Tierra de faraones

Notable superproducción en la que Howard Hawks se trasladó al antiguo Egipto para dirigir con enorme prestancia esta reconstrucción de la gran pirámide de Keops, dando como resultado una entretenida obra de carácter histórico que versa sobre el colonialismo, la megalomanía, el esclavismo, la avaricia y el sentido mortuorio de la antigua civilización egipcia.

La estimulante presencia de una bellísima y sensual Joan Collins es de lo más destacado de esta gran película, junto con el magisterio narrativo de Hawks, el encadenamiento de escenas que plasman el comienzo de la construcción de la pirámide (con la sobresaliente utilización de grandiosos y minuciosos planos generales atestados de extras y camellos que dan una sensación de gran realismo a la hazaña que se está describiendo), y por supuesto el óptimo uso de inmensos escenarios arenosos brillantemente fotografiados en CinemaScope por Lee Garmes y Russell Harlan.
Esas enormes y ampliamente luminosas localizaciones son empleadas con indudable habilidad por Howard Hawks para establecer un claro contraste con la opacidad, tenebrosidad y claustrofóbica apariencia de la tumba.

La épica banda sonora de Dimitri Tiomkin incrementa el sentido epopéyico de este fabuloso y poco valorado film que cuenta con la participación del novelista William Faulkner en la escritura del guión.

Obra grande y cuasimaestra sobre el Antiguo Egipcio, del prolífico y talentoso Howard Hawks. Se dice que este proyecto no iba con él, que lo hizo a desgana pero vaya que si hizo un buen trabajo, ¡vaya!.

Joan Collins, con un adorno en el ombligo, es azotada con un látigo en su espalda sudorosa y sexy. Joan furcia y perversa víbora. Como la serpiente que pica a la primera mujer del faraón, para dejarle el camino despejado a Joan.

El emperador de Keops quiere-desea ser enterrado en el interior de la pirámide y que nadie le encuentre. Será enterrado con sus tesoros y qué tesoros, jiiji.

La película es en Tecnicolor, es muy bonita y preciosa, deseando ser besada.

Los grandes directores gozaron del prestigio de rodar en libertad en sus géneros predilectos. Un claro ejemplo es el de Howard Hawks (1896-1977), maestro emparentado al “western” y cuyo legado nos dejó esas obras maestras que son “Río Rojo” (Red River, 1948), “Río Bravo” (1962), y “El Dorado” (1966). También se le recordará en comedias como “La Fiera de mi Niña” (Bringing Up Baby, 1938) y “Luna Nueva” (His Girl Friday, 1940) encabezadas por Cary Grant. O joyas del cine negro en el caso de “Tener y no Tener” (To Have and Have Not, 1944) “El Sueño Eterno” (The Big Sleep, 1946) interpretadas por Humprey Bogart. Apoyado por escritores como William Faulkner o Ernest Hemingway en la elaboración de guiones, Hawks está considerado como uno de los mejores directores de la Historia. Empezando en una época solvente para la Industria, cuyos estrenos llevaban a gozar de un carácter épico. Cine como el de antes.

“Tierra de Faraones” (con guión de William Faulkner) no es uno de los mejores films. Pero la vigorosidad narrativa que emplea el realizador de “Hatari!” (1962) se desmarca de la moda de recrear grandes y apoteósicas superproducciones (que lo es) ambientadas en la Edad Antigua y, en la medida de lo posible, que gozaran de índole religioso. Ya se había estrenado “Quo Vadis” (1951) de Mervyn LeRoy y aún faltaba por llegar “Ben-Hur” (1959) de William Wyler.

El espectáculo de Hawks goza del privilegio que no intenta destacar pese a que la ambición de poder y las ansias de concebir un sueño imposible (años y años de construcción de lo que será una tumba rodeada de tesoros). Realidad (los medios y extras empleados) y ficción histórica (el deseo del Faraón) quedan fusionados en un film con un excelente elenco encabezado por Jack Hawkins (Keops) y la genial Joan Collins (como la princesa chipriota Nellifer, segunda y traicionera esposa del faraón).

Una película que no hay olvidar. Te entretiene el sábado por la tarde y, parece increíble, lo único que no tiene de colosal es su duración (la más extendida no llega a las dos horas veinticinco minutos). ¿Exigencias de Hawks o de la Industria?

Estupenda película histórica, que probablemente se toma alguna licencia, pero lo que vemos es una historia de ambición desmedida, de traición y también de lealtad y respeto a la palabra dada.
Imágenes espectaculares y magníficos personajes entre los cuales destacan la dignidad del faraón y la maldad de su esposa, una " femme fatale" de libro, a la que presta su imagen Joan Collins.
Y sí amigos...es de Howard Hawks, no hay " vaqueros" pero sí épica y solidaridad.

Quien lo iba a decir... que una superproducción de este tipo de historias fracasara. Contó con cerca 10.000 personas haciendo de extras, aparte de contar con una infraestructura compleja para filmarla. Se rodó en Egipto y también en los estudios de Roma.

Como curiosidad, cuando empiezan con la construcción de la pirámide, hay un momento que se ve un complejo que cuando lo veía, me preguntaba que sería... y esto es la pirámide inacabada de Baka, que la tuvieron que limpiar de arena.

Esta película fue prohibida en Egipto, ya que distorsiona la historia, aunque ya se sabe que es una película de ficción, que utilizan algunos personajes históricos, como el faraón, pero el resto, ni tan siquiera el nombre de las esposas, son ciertos.

Fracaso en taquilla, que no lo entiendo, ya que un presupuesto de 3 millones tampoco es tan desorbitado para la época. Esto hizo que Howard Hawks, tras su primer fracaso, estuviera 4 años sin dirigir ninguna película.

Joan Collins, que aquí no me parece una gran actriz, he visto que no paraba de trabajar, en películas menores, pero trabajaba, y no lo entiendo, porque aquí, al menos, no hace un gran papel.

Dewey Martin, que sale casi siempre con el torso a descubierto, es un gran aliciente para los ojos. Un torso bien definido, que no era muy común en aquella época y mucho menos enseñando el ombligo.

Tiene un deje a Moisés, ya que hay unos esclavos y también hay un éxodo. La liberación de un pueblo. Seguramente, esto animo (no sé porque lo digo, porque fue fracaso en taquilla) para hacer "Los diez mandamientos" al año siguiente.