Sin retorno

Para resumir la idea de esta película es inevitable tener que aludir a ciertos detalles del argumento.

Buena película dramática. Cuenta la historia de varias personas, entre ellas dos son las fundamentales: un hombre que atropella a un ciclista pero no lo daña y un joven que atropella al mismo ciclista y le ocasiona la muerte.

La película hace pensar sobre lo insoportable es para cualquier humano la llamada "voz de la conciencia". Ésta, cuando uno hace algo muy malo, se habla constantemente a uno y no lo deja en paz hasta que no declara su culpa, se arrepiente y pide perdón. Cuando esto no ocurre, es porque la voz de la conciencia se acalla, se la adormece, etc.

Como en toda película argentina contemporánea, por supuesto, no falta repetidamente la típica expresión "boludo".

El final es muy poderoso, de gran calidad, quizás lo mejor del filme.

Esta otra muestra de que es posible hacer cine en español que no trate de la Guerra Civil ni sea una comedia zafia. Es muy buen cine. Es una película de las que recuerdas, que comentas, que plantea temas como la responsabilidad, la culpa, la venganza, el destino, la (mala) suerte, y lo hace desde un punto de vista absolutamente cercano, desde una perspectiva que hacemos nuestra enseguida, como si se tratase de algo que le pasa a nuestro vecino o a nosotros mismos.

Repito: cine con mayúsculas. Y un punto y aparte para las excelentes interpretaciones en las que no cabe puntuar bajo a nadie. Y otro para el guión, sencillo pero tremendamente eficaz.

En resumen: cine para no perderse.

Seguramente el tema que más obsesione a alguien que se dedica a la práctica judicial como yo es el del falso culpable. El mismo ha dado pie a soberbias obras maestras firmadas por los más grandes, desde Alfred Hitchcock (para quien constituía una de sus más grandes obsesiones) a Juan Antonio Bardem en “Muerte de un ciclista”. Y con ese delicado tema decidió debutar tras la cámara el argentino Miguel Cohan dejándonos una cinta que, sin llegar a la maestría de los anteriormente citados, sí que es una dignísima película de género, ejemplar en el tratamiento de dicha temática.

Es la historia del atropello mortal de un joven por parte de dos adolescentes, los cuales logran llevar tan bien el tema que acaba siendo acusado del homicidio imprudente un inocente. Y todo lo que ocurre después, en una historia marcada por un guión soberbio que sabe manejar las claves del noir y las elipsis de forma más que notable, consiguiendo tensionar al espectador en sesión continua de principio a fin y logrando que le importe el destino de todos los personajes.

Pero la cinta tiene una segunda parte (y una segunda lectura) aún más interesante y apasionante: el cambio físico, psicológico y moral que sufre una persona normal y corriente tras una estancia en prisión. El cambio que sabe mostrar a cámara Leonardo Sbaraglia enfrentado a esa tesitura es magistral, y el análisis y las conclusiones al respecto son muy reveladoras, siendo sin duda lo más notable de esta película, especialmente para aquellas personas que, muy erróneamente, tienen una imagen de la estancia en prisión idílica y paradisíaca. Como punto de partida para interesarse en el efecto contrario a la resocialización, la cinta de Cohan no tiene precio.

Un film que se beneficia de una dirección rigurosa y coherente, sin aspavientos y sólida, de un guión muy interesante y de unas interpretaciones soberbias, como la del propio Leonardo Sbaraglia (un dios de la interpretación que es ya por derecho propio casi un género en sí mismo) y o el siempre mágico y deslumbrante Federico Luppi en un personaje secundario muy potente.

Una cinta muy recomendable que ofrece mucho más de lo que pudiere parecer a simple vista, pues acaba siendo un film de autor apto para todos los públicos.

No siempre se da que muero por escribir una crítica, bueno, esta es una.
Llegué a “Sin retorno” por una recomendación radial, en realidad la recomendación era hacia dos plataformas gratuitas estatales de cine y series argentinas, que no suelo usar, siempre creido que lo mejor está pagando, bueno una de ellas me acaba de tapar la boca.


“Sin retorno” comienza un poco lenta, la arranco mirando medio de reojo, como pensando y buee, es gratis, inclusive Leo Sbaraglia luce apagado, pero después de los 15' se arma y da un giro repentino, y no sé si es una cuestión psicológica, como que no esperaba nada, pero de pronto me encuentro ante un fenomenal thriller, de esos a los que comenzás a jugar con la imaginación, y a mover las piezas en tu cabeza, de cómo harías para que se fueran dando los hechos, y cuando llegás a ese punto es porque el director te enganchó hasta el esófago.

La historia y el guión son muy buenos, las interpretaciones superan lo que yo esperaba, y la mano del director (Miguel Cohan), en su ópera prima, aprueba con creces logrando escenas sumamente comprometidas.

Indagué que Miguel Cohan, y su hermana Ana Cohan dedicaron cuatro años a escribir el guión a partir de una idea y una imagen, y basados en casos reales.

El trabajo de Leonardo Sbaraglia es excepcional (expone dos personalidades). Muy bien Ana Celentano y Luis Machín. Federico Luppi, en un pequeño papel, le pone un moño actoral al final.

“Sin retorno” es parte de un decálogo de cómo hacer buen cine de bajo presupuesto.

PD: Definitivamente, Leonardo Sbaraglia brilla en las interpretaciones donde hace de malo, y desata su furia.