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Hobo with a Shotgun

Acción. Thriller Un vagabundo (Rutger Hauer) llega a una pequeña ciudad dominada por la violencia extrema y la corrupción policial. Tras ser ayudado por una prostituta, armado con una escopeta decide limpiar la ciudad. Película basada en un falso tráiler que pudo verse con motivo del programa doble Grindhouse. (FILMAFFINITY)
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
3 de abril de 2018
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Tras el proyecto “Grindhouse” , a través del cual los buenos amigos Robert Rodríguez y Quentin Tarantino quisieron homenajear el cine “exploitation” de serie b de los años 70 mediante una doble sesión compuesta por dos películas, “Planet terror” y “Death proof”, dirigidas por Rodríguez y Tarantino respectivamente. De este proyecto surgieron una serie de falsos tráilers que durante estos años están siendo transformados en largometrajes. El primero fue “Machete”, tráiler de Rodríguez que el mismo convirtió en largometraje en el 2010 con Danny Trejo como protagonista. Ahora le llega el turno a “Hobo with a shotgun”, trailer amateur ganador de un concurso de promoción de “Grindhouse” que Jason Eisener ha logrado transformar en una de las sorpresas de la pasada temporada. Si buscaba hacer pasar una hora y media de goze y diversión descerebrada, sin duda lo ha conseguido.

Este largometraje es también un descarado homenaje al cine de los 80, patente en la banda sonora escogida, un acertado conjunto de temas con sintetizador, hasta la elección de colores (ese technicolor que dota a la realidad del filme de un tono chillón cercano al cómic) y la tipografía amarilla de los créditos iniciales. Sin duda no hay novedad en la propuesta formal, pero queda demostrado que esta estética sigue siendo viable hoy en día, y a pesar de los pocos medios de la cinta logra una alta calidad en el aspecto técnico (reprobables son sin embargo algunos efectos sonoros, que aunque buscan reforzar la idea del absurdo y la exageración siguen sin estar logrados) y logra el regocijo de los esteticistas de la imagen. La trama es también típica, pues incontables son las películas del anti-heróe que ante la jungla de caos y destrucción en la que se encuentra (Scum Town recuerda a Sin city, dónde la policía está comprada y sanguinarios señores del crimen controlan la ciudad, representados en este caso por el histriónico Drake y sus sádicos hijos Slick e Ivan) que decide tomarse la justicia por su mano, viéndose la influencia del código de honor de los samuráis trasladado a una situación similar en violencia a la actualidad (también apreciamos este detalle en el personaje del conductor de “Drive”) , genialmente interpretado por el experimentado actor Rutger Hauer, cuya interpretación del idealista vagabundo , una de las mejores de toda su carrera, supone el mayor atractivo de la cinta (tanto el monólogo del oso como el de los bebés son memorables) , que contrasta enormemente con las dotes interpretativas del resto del reparto (tal cómo el personaje de Drake, qué en su afán de lograr un villano excéntrico en la línea del Joker de Heath Ledger resulta ferozmente sobreactuado) , probablemente otro de los defectos de la cinta.

Por lo demás, dejo claro que para encontrar el sentido a esta historia de superación y cruzada contra los crueles y disfrutarla en plenitud es imprescindible no tomarsela en serio, pues debe de entenderse como una comedia “gore”, en la cuál se hace humor mediante la representación de un escenario exagerado dónde todas las barbaridades son posibles, las cabezas de las personas explotan con un disparo de escopeta , un patín se convierte en arma letal a cierta velocidad y los mafiosos controlan el cotarro sin un trabajo definido y montan espectáculos gladiadóricos a plena luz como si tal cosa. Si se entiende esta película cómo un drama y se observa la violencia como si nos encontraramos ante una historia que tiene lugar en nuestra realidad, la película es directamente horrorosa y no cabe más que horrorizar de la raza humana y buscar el suicidio como salida de nuestra realidad social. Pero me cuesta creer que se pueda visionar así , pues el gore de la cinta (muy logrado y eficaz, pues consigue la constante sorpresa del espectador y transmite con éxito esa atmósfera de locura y desenfreno que deriva del humor despreocupado que los realizadores buscaban en la realización) es tan esperpéntico y brutal que su credibilidad se cae por sí sola.

Es por eso que la cinta adquiere sentido si la observamos como comedia. Pues desde esa perspectiva garantizo al espectador que experimentará una de las proyecciones más entretenidas de los últimos meses, que logra que sigas la trama com imterés durante la totalidad del metraje, posible gracias a la poca predicibilidad de los sucesos (momento clímax el de la aparición de la “Plaga”, que sin duda darían para una película por sí solos ) y la empatía hacia Hobo, Abby y su peculiar historia de amor. Nos encontramos ante lo mejor que nos podía ofrecer un producto de estas características.
Néstor Juez
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19 de julio de 2020
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El clasismo y la ultraviolencia, compaginadas con el morbo mediático es algo que la sociedad va dejando crecer perjudicando a los más desvalidos, hasta que alguno llega a su límite. Hobo with a Shotgun es, como bien dice el título, un mendigo con escopeta (Rutger Hauer) que, harto de los abusos que sufren los más necesitados por las altas esferas de una ciudad sin ley, decide cortar con esa epidemia que asola las aceras a cartuchazo limpio.

Con una clara influencia de La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971) en el mensaje que pretende dar, Jason Eisener, extrayendo un falso anuncio del díptico de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez Grindhouse (2007) y poniendo todo su afán en asemejar el estilo de las fuentes tomadas, crea una película al más puro estilo serie B donde la acción y la sangre se compenetran para representar un espectáculo de casquería y violencia gráfica pulp con bastante crítica social y simbolismo.

Llamativas manchas de comedia negra funcionan a la perfección por el ambiente caricaturesco que expulsa la cinta, no entorpeciendo a la acción y manteniendo el carácter de intriga gracias a unos personajes curiosos que saben mantener la atención en el espectador, recordando a muchas obras de Tarantino. Como este último es la fuente de la que más bebe Eisener, es normal que por inercia haya más influencias, como es, por ejemplo, del spaghetti wéstern. Hobo, mendigo del que no conocemos el nombre (leyenda del hombre sin nombre), harto de la falta de ley en su ciudad, decide impartir justicia por su mano armado, casi como un ente invencible, y prácticamente retando en duelo al antagonista principal, Drake (Brian Downey) y sus hijos, como si fueran cuatreros que atormentan las vidas de sus conciudadanos. Todo ello se funde con ciertas reminiscencias del cine de gánsteres dando paso a un gran espectáculo del héroe redentor, el mesías liberador del pueblo, la lucha del bien contra el mal.

Un buen guión de Jason Eisener, John Davies y Rob Cotterill, rápido y directo al quid de la cuestión funciona como un vaso de agua refrescante en una acalorada noche de verano, haciendo una increíble puesta en escena del protagonista y el antagonista que sabe generar rápidamente el interés en el espectador. Tras una ligera vista en Hobo, el cual sin ningún tipo de diálogo da a entender el deseo de equidad y honestidad aunque con amagos de locura gracias a la ínfima línea que se traza siguiendo su cotidianidad hasta el conflicto. El antagonista aparece, comete un brutal asesinato que denomina 'show' ante la pasiva mirada de la sociedad, la cual no hace nada para frenar la maldad. Sin ser esto el detonante del móvil protagonista, sí supone un quiebro personal en pos a la reflexión y a cosechar un sentimiento pendenciero que abrirá el desarrollo. Una gran muestra de presentación de personajes en una película donde un ritmo veloz es primordial, ya que no posee los suficientes recursos argumentales para mantener la atención con más explicación que aquella que se vea exclusivamente en pantalla.

Para eso, Eisener tiene un concepto diáfano del espacio fílmico, el cual nos enseña con detenimiento con el fin de enseñar más fácil y naturalmente la degeneración de una sociedad, donde el entorno es la cara más visible de cualquiera. Ello se suma a una estética sucia, muy característica de las clásicas películas serie B de los años setenta, y a una emancipación del realismo para crear sus propias reglas en un marco distópico, pulp y con ínfulas de la novela gráfica. Los efectos especiales, a cargo de Invisible Pictures, desenmascara aún más las referencias al gore de los ochenta, centrándose en el body horror con escenas brutales que ensalzan, así, el mensaje de la ultraviolencia empaquetándolo con las porciones de humor negro.

Los movimientos rápidos de cámara van a poblar cada una de las escenas de acción, creando esa falsa concepción de caos en plano que conjuga de forma óptima con el frenesí rítmico y de sus personajes. De la misma forma, recursos propios del estilo que toma son los zoom in respaldados con frases lapidarias y deteniéndose en la gesticulación de los actores, predominando, obviamente, Rutger Hauer. Los travelling dorsales serán recurrentes en el planteamiento, mostrando la ciudad al paso de Hobo, también usando algunos contrapicados de maletero emulando el mítico plano de Tarantino en la profundización inicial del protagonista. Los barridos en las escenas de acción para expresar tensión y cambiar rápidamente de escena se compasa con la escenografía demencial que irradia peligrosidad e incluso temor al espectador, usando también panorámicas horizontales para puestas en escena donde el entorno y los extras juegan un papel fundamental para respaldar el mensaje.

Rutger Hauer, como siempre, se sale haciendo del demente mendigo, muy bien favorecido por la excelente interpretación de Brian Downey como motor para su evolución y una atractiva Molly Dunsworth que acompaña las andadas de Hobo, dándole nuevas inspiraciones que abren camino hacia más intriga y, por ende, más acción. La banda sonora compuesta por canciones populares en su mayoría, elaborada por Adam Burke, Darius Holbert y Russ Howard III nos sitúan en un tiempo próximo a la contemporaneidad, ergo sensibiliza más al sentir más próxima la denuncia de Hobo.

Una fabulosa muestra de cine de acción con un Rutger Hauer en forma emulando a un Jesucristo demente y liberador de los suyos, que crea un donairoso mundo plagado de violencia de la que, al contrario que la sociedad que lo forma, nosotros no apartaremos la mirada de la iniquidad impetuosa que campa a sus anchas sin que nadie se interponga.
Tiggy
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8 de octubre de 2020
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Comenzaré la crítica exponiendo que no me divertía tanto con una película reciente desde mucho tiempo atrás. Posiblemente, y en una lectura menos apasionada, "Hobo with a shotgun" no deba alcanzar la calificación de Notable. Sin embargo, en mi puntuación la he añadido el valor extra que entraña el atreverse a crear algo diferente y mucho menos políticamente correcto que el resto de sus compañeros de hornada. Podría tildarla de 'gamberrada maestra'.

Se trata de la versión larga del cortometraje homónimo incluído en la película "Grindhouse" y, por lo tanto, queda más que patente el espíritu revival allí iniciado y aquí continuado a la enésima potencia. Patrones setenteros/ochenteros de aquel desinhibido (y tan añorado) cine de acción heredero de John Carpenter, con una banda sonora a base de sintetizadores que recuerdan indudablemente a "La cosa" o "Rescate en NY", aire apocalíptico, malvados de brocha gorda en plan cómic, héroes de a pie o directamente de suelo raso -con el debido respeto- oprimidos y ultrajados por despreciables caciques todopoderosos imponiendo un régimen que dejarían a los mismísimos nazis en tiernos infantes.

Al igual que en el cine de Carpenter, la crítica social queda al alcance de aquellos que deseen profundizar más allá del frenético desarrollo del film, el cual ofrece un Everest de adrenalina en poco menos de hora y media de duración. Y es que, ver como la población civil queda reducida más que a peones a seres lobotomizados y anulados ante la tiranía del poder, sólo esperando las ejecuciones convertidas en show de masas que les brinda de cuando en cuando el maldito mandamás y sus ineptos hijos de papá, puede encender alguna que otra bombilla y remover cierta conciencia en los tiempos que nos toca vivir.

Abstenerse quienes no toleren o sepan digerir correctamente la violencia desmedida. Esto va a otro nivel. No digan que no avisé.

Chapeau Rutger Hauer (D.E.P), habitual malvado cinematográfico aquí convertido en un inexorable justiciero sin perder por ello cotas de ternura. ¡Quién lo hubiera imaginado del eterno 'replicante'!.
Nunca antes vi una pareja tan dispar y a la vez con tanta hermosa química como la que forma el personaje de Rutger con la jovencita meretriz, a la cual encontré un parecido físico altamente cercano a la sandieguina Kristen Scott, mujer de libertina filmografía. Pero esa última apreciación es harina de otro costal jejej.

Brutal y muy recomendable propuesta si, por ejemplo, te gustó "Sin City" pero quieres algo más cáustico.

"You can't solve all the world problems with a shotgun"
Moonface
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4 de junio de 2023
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Burrada ultraviolenta de pura explotación pero que no por ello deja de ser disfrutable. En una especie de futuro cercano distópico, una ciudad dominada por un brutal mafioso es presa de la violencia más salvaje sin que nadie se le oponga. Harto de tanto envilecimiento, un vagabundo que solo estaba de paso será el único que se atreva a responder en la misma medida.

El escenario que se nos presenta es hiperbólico a más no poder. Casi desde el comienzo presenciamos una sucesión de actos infames de agresión y crueldad a modo de presentación sobre como respira esta ciudad. Todo ello solo es un vehículo para que recibamos al personaje de Rutger Hauer como un bálsamo. Se nos estimula para desear la peor de las muertes a toda esa turba de depravados, en un ejercicio de maniqueísmo feroz. Este cine de explotación era habitual en los 80, y estéticamente se nos recuerda a esa década con los neones y la música de sintetizador. Aunque Charles Bronson nunca llegara a salpicar tanto de sangre la pantalla. No deja de ser serie B, lo que se nota en algunos efectos prácticos de mutilaciones que cantan un poco, y chorros de sangre totalmente salidos de madre, pero cumplen su labor de arrancar la mueca del espectador.

Una vez que Hauer empieza a disparar no queremos que pare, deseamos que de matarile a todos y cada uno de esos despiadados seres inhumanos de la manera más cafre posible. Así funciona la explotación de la violencia, pero al menos esta no se aprieta ningún disfraz arty (hola, John Wick) para parecer otra cosa. La exageración es tan bestial que no hay forma de tomársela en serio, pero se las ingenia, junto con un brioso sentido del ritmo, para otorgarle cierta dignidad al personaje del esforzado vagabundo y querer acompañarle hasta el final. No esperen un guión trabajado ni honduras argumentales: es solo un desheredado dándole bien por el culo a quien se lo tiene más que merecido.
KlingonCome
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26 de junio de 2012
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que hace un año o dos vi el cortometraje de título homónimo en el que se basa esta película, realizado en el 2007- No me gustó. Sin embargo puedo decir que la peli sí. El mítico Rutger Hauer interpreta a un vagabundo que se toma la ley por su cuenta a base de escopetazos. Hay que reconocer que tarda en arrancar, y cuando lo hace, algunas escenas sobrepasan límites bastante delicados (como aquel "School Bus" incinerado por ejemplo). Su estética está llena de tonos cargados de color y contrastes que la hacen aún más violenta y frenética en algunos momentos. Lo malo es su guión, demasiado simple lleno de personajes planos e inacabados (la mafia enemiga, su amiguita, etc). Me quedo con el valor que le echa el protagonista, con la idea básica del superhéroe justiciero y con lo bien que me lo he pasado en algunos momentos (risas incluidas). Quiero pensar que verla desde el portátil no haya influido mucho en la nota.
Condosco Jones
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