Siete novias para siete hermanos

Una película que incluso en los 80 y 90 tenía fama, es un musical que por el título aunque sea, la gente la recuerda, pero creo que ya en la década de los 20 (2020), la gente la empieza a olvidar.

Y es que, el mundo a evolucionado. Y para un ejemplo, aquí os dejo la crítica que escribí cuando la vi por primera vez el 19 de julio de 2012 y donde 2 de 4 usuarios les pareció útil. En ese momento le di 7 puntos, que como veis, la he bajado un 5:
"Buenas escenas musicales. Para ser un musical, no me ha disgustado. No han abusado de las canciones, y tampoco se han hecho eternas. Es más, es lo que más me ha gustado de la película. La historia, pues depende de como la cojas. Si es para pasar un rato divertido, pues está muy bien. Si la analizas, pues es un bodrio... bastante machista, aunque luego sale a relucir los ovarios de la protagonista, que se agradecer. Pero hay muchas cosas totalmente ilógicas, como poder llegar a casarse dos personas tras 2 minutos (no más) de conversación. O el rapto... que aquí no me explayo. Y para acabar la boda, que tampoco digo más. Pero... curiosamente, esta película te pone una sonrisa en la boca y te hace disfrutar, aunque no estés muy de acuerdo con algunas cosas morales que ves."

Sencillamente, el trato hacía las personas (da igual si es hombre o mujer) es bastante lamentable. Lo excusan bastante con la protagonista, que es una mujer fuerte y de carácter indomable, y donde tiene la moral en muy alto estado. Pero esto no es suficiente, ya que tratan a esas personas como si fueran ganado. Y la moraleja, bien podría ser: "quien la persigue, la consigue".

Técnicamente está muy bien, quizás no quisieron invertir mucho más dinero y por eso no lo hicieron en Technicolor, si no en Ansco Color y se nota que la calidad es inferior.

Se rodó en dos formatos, en CinemaScope, pero también en formato cuadrado, ya que querían que se proyectara en el máximo de cines, y aunque este formato costó más que el CinemaScope, nunca se utilizó. Ahora en formato digital, se puede ver.

Como género musical es sin duda alguna un clásico entre los clásicos. Cine de otros tiempos y formas de hacer cine de otros tiempos. Solo por ver las acrobáticas coreografías merece la pena. ¿Nostalgia? Es posible. Pero para nada vergonzante, puesto que no se trata de analizar valores o ideologías. Solo disfrutar del espectáculo.

Las novias y los hermanos, los hermanos y las novias: como el Quijote, todo el mundo la conoce y pocos son los que con sinceridad podrían responder por ella. Algo que choca tratándose de uno de los musicales más reconocidos de todos los tiempos. Impensable de realizar hoy día, prácticamente convertido en género extinto, es un ejemplo propicio de que no es el estilo que más se pueda ajustar a los gustos mayoritarios actuales: no se encuentra entre los consumibles modernos, generacionalmente hablando. Y menos, hecha en el contexto en que esta hecha y rezumando tibieza por los cuatro costados. Incluso a la hora de pegar mamporros se presta más a la visión de una obra teatral que cinematográfica, siempre en los términos en que uno ha de asumir la evolución del cine como medio de entretenimiento.
Al compás del cambio se mueve también lo tocante a la fotografía con sus verdes praderas y montañas nevadas, que se ven casi en lontananza como simples ilusiones ópticas que evidencian la falta de realidad por los decorados de cartón piedra. No importa. Tampoco entonces. En aquel momento era lo de menos y lo ha de seguir siendo ahora. Estando tras la cámara un as de esto del musical como Stanley Donen, poco que objetar.
El número musical estrella, o debería decir la escena completa estrella, viene con el levantamiento colectivo de un nuevo granero en el pueblo. Una mera excusa, tan válida como cualquier otra, para celebrar un baile, una fiesta; ese lugar y momento en donde solteros y solteras puedan encontrar a alguien con quien dejar de serlo.
Pese a que no se encuentre entre mis favoritos, entre otras cuestiones por la ausencia de canciones que colaboren en el recuerdo, de vez en cuando es buen momento para recordar a Adam Pontipee y sus rudos seis hermanos.

Terminando de ver “Seven Brides for Seven Brothers” (1954) de Stanley Donen con Howard Keel, Jane Powell, Jeff Richards, Tommy Rall, Russ Tamblyn, Marc Platt, Matt Mattox, Jacques d'Amboise, Julie Newmar, Virginia Gibson, entre otros.
Musical de Saul Chaplin y Gene de Paul, con letra de Johnny Mercer, basados en el cuento “The Sobbin' Women” de Stephen Vincent Benét, y en la leyenda “El Rapto de Las Sabinas”, la película ganó el premio OSCAR a La Mejor Banda Sonora/Musical y obtuvo 4 nominaciones:
Mejor película, escritura/guión adaptado, fotografía/color y montaje.
La película sigue al mayor de 7 hermanos montañeses cuando va al pueblo a buscar una esposa… tras casarse, la mujer se propone reformar a los hermanos, que están ansiosos por tener esposas propias; solo para que, después de leer “La Biblia”, entre los hermanos desarrollan una solución para casarse todos.
El filme tiene una fotografía hermosa, aunque se note por momentos el cartón piedra, la iluminación y el vestuario es adecuado.
La primera hora es muy entretenida, con mucha insinuación al cortejo natural de los animales, literalmente, y se nota en el color de camisa para cada uno de los hermanos, y la manera en ellos compiten con los pretendientes de las chicas que visten “ropa pálida”; esa escena de los leñadores en el baile, es de gran precisión técnica, de una perfección sincronizada sin precedentes; es realmente agradable de ver; así como las maneras en que el hermano mayor ve a las mujeres es algo para nada apropiado para el día de hoy; es demasiado atrevido sexualmente, sino veamos la manera en que los otros hermanos ven a la nueva esposa del hermano mayor, es como si quisieran tirársele encima y violarla.
De hecho, hay mucho erotismo, no homoerotismo, hay una persistencia urgente de tener sexo, como que los hermanos ya se cansaron de las cabras y desean relajar la mano, literalmente.
Pero la cosa cambia en la segunda parte, el rapto, esa otra mitad quita toda la inocencia posible en la historia, es un secuestro con “Síndrome de Estocolmo” permitido; por lo que visto ahora, ese detalle lo trae en contra, y hace que el filme quede como “hijo de su tiempo” porque ahora es políticamente incorrecto, de hecho, es hasta un delito que aquí se celebra; sin olvidar esa inocencia derivada de un libro, del que se pretende imitar…
Las canciones son hermosas, están bien interpretadas y la pareja de actores protagonistas, en los que gira toda la historia, son correctos, aunque siempre la mujer está muy florero, eran los tiempos; y el resto de los hermanos, son tratados como una masa, salvo Russ Tamblyn que tiene más líneas de diálogo; mientras las 7 novias… ninguna tiene líneas, y son solo usadas como objetos del deseo lujurioso de los hermanos, hay que decirlo todo.
Como dato, hay 4 de los hermanos que fueron interpretados por bailarines profesionales, y fueron Matt Mattox, Marc Platt, Tommy Rall y Jacques d'Amboise; mientras todas las novias fueron interpretadas por bailarinas profesionales.
Si el filme vale la pena, es por la primera mitad, musical y comedia; por el baile de los leñadores y la impresionante escena de cortar madera, que por cierto se filmó en una sola toma. Lo que se achaca es que hay muchos personajes, las mujeres, salvo la protagonista, son olvidables; y hay tanto hermano, que solo el mayor y el menor queda en la mente, ni siquiera se refuerza el estereotipo. “¿Cuál es Efraín y cuál es Daniel?”
RECOMENDADA.
NO tendrá una nota en Lecturas Cinematográficas
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Siete novias para siete hermanos es, para mi, una excelente película cuyas canciones y bailes están grabados en mi memoria y en mi corazón desde que tengo sentido de la razón. A esta película le tengo un cariño especial y nunca me cansaré de verla.
Hay muchas personas que la tachan de machista por la representación del rapto de las Sabinas o por frases como “¿No tendrá una chica ya empaquetada? Ando buscando esposa”, pero personalmente pienso que no debemos juzgar aquella época con los ojos de la presente.
Ademas, a pesar del bajo presupuesto con el que se produjo, Siete novias para siete hermanos se ganó un puesto muy elevado entre los corazones de los espectadores. La alegría, el color y la vida que irradia no dejan indiferente a nadie.