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Todos tenemos un plan

Thriller. Drama Tras pasar algunos años en Buenos Aires, Agustín (Viggo Mortensen) vive desesperado y obsesionado con la idea de abandonar para siempre su frustrante vida en esa ciudad. Después de la muerte de Pedro, su hermano gemelo, Agustín se dispone a empezar una nueva vida asumiendo la identidad de su hermano y retornando a la misteriosa región del Delta del Tigre, donde transcurrió la infancia de ambos. Sin embargo, poco tiempo después de su ... [+]
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
10 de septiembre de 2012
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como todas las películas ambientadas en parajes secos, duros, poco poblados, broncos, hostiles y violentos, Todos tenemos un plan posee algo hipnótico, cautivador, fascinante. No podemos apartar la mirada. Recuerda mucho, no por casualidad, a la maravillosa Winter's bone de Debra Granik, que también sobresalía (incluso con más acierto) en contar una historia criminal en una tierra yerma y extraña. Curiosamente, ambas están dirigidas por mujeres.
Ana Piterbarg, además, es debutante, pero nadie lo diría, porque dirige con una efectividad y una confianza propias de una veterana. Arropada por una fotografía maravillosa, conscientemente gris y descolorida, a tono con la historia, la directora firma una historia que atrapa y seduce, interesando al espectador, haciéndole querer saber el final. éso ocurre también gracias a un Viggo Mortensen todo generosidad, que se presta con esa mirada tan poderosa que tiene al doble papel de Agustín y Pedro, y hace que nos creamos cada una de sus dudas y penas. Soledad Villamil es una de las mejores actrices del mundo, y con éso está todo dicho. Sofía Gala Castiglione es la gran revelación de la película, todo naturalidad y frescura.
Así, los dos fallos de la película son su duración, innecesariamente alargada, y la indefinición del personaje de Agustín. Acaba la película, y el espectador no comprende por qué ha vivido todo lo que vive en el Tigre y no se ha ido corriendo al mínimo problema. Pero quizás éso era lo que buscaba Piterbarg. Quizás la clave de todo está en la mínima personalidad que demuestra el personaje a lo largo de la película. Agustín es un tipo discreto, de eso que pasan por la vida sin dejar huella, que no tiene voluntad ni rumbo en su camino. Quizás la película sea una reflexión sobre éso precisamente, sobre la falta de objetivos en la vida. Sobre no tener un plan, por muy contradictorio que resulte con el título de la película. Porque si no, ¿a qué viene la reflexión de rosa al respecto, a la que Agustín no sabe qué decir? Pues éso.

Lo mejor: Todos los actores (especialmente Mortensen, Villamil y Castiglione), la fotografía, la música de Lucio Godoy y Federico Jusid (espléndida) y la realización de Piterbarg.
Lo peor: Es demasiado larga, y las aguas grises por las que navega pueden producir desasosiego en algunos espectadores que no entiendan por qué el protagonista hace lo que hace.
Sibila de Delfos
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7 de enero de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni siquiera un gran actor como Viggo Mortensen puede salvar de la quema esta bazofia disfrazada de drama trascendente.
Los escasos diálogos son muy lentos y aburren hasta a las vacas. No entiendo las motivaciones del protagonista, ni me importan. La relación de amor me parece absurda y la película en general demasiado parsimoniosa.
Una de esas películas en las que te quedas esperando que pase algo interesante y casi nunca llega. Se hace larga y los pocos momentos en los que parece que va a levantar el vuelo pasan demasiado rápido.
No la recomiendo.
i42poloj
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3 de septiembre de 2012
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de la muy buena actuación de Daniel Fanego y una aceptable performance de Sofía Gala, “Todos tenemos un plan” cuenta con una pobre “adaptación al argentino” del extranjero (más que nunca en este caso) Viggo Mortensen. De todas formas, es innegable que la presencia del afamado actor internacional es, en gran medida, lo que ha llevado al público a las salas y, en mi caso, aun habiendo leído críticas no demasiado alentadoras.

El film tiene algunas buenas: algunos diálogos metafóricos, la excelente fotografía y el ambiente, el tigre, muchas veces lo más interesante que se muestra en pantalla. Por supuesto, no alcanza. Desde el vamos, el guión es de difícil resolución, inverosímil desde el punto de vista policial, con muchos hechos sin explicar o, al menos, sin que se aclaren lo suficiente. En el arranque, la interacción de los gemelos me parece mal lograda y, a medida que la película avanza, Mortensen no puede ocultar lo poco que tiene en común con la idiosincrasia argentina, más allá del guiño cholulo con su supuesto fanatismo por San Lorenzo.

Llegando a la mitad, cuando uno imagina que la parte dramática pesada (Villamil no ayuda ni un poco) ya pasó y se viene el fuerte del thriller, el film decepciona y se convierte cada vez más en algo tedioso, muy lento y rozando lo ridículo cuando pone en juego el romance entre el actor de la saga “El señor de los anillos” y la hija de Moria.

www.quecinemirar.blogspot.com
gonzafer85
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15 de septiembre de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos tenemos un plan pretende ser un thriller y, a ratos, lo consigue. Sin embargo, ni en las escenas de mayor intensidad logra desprenderse de un estilo narrativo excesivamente lento, casi apático que, cual enfermedad contagiosa, termina por extenderse por todo el metraje. Su directora, la debutante Ana Piterbarg, ha hecho una apuesta decidida por apartarse radicalmente de los elementos propios del género cinematográfico que ella misma decidió escoger para rodar su ópera prima. De hecho, la parsimonia como eje central de la filmación y los personajes abúlicos sobre los que pivota la acción no han sido los mejores ingredientes para sacar adelante este proyecto. Un modelo igual de discutible se utilizó en otra película argentina -El aura- pero, en aquella ocasión, su director Fabián Bielinsky sí consiguió compensar de sobra la aparente calma narrativa con un guion impactante y pleno de intriga. Por el contrario, Piterbarg, con la forma de un drama pausado pero con el fondo de la temática criminal, firma un largometraje que transita por tierra de nadie durante demasiados minutos, de tal manera que, cuando la proyección ofrece por fin el ritmo y la fuerza necesarios para dejar en el espectador un buen sabor de boca, el lastre inicial no evita una sensación de cierta indiferencia.
Con ello no quiero decir que la cinta no cuente con algunas bazas destacadas. Las tiene, pero su peso en la balanza no es suficiente para que el título resulte destacable. Aun así, merece la valoración de esos aspectos positivos. El mejor de ellos es su protagonista, el actor Viggo Mortensen, cuya presencia en pantalla trasciende a su mera apariencia física. Se trata sin duda alguna de un excelente intérprete capaz de abordar con soltura los papeles más dispares. Su filmografía abarca desde las aventuras épicas -El señor de los anillos- hasta los dramas más originales y excéntricos -Una historia de violencia, Promesas del este, Un método peligroso-. Bajo las órdenes del director David Cronenberg ha ofrecido sus registros más sobresalientes y sus intervenciones suelen mejorar sustancialmente los títulos en cuyo reparto figura. Todos tenemos un plan no es ninguna excepción, si bien Mortensen no puede hacer más por un personaje que, debido a las exigencias del guion, está contaminado del tono pasivo del conjunto. Sus compañeros, igualmente correctos, asumen roles bastante secundarios. Desgraciadamente, la estupenda actriz Soledad Villamil -que figura en segundo lugar en el cartel promocional- apenas actúa durante diez de los casi ciento veinte minutos que dura el film.
En definitiva, comparada con otras de mayor renombre dentro de la cinematografía sudamericana, nos hallamos claramente ante una película menor. La maestría de Juan José Campanella o la eficacia del ya citado Fabián Bielinsky han dejado el listón muy alto para el resto de los realizadores argentinos. No obstante, y teniendo en cuenta su condición novel, creo que esta joven cineasta tiene ante sí una prometedora carrera profesional. Sus breves destellos de genialidad merecen más oportunidades en el futuro.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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1 de octubre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos tenemos un plan es el debut cinematográfico de Ana Piterbarg, hasta la fecha su experiencia se centraba en dirigir capítulos de series televisivas y también como ayudante de dirección en los largometrajes Adiós querida luna y Los guantes mágicos. Para esta coproducción principalmente entre Argentina y España han contado con un reparto muy interesante y llamativo, el guión lo firma la propia Ana Piterbarg en colaboración con otra guionista Argentina llamada Ana Cohan, que escribió el guión de un largometraje titulado Sin retorno que consiguió buenas críticas. La apariencia que muestra Todos tenemos un plan es la de una buena película, todo apunta hacía lo que parece una película interesante e incluso de las que puede sorprender si no hay expectativas previas, pero solo es la apariencia.

No es que Todos tenemos un plan sea una mala película, pero las intenciones son mayores de lo que al final queda en la película, lo que se nos quiere contar se desborda y las intenciones solo se quedan en eso... por suerte la película tiene elementos muy logrados y no llega a ser una de esas producciones pretenciosas, pero se mueve por esas tesituras. Con un buen inicio, la película nos procura meter en situación con una analogía entre la organización de un panal de abejas y los seres humanos, bien. También se prevé que el ritmo será pausado, así que antes de la presentación de personajes y situaciones el beneficio de la duda se activa, muchas de las piezas que componen la película son de calidad, así que con paciencia vamos viendo como despega el asunto. El problema llega cuando ves que el tiempo avanza y la sensación de apatía aumenta, por suerte la película consigue que mantegas la atención aunque siempre en el límite, pero una vez termina y piensas en ella la cosa se derrumba, lo que queda al final es la sensación de decepción.

Viggo Mortensen es el principal reclamo de la película, sobre todo a nivel comercial, lo cual es una suerte pues realiza una muy buena actuación; de todos modos no se termina de aprovechar muchas de las posibilidades que pudiese haber dado su doble papel. Otra lacra para el personaje principal que interpreta Viggo es lo desdibujado que está en algunos momentos a nivel de guión, pues así como en algunas situaciones está muy bien desarrollado, en otras parece algo absurdo y no llegas a comprender sus motivaciones, bueno, se comprenden pero el resultado en la película es algo irrisorio. Soledad Villamil, una cantante Argentina que está destacando mucho como actriz en teatro y en películas como El secreto de sus ojos, ganadora del Oscar en el 2010 y otras cómo No sos vos, soy yo o El mismo amor, la misma lluvia; realiza una aparición con cierta importancia al principio y con resonancia a ser algo determinante a lo largo de la película, pero luego queda como algo estancado e inservible. Daniel Fanego realiza un buen trabajo, su personaje es el que está más definido, trabajado y con una importancia relevante. Otra buena interpretación también es la de la joven actriz Sofía Gala Castiglione, con un personaje interesante, en el reparto también aparece Javier Godino, actor Español que también trabajó en El secreto de sus ojos.

Otro apartado interesante de la película reside en la fotografía, dirigida por Lucio Bonelli quien a parte de realizar la función de operador de cámara en otras películas, a realizado la fotografía de muchas otras, así como varios cortometrajes, por ejemplo Deus Irae o el largometraje Fase 7 que ganó el premio al mejor guión en el Festival de Sitges del 2010. La fotografía de Todos tenemos un plan muestra un ambiente inquietante, desolador, triste... queda muy bien reflejado el sentimiento dramático del Delta del Tigre y los personajes que ahí habitan. La utilización de los colores y los encuadres están muy bien trabajados, lastima que en muchas ocasiones hay encuadres que no son más que la sucesión de imágenes bonitas, como mucho se podrían utilizar para algún momento reflexivo por parte de los espectadores, pero es lo que falla en la película, parece que deba inducir a la reflexión, pero en realidad está constituida por un cúmulo de situaciones vacuas. Una lastima, la idea está muy bien, el guión es posible que sobre papel sea mucho más de lo que al final queda en la película, pero la sensación que deja sobre los devenires que acontecen es de precipitación dentro de una forma de lentitud contemplativa
Orlok
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