Haz click aquí para copiar la URL

Círculo rojo

Cine negro. Intriga Mientras Corey, sale de prisión tras cumplir condena en una cárcel francesa, Vogel, un criminal custodiado por el temible comisario Mattei, escapa del tren en el que viajan. Después de robar a un antiguo socio, Corey se encuentra con Vogel y le propone formar equipo para realizar un meticuloso robo de joyas. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 7 >>
Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
22 de febrero de 2021
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anochece y dos hombres unidos por la casualidad del destino y que morirán por la fatalidad del destino caminan por un tejado dirigiéndose sin saberlo al punto de inflexión que determinará su futuro.
Pocos hay tan indicados como Jean-Pierre Melville para tratar este tema con tal elegancia y resignación.

Un crítico profesional afirmó que "En una película de atracos el director realmente muestra sus habilidades durante el atraco"; puede que tuviera razón. Muchos asegurarían que este honor se lo lleva Jules Dassin gracias a la secuencia del robo de "Rififi", si bien otros señalarían primero la que nos regaló Michael Mann en "Heat"; y bien les hace falta a estos señores tirar más de memoria y recordar la presente en "Círculo Rojo": algo más de 25 minutos y medio sin diálogo entre las tinieblas de la noche y haciendo gala el parisino de un pulso, ritmo y medición del tiempo absolutamente soberbios.
Aunque este no es el único pasaje memorable de todos los que podemos hallar en la que sería su penúltima obra (tras la arrolladora "El Ejército de las Sombras") y segunda de su magistral trilogía con Alain Delon de protagonista como mítico antihéroe del género, formada por "Le Samourai", la que nos ocupa y "Crónica Negra". Al igual que en la primera el director, de su propio ideario, vuelve a hacer hincapié en la filosofía oriental para justificar y comprender el motivo de este relato criminal, con el fatal destino como principal maestro de ceremonias.

Se establece rápidamente con la presentación de dos personajes cuyas historias son narradas en paralelo hasta confluir de repente. Ambos criminales, Corey y Vogel: el primero, un gángster lacónico y huraño que será liberado de prisión por buena conducta tras haber sido informado por un guardia de la misma sobre un interesante atraco; el segundo, un violento e impasible delincuente que logra escapar de la custodia del comisario Mattei. Cada uno de estos hombres calculan sus movimientos fríamente, con la idea de la venganza y la libertad en sus cabezas, además de ser duramente perseguidos: uno por la mafia, el otro por la policía.
Mientras tanto, en un segundo plano aunque ganando fuerza a medida que se desarrollan los hechos, una segunda unión se percibe, más lejana y menos pronunciada: la del susodicho Mattei y el ex-policía Jansen (responsable de acabar de estrechar lazos entre la primera pareja), ambos solitarios y corrompidos, ambos devorados por sus demonios interiores (exteriorizándolo el segundo a través de una gran angustia y terribles delirios), y también unidos por el pasado ("Érais de la misma promoción", advierte Vogel) y condenados a encontrarse en las peores condiciones.

Todas estas interacciones, uniones y desencuentros se darán bajo la mirada gélida de Melville, que no abandona sus secuencias silenciosas y atmósferas grises, mediante las cuales será capaz de expresar miles de emociones sin pronunciarse una sola palabra (bastan las miradas y los gestos de los personajes, expuestos en los encuadres adecuados: cuando Corey y Vogel se ven en el descampado por primera vez o el asalto a la casa de Rico, auténticas lecciones de cine y narrativa); en realidad lo que desea el cineasta, a través de su estilo, forma y discurso inconfundibles, es hacernos entender que así es como debe ser el cine negro.
Esto es: depurado, sobrio, oscuro, elegante, casi sin sobresaltos repentinos y no por ello menos intenso y violento, aunque sea por medio de un elevadísimo nivel de perfeccionismo. Como de costumbre en su obra, en las de autores que sin duda le influenciaron y en el propio género, el nihilismo y la obstinada idea de la fatalidad y la culpa impregnan el film, la idea de la ausencia de inocencia en la Humanidad (que tan bien quedará expresado en palabras del inspector general Marchand) así como la presencia de una doble moral dentro del cuerpo de la policía, de la cual se sirve ese Mattei para sus propósitos.

Doble moral aplastante que provoca al espectador (al menos en mi caso...) sentir más simpatía por los criminales que por los agentes de la ley (en especial resulta repulsivo el chantaje a Santi utilizando a su hijo). Contribuyen la música de Éric de Marsan y la fotografía de Henri Decaë para hacer la película indudablemente áspera desde ese milimétricamente medido inicio en el tren, siempre rodeada de un halo de desasosiego y amargura en sordina que embarga a los personajes sin que éstos alcen la voz para resignarse; cuando las balas llegan ya nada importa, la oscuridad lo cubre todo.
Por su parte, vuelve el magnífico Delon sin dejar de ser aquel Costello de "Le Samourai" compartiendo protagonismo con un irreconocible (por comedido) Gian Maria Volontè, cuyo papel iba a estar interpretado en un principio por Jean-Paul Belmondo, que no pocos quebraderos de cabeza dio al director por culpa de su explosivo y reacio carácter. Igualmente soberbios André Bourvil, a quien la enfermedad se lo estaba comiendo y moriría un mes antes del estreno del film, y Yves Montand, que se lleva la escena más impactante del film y de la carrera de Melville: la terrible alucinación de Jansen en su habitación (donde el anterior logra unos niveles de tensión pocas veces alcanzados en su cine).

Concebida y anhelada desde veinte años atrás, "Círculo Rojo", si bien no excelente, es otra gran muestra de su visión sobre el cine negro y sus personajes condenados. Seca y fría, lúgubre, negra como el carbón, y vuelvo a recalcar que cuenta con uno de los atracos mejor calculados y filmados de la Historia del cine.
Poco le quedaba al maestro, por desgracia, para dejar este mundo de forma repentina, no sin antes regalarnos "Crónica Negra"...
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de abril de 2010
33 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, no nos engañemos. La originalidad tiene un valor en el cine. Pero no hay que pasarse. Que la película
sea fresca para su tiempo, con grandes actores (la plana mayor del cine francés de la época) y demás elementos no tiene que impedirnos ver que algunas de la escenas son machaconamente largas, y la cinta tiene muchos flecos sueltos y situaciones sin resolver y no vale el que me digan que eso es trabajo del espectador pués su planteamiento ya es del todo confuso.
Se ha dedicado mucho esfuerzo en la construcción de los personajes, cosa realmente lograda y admirable, pero menos en el diseño de producción.
Hay detalles flojos como....
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
miramelindo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
15 de abril de 2021
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
A un hombre, Corey (Alain Delon), le es concedida la libertad, antes de que cumpla el tiempo de condena al que le sentenciaron, por buen comportamiento. Antes de abandonar la prisión de Marsella, un oficial de policía le plantea la opción de un atraco a una joyería de París. Corey muestra su reticencia, porque no quiere reincidir, pero el policía argumenta que no está en posición de decidir quien ha estado recluido cinco años de prisión. No es cuestión de lo que quiera sino de lo que puede, y para alguien con sus antecedentes será complicado encontrar un empleo. La fatalidad es la propia sociedad. Otro hombre, Vogel (Gian Maria Volonté), se fuga del compartimento del tren en el que es trasladado de Marsella a París, escoltado por el inspector Mattei (André Bourvil), quien no cejará para volver a apresarle. Prisión, fuga, fatalidad, liberación. Los pasajes iniciales de Círculo rojo (Le cercle rouge, 1970), de Jean Pierre Melville, alternan los avatares de ambos hombres, un prófugo y un (presunto) liberado, hasta que sus direcciones coincidan, como si un círculo fuera lo que les uniera. Cuando dos hombres, incluso si lo ignoran, están destinados a encontrarse un día, cualquier cosa puede pasarles, y pueden seguir caminos divergentes, pero cuando llegue el día, inevitablemente estarán juntos en el círculo rojo, es la cita, del propio Melville, con la que se abre la película. Tras que Vogel atraviese bosques y prados nevados, perseguido por la policía, se introducirá en el maletero del coche, aparcado, de Corey, mientras éste toma un café en un bar de carretera. Azar, coincidencia, ¿fatalidad? La tenacidad de Mattei será una sombra que se cierna sobre ambos. Pero también la de quien ya había traicionado a Corey antes de ser encarcelado, Rico (Andre Ekyan), y durante su estancia en prisión, ya que había entablado relación con la que había sido novia de Corey, quien, cuando acude a su domicilio a pedir cuentas, intuye que está en el dormitorio. Todo plan o proyecto se ve enturbiado por la interferencia de los otros. El azar son las voluntades o los despechos de los otros. La vida es como una mesa de billar en la que juegas y no sabes cuándo irrumpirá, imprevisible, otro jugador que, quizá, desbarate tu propósito.

Ambos, Corey y Vogel, sombras fugitivas, están marcados por la figura de un policía, el que propuso el plan a Corey, y el que persigue de modo implacable a Vogel. Uno establece como única posible dirección la reincidencia en el delito y el otro se cierne cual espada de Damocles. Por eso, resulta una ironía, que Corey no puede evitar advertir, que quien sea el tercer integrante para el atraco, por su afinada puntería, sea alguien que fue policía, Jansen (Yves Montand). Si en el primer tercio la narración es la coreografía de dos destinos que se entrecruzan, estos pasajes previos al atraco están dominados por la presencia de quien ha perdido pie y es una sombra de lo que fue (o quiso ser), ya que Jansen sufre alucinaciones de delirium tremens por el excesivo consumo de alcohol. Su particular prisión. Es un desecho, un despojo vital, como el despojamiento de su mismo hogar. Los hechos no se controlan, ni la interferencia de los otros, pero sí al menos hay un logro que es posible, aquel que depende de la voluntad, la victoria sobre las propias fragilidades, el triunfo de la pericia sobre los temblores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de octubre de 2021
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine polar francés es un subgénero dentro del cine negro, una vuelta de tuerca de sus códigos, una modernización de ellos. Se quedaron atrás los cínicos Bogarts para traer los fríos sepelios de las miradas de Alain Delon. Se dejaron en el pasado las ciudades vistas desde una fotografía expresionista para que una paletas de colores fríos, azulados, polares. Ya no se sigue la historia de un antihéroe, o héroe puntual, para seguir a un criminal. Alguien que en ningún momento obra el más mínimo gesto de bondad.

En este contexto encontramos "Círculo rojo", una película de atracos desde un prisma de sobriedad, realismo y ni un solo artificio que le otorgue la espectacularidad de la ficción. El trabajo de Melville tras la cámara es sutil, delicado y extremamente sensual.

Melville logra retratar la experiencia criminal en si misma. La carencia de elipsis y banda sonora, lo artesanal del film (ver como todos los personajes hacen las cosas, construyen las armas, rompen meticulosamente una ventana...) y el guión claro te apartan toda sensación ficcional. Inmerso en una película de crímenes que una dosis muy gorda de realismo. No hace falta diálogos apenas por que todos los personajes saben que hacen, se habla lo justo y necesario. La escena del robo probablemente es una de las mejores escenas de atracos de la historia del cine.

Estrellas de época francesas; Alain Delon, majestuoso; Yves Montand, derruido, excelente; Bourvil, frágil; y Gian Maria Volonté, contenido y rabioso.

Sin plot twists rebuscados la trama fluye tranquila, se mantiene la intriga los 130 minutos de película. Suave y con estilo se mueve la historia de un delito en unos planos preciosamente encuadrados. Deja que el fatalismo innato del film noir envuelva la situación. Que ni un mínimo triunfo de los protagonistas va a evitar que la derrota, fatal y negra derrota, les llegue. El crimen no es impune.
Zaldivar Jr
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de abril de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra excelente película del maestro Melville, con un trio protagonista de lo mejorcito del cine francés de esa época .La profesionalidad de los personajes, sean delincuentes o policías, y su fuerte sentido de la ética en un mundo sórdido y corrupto.Melville con su habitual dominio del tiempo narrativo, con sus larga s secuencias sin diálogos donde los personajes dicen mas por lo que hacen que por lo que dicen, la secuencia de la fuga del vagon y la del robo a la joyería, echas con una atención al detalle y a la aplicación del trabajo , son francamente sobresalientes, por ponerle un pero hay un par de inconsistencias en el guion, que por razones puramente cinematográficas se han pasado por alto, como l a huida de vogel en un rio despistando a los perros, me parecio algo poco verosímil y facilon y la milagrosa recuperación de Yves Montand de un severo delirium tremens,(por cierto gran secuencia cuando aparece en la cama viendo visiones) podían haber hecho un elipsis para que se recuperara por ejemplo.Por lo demás perfecto sobre todo el trágico desenlace de tragedia griega.
zuriman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 7 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow