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Círculo rojo

Cine negro. Intriga Mientras Corey, sale de prisión tras cumplir condena en una cárcel francesa, Vogel, un criminal custodiado por el temible comisario Mattei, escapa del tren en el que viajan. Después de robar a un antiguo socio, Corey se encuentra con Vogel y le propone formar equipo para realizar un meticuloso robo de joyas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
7 de diciembre de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos figuras del crimen, uno tras su paso por la cárcel y el otro custodiado por un agente de policía, coinciden fortuitamente tras salir del control policial al que estaban sometidos y deciden unir sus fuerzas para dar un último golpe.
Jean-Pierre Melvilla director y guionista, recrea con su habitual estilo pausado y sobrio, una de las mejores muestras del cine negro francés.
Desarrolla paulatinamente la situación que rodea a cada uno de los personajes, ofreciendo una presentación clara y concisa de los mismos, sin necesidad de grandes diálogos, plasma los vínculos de camaradería y amistad que les unen, con silencios y miradas.
La historia tiene el sello característico de su director, capaz de recrear cada situación y cada instante meticulosamente, depositando todo el esmero y cuidado en los más pequeños detalles, siendo capaz de recrear con veracidad un robo de joyas.
Deposita la totalidad del protagonismo en el género masculino, dejando en segundo plano la figura femenina, convirtiendo la película en una historia llena de testosterona.
Se apoya en un elenco de actores de renombre del cine francés, entre los que destaca la presencia certera y fría de Alain Delon, capaz de llenar la pantalla con el silencio de su mirada.
Como aventura el prologo, si unos hombres incluso aunque ellos lo ignoren deben volver a encontrarse un día, pese a lo que les haya podido suceder y los caminos que hayan seguido, ese día deben reunirse en el circulo rojo, en este “circulo rojo” se reúne lo mejor y más representativo del cine negro francés.
Un elenco de actores en estado de gracia conducidos por un director, que maneja con buen pulso el tiempo y es capaz de otorgarle significado a los silencios.
Jon
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29 de marzo de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corey (Delon) purgó varios años en prisión, y sale por buena conducta.

Luego, irá a visitar, a su ex jefe de su banda, que lo dejó tirado y le reclamará dinero...

Pero éste lo "verduguea", haciendo tiempo, y su ex hombre, terminará robándole el dinero que le quedaba en la caja fuerte.
A partir de este hecho, su cabeza tendrá precio, y los secuaces del cabecilla de su ex banda, irán en su caza, para intentar liquidarlo!

Un complejo y sutil guión, presentándonos a este puñado de personajes con códigos, y distintos criterios, a la hora de desenvolverse, dentro de este submundo criminal.

Melville poniendo el lente y el acento, en brindarnos TENSIÓN, y diferentes y densos CLÍMAX, en el devenir de éstos sujetos.
Una peli inmersiva, y cocinada a fuego lento, donde habrá una sensación de amenaza constante, en el arriesgado andar de estos tipos, que apostarán fuerte, en un singular evento, que terminará repercutiendo, en su crudo destino.

Fascinante, Hipnótica y audaz propuesta, con un cast de actores formidables, que hacen de este clásico de culto, de vision obligatoria, para los amantes del género.

Del mismo director de "Le Samourai", y que me recordó en su esencia, a la notable "Asphalt Jungle", de John Huston.

Twitter: @alucard8791
Contemplando cine
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4 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas, como ciertos vinos, que con el tiempo mejoran.
Lo que hace décadas nos pudo parecer pretensioso, excesivo, empalagoso y gratuito, ahora con el paso del tiempo, se nos puede antojar ‘exquisitamente bebible’.
Este es, para mí, el caso de Círculo Rojo de Jean-Pierre Melville, revisionada por casualidad, que, junto con una cuadrilla formada por Delon, Volonté, Montand, Bourvil… la he visto de nuevo, y con ellos he disfrutado gratamente.
Tras finalizar la visión de su largo metraje, he valorado, ahora, de forma más positiva, esta película, vista como mínimo hace ahora unos 30 años. Y lo que me pareció un lento tostón de mucho cuidado, somnoliento y exasperante, ahora, reconozco, me ha gustado. Además, valoro, positivamente su tremendo mérito, el de hacerla tal como se hizo, y supongo concibió, con plena libertad.
Reconozco que Melville fue un adelantado a su tiempo en la forma de dirigir esta película. Tuvo valor y se forzó peligrosamente, en revolver lentamente, durante más de dos horas, una simple historia de policías y ladrones, tal como se llamaban entonces estas películas en nuestro país.
Creo que cuando la vi por primera vez no duró tanto su metraje, -recortada, ¡seguro! por razones comerciales-, pero sí recuerdo que fue larguísima, lenta, exuberantemente descriptiva de lo cotidiano, características que solo admitíamos si el producto fílmico procedía del provocativo cine underground, salido de la factoría Wharol.
Reconozco, que fui muy superficial e injusto al valorarla entonces. Ahora rectifico. Aquella fue una típica reacción de lerdo impaciente, con mucho de prejuicio dentro de la bilis, que hacía que no reconociera, como se debiera, experimentos producidos por cierta industria, donde se denotaba, comercialmente, un particular system star.
Compruebo, ahora que Melville, con este film, puso en práctica una osadía fílmica. Un concepto personal de cine, que tenía como ejes dominantes su admiración hacia el cine negro norteamericano, su predilección por una fotografía contundente (en el fondo esta película es un ‘blanco y negro’, a pesar de estar rodada en color) su afición a los espacios abiertos y el acartonamiento de personajes, casi de western, contrastado, con la recurrente dualidad en adentrarse en escenarios cerrados, carcelarios, ferroviarios, de cabaret, de patios traseros de lujosos apartamentos parisinos en plena Plaza Vendome…
Revisada hoy, la película, veo que es muy moderna. Como lo quiso ser en su época.
A pesar de algunas opiniones actuales, de los que señalan que la película no ha aguantado el paso de los tiempos, yo no lo creo. No comparto este criterio. Como tampoco compartí las críticas, cuando estrenaron la película, de quienes decían que ‘el film era demasiado moderno’, pesado, no apropiado para el género (le noir francés), ya que poco tenía que ver con el verdadero género del cine de acción, de atracos, en definitiva, de policías y ladrones.
Este es, creo, su gran mérito. Fue una película adelantada a su tiempo que rompió esquemas de género y ahora me parece más que moderna. Ser una película de acción, lenta y casi somnolienta, es todo un manifiesto. Creo que alguien ha definido que lo clásico es lo que no envejece. Pues eso. Puede que Círculo Rojo sea un clásico, aunque Melville nunca se le hubiera ocurrido elevarla a esta categoría.
angelbcn
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17 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
-"Todos somos culpables. Todos llevamos un criminal en nuestro interior y sólo es cuestión de desalojarlo"-.
El comisario va a ir corroborando la negrísima opinión de su superior a medida que la corrupción ajena (y la propia) vaya sirviendo a sus propósitos y le ayuden a avanzar en la investigación.
"Ya sé que la suerte no es el mejor método"- intenta justificarse el comisario ante su jefe pero, suerte, precisamente, es lo que no le falta a este sabueso, que vale que al principio la caga dejando escapar a su custodiado ante sus propias narices pero, más tarde, el destino, la mano de Buda o quien quiera que sea el mueva los hilos por ahí se va a mostrar de lo más magnánimo con él prestándole esa ayuda en forma de suerte aleatoria que, exceptuando a Woody Allen y a unos cuantos más, a todos los demás nos va a parecer bastante improbable.

Si la peli se inicia con esa cita apelando a Buda, no es casualidad, no. El director lo hace para advertirnos de las múltiples casualidades que se van a dar aquí. El destino, la fatalidad o la suerte. Y uno no es que desconfíe de la sabiduría del maestro (que en realidad esa frase se la inventó el propio Melville) pero, la verdad, la acumulación de tantas de ellas le hacen a uno escamarse. En esta película demasiadas cosas me han parecido alineadas con la suerte, desde ese encuentro fortuito entre Delon y Volonté, hasta la detención del hijo del hampón o incluso la afortunada reunión del guardia de la prisión y el exsocio.

Fuera de eso esta película tiene aspectos brillantes. El atraco es de los de quitarse el sombrero, lo mejor del film, un prodigio de tensión y maestría. Eso en sí mismo ya justifica su nota. Yves Montand se roba la película por encima de Alain Delon, aunque todos los personajes están espléndidos. La áspera y triste ambientación está muy lograda y también capta muy bien esa atmósfera fría, seca, desapasionada en la que se desenvuelven todos estos hombres (los que están a un lado o al otro de la ley que aquí no parece haber mucha diferencia entre ellos). Casi todos ellos inspiran cierta lástima y no sé bien por qué, debe ser por la sensación de profunda soledad que transmiten. Al mismo tiempo Melville deja entrever en sus personajes cierta humanidad que nos acerca a ellos aun cuando sus comportamientos sean poco éticos y cuestionables.
Así, nos llegará a conmover la inmediata solidez a prueba de bombas (una de las casualidades) de la amistad que nace entre entre Delon y Volonté nada más conocerse. También apreciaremos esos atisbos de sonrisas que intercambian Montand y Delon luego de terminado el trabajo y que supondrá la recuperación de este último. En el otro lado, un Bourvil de métodos también cuestionables que no duda en recurrir al chantaje ni a las detenciones ilícitas o a los disparos indiscriminados también mostrará su lado humano en esa suerte de tristeza resignada con la que afronta el ejercicio de su trabajo.
El comisario vive sólo, rodeado de gatos. Alain Delon, recién cumplida su condena no parece tener a nadie. Las fotos de su chica las tira a la papelera. La mujer se ha largado con su exsocio. Yves Montand, ya ni te cuento. La escena en su apartamento, tremenda. Lo mismo podría decirse de Volonté.
Indudablemente, sí podría parecer que esos hombres están predestinados a encontrarse en el círculo rojo y que hay una voluntad más allá de ellos las que les hacen encontrarse allí...
Pero esa morosidad narrativa. Ese demorarse tanto en presentar la situación, esos largos silencios, miradas sostenidas, cierta atonía en la escasez de los diálogos, frialdad emocional y cierta confusión no del todo bien explicada, junto con algunos cabos sueltos que no he podido enterarme bien, hace que me resulte algo plomiza y demasiado casual quizá. No las disfruto igual que con las del cine americano. Melville sabrá por qué. Yo, dentro de las de este estilo, sigo prefiriendo con mucho Rififí.
Izeta
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28 de julio de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como casi absoluto analfabeto en lo que respecta al cine protagonizado por Alain Delon, intento ponerme al día como puedo; aunque es una labor que conllevará mucho tiempo, pues hablamos de uno de los grandes actores franceses de las últimas décadas y era tremendamente solicitado, como es normal. Hoy tocaba el turno de 'Círculo rojo'.

En apariencia, estaban como director a Jean-Pierre Melville ('El silencio de un hombre') y como actores protagonistas al propio Delon, Gian Maria Volonté y a Yves Montand; ingredientes, en teoría, que pueden levantar sin muchos problemas una película cualquiera, y en este caso lo hace...no del todo. Y es que la pata que hace cojear la producción consiste en su guion.

El filme nos presenta una historia con tres hombres cuyo plan consiste en atracar una joyería. Una premisa simple, pero por el cual el guion hará pasar por multitud de situaciones por el que, bajo opinión de quien escribe, no eran del todo necesarias. No podía evitar pensar que el libreto da demasiados rodeos para lo que termina sucediendo durante las dos horas y veinte minutos de metraje. Sí que es verdad que, irónicamente, apenas caía en el aburrimiento; sin embargo, con menor duración podría haber salido algo mejor.

Siento que escribiendo estas líneas seré una 'rara avis' debido al alto estatus de esta producción francesa, bien es sabido que el cine es un arte subjetivo y una misma película puede causar un efecto distinto en cualquier persona. En mi caso, creo haber visto un largometraje resultón con una buena ejecución, mas si servidor hubiese sido guionista en ese filme quizás hubiese agilizado los sucesos.

Aún así, aún me queda mucho cine por ver del señor Delon y rendirse ahora sería de mal cinéfilo.
Michael Myers
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