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El hombre con rayos X en los ojos

Ciencia ficción. Terror La doctora Diane Fairfax notifica al doctor James Xavier, un científico de prestigio internacional, que la fundación que ha estado financiando sus investigaciones sobre la vista no seguirá apoyándole debido a la falta de resultados. Esta desalentadora noticia hace que Xavier decida probar en sí mismo un peligroso suero que proporciona visión de rayos X. (FILMAFFINITY)
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
4 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un maduro y quizás venido algo a menos Ray Milland, que me es familiar de la estupenda 'Días sin huella', protagoniza esta película del rey de la serie B de sus tiempos, que dicha sea la verdad, tampoco tiene un aspecto tan cutre. La presencia del veterano actor llena la pantalla y como toda película de terror de bajo presupuesto la cinta hace constantes alusiones subliminales a su premisa, como por ejemplo que la 'medicina' se llame directamente X o que el nombre del protagonista sea Xavier, por no hablar de esa música alucinógena cada vez que usa ese brebaje o vemos lo que él ve. Con un trasfondo y desarrollo más dramáticos (muy buena la secuencia del casino) podríamos estar hablando de una obra de palabras mayores, pero como no es esa la naturaleza de este filme nos toca conformarse con graciosas caracterizaciones como la del 'Doctor Mentalo', aunque lo que más me llama la atención si es Serie B como es que no se haya aprovechado la idea de la premisa para guiar la obra por derroteros más picantes o haber introducido más desparrame (aunque la contención en lo último casi sea más bien un punto a favor y respecto a lo primero es probable que por aquellos tiempos, tan solo Russ Mayer se atrevía a desafiar el Código Hays).
El Extranjero
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31 de agosto de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de esos deseos que muchos barajamos por si algún día, ¡vaya usted a saber!, aparece esa lámpara maravillosa que todos anhelamos. Junto a la invisibilidad y el vuelo libre, lo de ver a través de las paredes y la ropa, para saber si lo que vemos es consistente o sólo fachada, es una aspiración, por no decir una obsesión de gran parte de los seres humanos.
Roger Corman aprovecha esta remotísima posibilidad, que nos hace babear, para acercarnos a la figura de un científico (Ray Milland) que al dejar de percibir fondos para su investigación, decide probar sobre su persona y en cualquier ropero, lo que antes hacía sobre monos y en el laboratorio. Pero ¿ustedes creen que es un gran avance para la humanidad?, ¿la ventaja de conocer más, nos hará mejores? Vean, vean la película y mientras el doctor James Xavier no afine un poco en sus formulaciones, mejor es que no se echen en los ojos esas gotitas que pueden complicarles la existencia.
Sinhué
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20 de julio de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un medico emprendedor investiga las nuevas posibilidades que puede obtener de la visión, pronto su estudio es cancelado por falta de presupuesto, ante lo cual decide experimentar consigo mismo. Obtiene resultados satisfactorios, pronto posee un mayor alcance en su visión, ver más allá de una superficie sólida.
Las pruebas y la evolución del doctor ira progresando a pasos agigantados, volviéndose más avaricioso en su afán por seguir rompiendo las leyes de la medicina.
Su nueva capacidad tiene ciertas ventajas para su profesión médica, pero pronto descubrirá que como cualquier medicamento, tiene efectos secundarios.
Historia de ciencia ficción con tintes dramáticos, que incluye ciertas dosis de terror, que resulta atractiva y que ofrece el eterno enfrentamiento entre ciencia y religión.
Tras unos discretos efectos especiales, se encuentra una trama original que no deja indiferente, dirigida por el eterno cineasta de serie B, Roger Corman. Exprime al máximo la idea de partida, gracias en parte, a la encomiable participación en el reparto del siempre acertado Ray Milland, que deja grabada en la retina una imagen aterradora para la posteridad.
Cuando el hombre juega a ser dios, el precio es caro y deriva en un desenlace desgarrador e impactante.
Jon
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4 de julio de 2015
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La historia de la conquista del árbol de la ciencia y el consiguiente “castigo divino” a la osadía y la soberbia humanas es más vieja que La Biblia. “El hombre con rayos X en los ojos” se acerca a este clásico de los mitos del hombre desde la perspectiva del científico que, llevado por un fin noble, acaba engullido por sus propios delirios de grandeza.
Con el objeto de alcanzar la infalibilidad en la diagnosis médica, el doctor James inventa de forma clandestina un suero que, aplicado a los ojos, dota a éstos de visión con rayos X. Ello le lleva a formular diagnósticos inequívocos, pero, obligado a guardar el secreto, sus compañeros de profesión le acaban repudiando por caprichoso e insubordinado. Y ahí comienza el principio del fin y su descenso al abismo... Tras el periplo que constituye el grueso de la película y que no relataré, el círculo se cierra -o se cuadra- con un mensaje evangélico: “Si lo que ven tus ojos te escandaliza, arráncatelos”. No digo más.
La “elipsis moral” no deja de ser interesante y la película tampoco, pese a su factura serie B, su flojo guión y sus carencias técnicas -que no le impiden lograr imágenes impactantes (los ojos de James al final o antes al caérsele las gafas en el casino llegan a aterrorizar). Más que interesante, diría que es un título imprescindible de la ciencia ficción.
Ziryab
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22 de junio de 2018
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Esta es otra de esas películas de infancia que por diferentes razones, se me quedaron grabadas a fuego en mi mente. Luego la he vuelto a visionar en alguna ocasión y debo decir que la película, amén de ser actual, se las trae, sobre todo por el tremendo sesgo bíblico que tiñe la parte final.

El terrorífico e inquietante director de películas de serie B por lo general tremendas, Roger Corman, parió en aquellos años sesenta esta inquietante obra escrita por Robert Dillon y Ray Russell, en la cual un prestigioso científico loco devorado por su propia egolatría pero cuya labor ha sido rechazada en unos laboratorios por falta de resultados eficientes, decide inocularse a sí mismo el peligroso suero que está investigando para observar sus efectos. Los resultados, amén de sorprendentes, tendrán consecuencias dramáticas para el protagonista, un hombre del que podíamos decir que “veía demasiado”; o sea, que con su antídoto logró tener unas súper cualidades ópticas que acabarían llevándolo a una desesperación funesta.

Cuando hablo de serie b me refiero a bajo presupuesto, falta de medios y actores desconocidos o antiguas estrellas venidas a menos. Como ahora diré, desde mi modo de ver, ninguna de estas características le resta mérito al film, entre otras, porque están perfectamente compensadas.

Una parte importante del valor del film lo pone el maduro actor galés Ray Milland, cuya interpretación dramática e incluso exacerbada y límite, nos mete de pleno en una narración que comienza pareciendo ciencia ficción, pero que acaba resultando un relato de auténtico pavor. El resto del reparto como Diana Dervlis, Harold J. Stone, Vicki Lee o Don Rockles hace trabajos sobresalientes, grandes interpretaciones que da gusto ver.

Es una película que a mi mente infantil le impactó bastante; bueno, creo que podría impactar a cualquiera con sensibilidad, pero es que a mí me tocó en un internado de curas, conociendo yo el pasaje bíblico al que recurren los guionistas para un tremebundo e insospechado final. Se trata del versículo de Mateo 5: 29. “Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatelo y tíralo; porque más te vale que se pierda uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno”. Obviamente las palabras de Cristo no recomendaban la automutilación, más bien querían indicar que hay que evitar la ocasión ‘sensible’ para evitar el pecado. Pero el malillo Corman nos sale por peteneras y a quien revisione la película, no se le olvidará la escena final de marras a la que aludo pero que no terminaré de contar, ‘of course’. Pero esta escena final, quien quiera la puede ver aquí: https://www.youtube.com/watch?v=OFzdvLd4W10.

La película tiene por donde se mire una atmósfera inquietante y malsana, una trama angustiosa y moraleja brutal, a lo que contribuye la fotografía de Floyd Crosby, una banda sonora crispante y turbadora del gran compositor estadounidense Les Baxter y unos discretos efectos especiales acordes con la época de realización.

Dentro de la ficción de serie B es una película a tener en cuenta. Con Corman por lo general no se pierde el tiempo y sus películas se pueden ver transcurridos los años, tal el caso de esta (cierto es que con un cierto tinte cutrecillo). Estamos ante una obra que ofrece una visión profunda del ser humano con sus incongruencias, contradicciones, apetencias y metas a veces insalvables o inalcanzables. Y es que cuando el hombre pretende ser como Dios, el desenlace deviene desgarrador e impactante.
Kikivall
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