Todos tenemos un plan

Thriller argentino que trata de sustentarse en el peso interpretativo de Viggo Mortensen (Green Book) para sacar adelante una trama poco creíble que deja muchas preguntas en el aire sin responder y que parte de un personaje inconexo sin un objetivo concreto que decide cortar con su pasado más reciente para abrazar de nuevo su pasado más lejano. Con esa falta de objetivo en el devenir de la historia de la película, la directora y a la postre guionista Ana Piterbarg se presentó con esta opera prima en el largo mostrando una buena puesta escenográfica y con la presencia del internacional Viggo. Pero cojea en un desarrollo aburrido y a veces sinsentido en que el protagonista cae hasta mal, no sé si quería crear un antihéroe, pero sólo se queda en anti: anti-escrúpulos, anti-novia, anti-ética, anti-niños. Todo es forzado en la cinta, exceptuando al propio Mortensen en un buen doble papel y la genial Soledad Villamil (El Secreto de sus Ojos), totalmente desaprovechada en esta historia tan extraña y, paradójicamente, sin plan alguno, sólo el que le da título a la película; no en vano, todo parece improvisado sobre la marcha, hasta las motivaciones del personaje principal que se lanza a una huida hacia adelante sin cuartel.
Lo que deja es un buen apartado técnico pero hueco en su mensaje e historia. Lástima, porque Viggo da para más... Y ha puesto dinero para ello.

Atmósfera de cine negro con una intriga bien urdida en el incomparable marco del delta de El Tigre, a 50 kilómetros de Buenos Aires, pero muy próxima a situaciones de la selva misionera, y de hecho uno de los mejores guiños de la película se da con uno de los personajes leyendo Los desterrados, obra maestra de Horacio Quiroga, donde se describe el aislamiento y la truculencia de la vida en una naturaleza miserable pero que permite apartarse del mundo. Incluso hay una breve secuencia hablada en guaraní, lengua que se habla en la selva misionera que tanto conoció Quiroga.

En este contexto un médico y su gemelo delincuente conforman el punto de partida de una búsqueda interior muy angustiosa por parte de uno de los dos, que se libera entrando en un conflicto desconocido.

Lo mejor: su atmósfera lenta y sinuosa con un excelente reparto donde destaca ampliamente el perverso que encarna Daniel Fanego. Las dos mujeres son formidables: Soledad Villamil y Sofía Gala Castiglione. Muy buenas la fotografía y la dirección artística. Un gran logro de producción de muy alto nivel entre Argentina, España y Alemania. Muchos aciertos técnicos.

Lo peor: Viggo Mortensen, un actor cansino hasta el hartazgo. En este papel su tendencia a la fatiga y al silencio funciona muy bien, pero siempre bajo mínimos.

Ana Piterbarg debuta en el largometraje y con nada menos que con Viggo Mortensen en el papel protagonista. Todos tenemos un Plan, es una cinta que promete misterio y tensión. ¿Ha sido así? Año 2012.

¿De que va?
Agustín es médico y vive agobiado por su mujer y los intereses de ésta en adoptar un bebé. Un día, él recibe la visita de su hermano gemelo, Pedro, y en un intento, aprovecha y lo mata, haciendo creer a su mujer que él ha muerto. Agustín vuelve a su origen y se hace pasar por su hermano quien le dijo donde tenía un dinero guardado. Una vez allí, le será difícil decir quien es verdaderamente...

Actores.
Viggo Mortensen por partida doble es Agustín/Pedro, el tándem gemelo. La apuesta por el actor era arriesgada ya que verlo en un film algo mas independiente y alejado del comercial americano haría que todos estuviesen pendiente de él. ¿El resultado? Una actuación bastante pobre con algunos errores que comentaremos en las Impresiones.

Soledad Villamil que ya actúo antes en la reconocida El Secreto de sus Ojos tiene un par de apariciones en el film, al comienzo y al final, y probablemente sea lo mejor y lo mas creíble de éste. Es la esposa de Agustín.

Daniel Fanego, el actor con mas renombre del reparto, omitiendo a Mortensen es Adrián, el villano de la cinta, que está bien en la mayor parte del rodaje hasta llegar a la resolución final, donde todo pierde fuelle.


Impresiones.
Todos Tenemos un Plan supone el debut de Ana Piterbarg en la dirección. No solo dirige, también escribe el guión de lo que parecía ser una película muy pensada (véase el título de la misma). No obstante, el resultado ha sido muy pobre, dejando al espectador con un sabor bastante agridulce.

'Todos tenemos un plan' es un thriller pausado, contemplativo sobre dos hermanos gemelos, Agustín y Pedro, que se criaron juntos, pero que emprendieron caminos distintos y que la vida, muchos años después, vuelve a juntar. Mientras Agustín es un pediatra que ejerce su profesión en Buenos Aires, Pedro es un delicuente de medio pelo que vive desde siempre en Tigre. Su 'encuentro' traerá consecuencias a la vida de ambos.

Vaya por delante que las películas en las que aparecen dos hermanos gemelos, para más señas interpretados por el mismo actor, me generan cierta desconfianza y, aunque siempre hay honrosas excepciones (como el 'Inseparables' de Cronenberg), el cine me ha demostrado muchas veces que no hay película de gemelos que no se estampe contra la pared.

En este caso, teniendo en cuenta que se trata del debut de su directora Ana Piterbarg, se le achaca que uno de los dos hermanos, Agustín, no esté muy bien dibujado a nivel de guión. Tener un actor de la categoria de Viggo Mortensen te salva el 60-70% de la película. Sin embargo, el espectador no puede entender porqué anda tan desangelado el personaje, qué le mueve o qué le motiva... algo que, por ejemplo, no ocurre con Pedro que sí está más trabajado y con el que Mortensen parece sentirse más a gusto.

La película cuenta con ingredientes clásicos de 'thriller', alguna que otra escena espeluznante, escenarios desangelados que casi son un personaje más, una historia mínima, unos buenos actores que muchas veces tienen que mostrar más de lo que el guión da de sí. Soledad Villamil tiene un personaje prácticamente anecdótico, afectado en ciertos momentos, desprovechando el enorme talento de la actriz. No es así el caso de la joven Sofía Gala Castiglione que, con un poco más de cancha, transmite emociones y emociona.

El resultado es un 'thriller' hosco y duro, pausado y con su propio tempo, no apto para todos los públicos, que entronca con películas como 'El aura' o 'Winter's bone'. No es una película brillante, sin embargo, será por la ambientación tan desangelada, su halo de tristeza, su mística (a lo Caín y Abel), los personajes al fin y al cabo perdedores, la historia que acaba por atrapar, lo que le imprime el interés necesario en no abandonar la trama hasta ver su conclusión.

Lo mejor: Pone los pelos de punta la escena de la bañera.
Lo peor: algunos personajes no están lo bien dibujados que debieran.