista del film, vuelve a elaborar un producto soberbio. La película empieza de forma lenta y detallista para ir creciendo en intensidad y acabar estallando con abundante violencia. Su autor no sólo elabora un thriller eléctrico que te engancha desde el inicio sino que elabora también una denuncia social, donde tiene cabida el tráfico de personas, el juego, la prostitución, la inoperancia de las administraciones (una ineficiente policía), etc.

La dirección es sensacional, impresionante la planificación de todas las secuencias de acción (de extrema ferocidad) y las persecuciones, apoyada por una fotografía y montaje magníficos (creo que es una de las películas donde mejor y de forma más reiterada se hace uso de la elipsis narrativa) y unas actuaciones nuevamente estupendas por la misma pareja protagonista de The Chaser, los actores Ha Jung-woo y Yun-seok Kim.

El gran inconveniente que presenta esta estupenda película es el mismo que tenía The Chaser, es surcoreana y esto significa pasar sin pena ni gloria por la taquilla de los cines españoles y sin que pueda disfrutar de ella la inmensa mayoría de los espectadores (cosa que no ocurre con los lamentables subproductos procedentes de EE.UU. que nos invaden).

He visto la película en VOSE y no me he enterado de la mitad la verdad. Entre que leer y quedarte con las caras y nombres asiáticos supone para mi un esfuerzo titánico, las mas de dos horas y media del filme y los críos dando por saco delante de la tele mientras hacen la carta a los RRMM me he sentido a ratos como si hubiese mezclado analgésicos y Vodka de garrafa.
Hacía mucho tiempo que no veía una orgía de hemoglobina como esta ida de peonza coreana...Donde gansters de pueblo (debería decir de PUEBRO de lo burros que son) se abren camino a hachazos, y donde el arma de la mafia Snob de la city resulta ser el cuchillo jamonero (sic)
Aparte de este choque cultural (uno pensaba que los coreanos ya habían descubierto la pistola) y de sentirme un Lance Armstrong de la vida la peli tiene su punto.
Las persecuciones y escenas de acción (tanto contenida como desatada) están muy logradas, la fotografía es estupenda y el aire que desprende en conjunto es de ser un thriller poco accesible, denso y bestial pero con suficiente aire para hacerte querer ver como termina la odisea de este hombre resignado a morir pero con ansias de morir matando...
Si la tuviese que valorar, diría que el 6 probablemente suba cuando logre entenderla

Por los récords de taquilla tanto de "El hombre sin pasado", de Lee Jong-beon, como por esta que nos ocupa, en su propio país y a falta de mayor conocimiento de otro tipo de filmografia sur coreana, parece que a sus espectadores les va la marcha.

De las dos prefiero la primera, esta me parece excesiva en muchos aspectos no justificados empezando por el metraje y terminando por la inagotable violencia.

Es innegable que su director posee feeling y es capaz de dotar no solo de ritmo trepidante sino de pausas significativas e interesantes, pero todo ello lastrado por un guión imposible y farragoso cuyos tintes sociales del comienzo se quedan en pura y dura acción que por muy bien rodada que esté acaba empachando y por qué no, aburriendo.

Jong-beon prefiere cargar las tintas en el corre corre que te pillo en una reedición coreana y violenta de los Keystones Kops que en desarrollar todas las incógnitas que parecen tener los personajes y que al final quedan en la nada de la inmensidad, de la soledad, del mar amarillo.

La película te mantiene en tension y te pone en la piel del protagonista, mostrando cómo la vida puede irse al garete poco a poco.

Lo que pasa es que abusan de ciertas armas blancas y se regodea en escenas sangrientas. También hay alguna escena de sexo un poco fuera de lugar en cuanto a intensidad, y además cuesta no perder el hilo.

Los actores son muy buenos, aunque alguno se pasa haciendo el superhombre.

...Espectacular historia de violencia donde un ocasional asesino a sueldo se encuentra en medio de una guerra entre bandas mafiosas de los bajos fondos chinos y de Corea del Sur. No es otra película a lo Takeshi Kitano...donde la violencia es gratuita. Aunque exista la venganza como motor de la trama no tiene la poesía de Old Boy y eso acelera en un cien por cien la acción. Remarco que no es la típica historia de balas por doquier ( aquí se cambian las pistolas por hachas y cuchillos ) aunque la sangre corra a raudales. Tiene fondo. Tiene argumento. Te atrapa y te parte en dos. Lo mejor de bandas mafiosas asiáticas que he visto en muchos años.