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Fuego en el cuerpo

Cine negro. Intriga Ned Racine (William Hurt), un joven abogado de Florida, lleva una vida normal hasta que conoce a Matty Walker (Kathleen Turner), una tentadora y sensual mujer casada con un rico hombre de negocios (Richard Crenna). Ned pronto se da cuenta de que Matty es la clase de mujer por la que un hombre sería capaz de todo... (FILMAFFINITY)
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Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
26 de septiembre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De William Hurt y de la señora Kathleen Turner hemos vuelto a saber por algunas interpretaciones que han realizado en ciertas películas. Sin embargo, parte de su reconocimiento como actores se lo deben a una película como esta: Body Heat. Seducción, lujuria, placeres y tensiones en este thriller socorrido por muy buenas interpretaciones. Además, una lección para aquellos que siempre creen tener la sartén por el mango. Película para disfrutar, ver y revisitar de vez en cuando.
Valetamayo
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27 de junio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sombría, excitante, perturbadora, apasionante, intrigante cinta que reavivó el espíritu del cine negro clásico. Lawrence Kasdan debuta como director con esta magnífica historia cargada de erotismo, pasión, lujuria, locura, malicia, clara deudora de las novelas de James M. Cain. Dejando a un lado que se trata de un ejercicio de estilo tan conseguido como inteligente, consigue crear una atmósfera oscura y sofocante, en la que el sexo juega un papel preponderante pero también ambivalente. El film es bastante subidito de tono, ya que la temperatura sube hasta valores muy altos debido, no solo al contenido sexual, sino también a la calurosa época en la que está ambientada.

En la deslumbrante fotografía de Richard H. Kline existe un fuerte contraste entre las luces brillantes y las zonas en penumbra. A su vez, John Barry compone una maravillosa partitura, muy acorde con el contenido del film. El guión no da respiro, ya que gira y gira bruscamente con previsibles resultados como el asesinato del marido. Crimen pasional, ambiciones, engaños y un bochornoso calor que arropa a los personajes y que transpira toda la modélica puesta en escena de la película.

William Hurt y sobre todo la actriz Kathleen Turner desprenden sensualidad y naturalidad, a través de unos personajes tan turbios como sus sentimientos. A pesar de que Fuego en el cuerpo está brillantemente realizada, el film no aporta nada nuevo al género.
Angel Lopez
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22 de julio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un principio me hize una imagen mental del personaje de Matty (Kathleen Turner) como la de una mujer sensual pero con poco seso y no sólo demostró tenerlo sino ser más astuta, inteligente y perversa que el simplón Ned (William Hurt) que no dejó desde que la conoció de pensar con la entrepierna. Una mujer sedienta de sexo que un principio se hace la dificil para atraer al pobre abogadito de marras, porque todos sabemos que si nos lo ponen un poco dificil nos atrae más la persona en cuestión, y termina por parecer la enamorada de turno. Gran interpretación de Turner y del propio personaje al que da vida, que se queda con todos y cada uno de los hombres de la cinta. Y en la cena donde se conocen el esposo de Matty (Richard Crenna) y Ned, ella es la primera que dice ser menos inteligente que ellos, por ser mujer. Pues está claro que hay mujeres listas y mujeres tontas al igual que hombres listos y tontos, pero aquí estaba claro quien era cada uno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
axlyerin
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12 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de triunfar con los guiones de El imperio contraataca y En busca del arca perdida, Lawrence Kasdan debutó como director con Fuego en el cuerpo de cuyo guión también es autor y que supone un homenaje a los clásicos de cine negro de los años cuarenta. Más concretamente a Perdición de Billy Wilder.

La película supuso, como se ha dicho hasta la saciedad, una acertada revisitación del cine negro clásico adaptada a los tiempos modernos pero que recuerda vagamente a aquella época. El sexo es mostrado más abiertamente, es más explícito y gráfico. Es el arma empleada por una seductora femme fatal para engatusar a un picapleitos de dudoso prestigio al que acaba convenciendo para que le ayude a liquidar a su detestable marido rico y repartirse así la herencia.

Lo que más llama la atención es la manera de seducir de la protagonista hacia el entregado abogado. Cómo le lleva a su terreno y su manera de proponerle el asesinato del marido, su forma de camelarle hasta tenerle a su completa merced. Algo que supone la demostración de hasta qué punto se puede perder la cabeza por una mujer y hacer cualquier tipo de locura.

Los dos intérpretes están muy convincentes, ambos disfrutaron de una dorada década durante los ochenta. Turner debutaba y se convirtió en una sex symbol, luego vendrían Tras el corazón verde, La joya del Nilo, El honor de los Prizzi, La guerra de los Rose y su trabajo en El turista accidental también de Kasdan entre otras. Recibió una nominación al Oscar por su papel en Peggy Sue se casó. Por su parte Hurt había debutado el año anterior con Viaje alucinante al fondo de la mente y después vendrían Reencuentro, El beso de la mujer araña, por la que ganó el Oscar al mejor actor, Hijos de un dios menor, Al filo de la noticia, el reencuentro con Kasdan y Turner en El turista accidental, Alice de Woody Allen, etcétera. En el reparto también destacan secundarios conocidos como Richard Crenna o Ted Danson y un casi primerizo Mickey Rourke.

Y para terminar mención especial para la fabulosa banda sonora de John Barry. Una música perfecta para la historia con ese elegante y sensual saxo que encaja como un guante en la trama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harold Angel
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6 de julio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Heat Body (Fuego en el Cuerpo, 1981) es un intento de homenajear al cine negro de los años cuarenta, aquel género cinematográfico que consiguió tanta fama y repercusión en las taquillas norteamericanas y europeas. Significó además la opera prima de Lawrence Kasdan, y siempre se ha señalado por parte de los expertos que el cineasta nunca consiguió superar el nivel que mostró en esta su primera película.

La película explota las características del cine negro tradicional, dándoles una pátina de actualización y a la vez exagerando muchas de sus señas tradicionales. Nuestro protagonista, quien interpreta William Hurt, es el prototipo de investigador privado que tantas veces habíamos visto anteriormente (el caso de Humprey Bogart es el que más fácilmente nos viene a la mente) es un mujeriego que va de flor en flor, hasta que una calurosa noche se encuentra con una bella mujer, quien interpreta Kathleen Turner. A pesar de que ella está casada, entre ambos surgirá una relación más que apasionada, y posteriormente, planes aún más ocultos.

Si algo se puede señalar positivamente al filme es la creación de una atmósfera que se puede sentir e incluso palparse con los dedos. Para ello la película recopila múltiples detalles que unidos crean un ambiente único, que va en una dirección opuesta a la del cine negro tradicional. Fuego en el Cuerpo destapa todo el erotismo que se mantenía de manera sutil en el cine negro. Si queremos, podríamos decir que la película de Kasdan es la actualización del cine negro al cine de los años ochenta, más en concreto de aquel cine que bajo el apadrinamiento de Spielberg, pretendía unir comercialidad y artesanía (¿Autoría?). Lo que queda claro viendo, eso sí, es que Spielberg nunca podría haber rodado una película tan sumamente erótica como la que nos presenta Kasdan. Entre el calor, la sensualidad de la pareja protagonista y los múltiples detalles de una puesta en escena dinámica y móvil el ambiente del filme es realmente singular.

Por una parte, el subrayado con el calor es cierto que muy evidente y que en ocasiones parece incluso una broma de lo exagerado que se encuentra, pero precisamente ahí está parte de la gracia del filme, en la manera en cómo queda exagerada los vicios del cine negro, que se plasman sensiblemente en el filme. El Sexo es uno de los motores claves del filme, y hay que enmarcar la película en una década en la que Hollywood estaba poniendo toda la carne en el asador (nunca mejor dicho) con tal de conseguir aumentar la audiencia y las colas del cine.

Es cierto que el filme opta por la sensualidad y deja de lado la complejidad de muchos guiones clásicos del cine negro, como era por ejemplo The Big Sleep (El Sueño Eterno, 1946) de Howard Hawks. Mientras en muchas películas de cine negro nos encontrábamos con guiones complejísimos donde en muchas ocasiones el espectador perdía constantemente el hilo narrativo, en este caso es justamente lo contrario. El desarrollo dramático del filme es bastante simple y lo peor en este sentido, predecible. No hay que ser demasiado lince para ver que el personaje de Kathleen Turner esconde algo, y más, si tenemos en cuenta el historial de viudas negras que pululan por el género. Incluso la película se recrea en este simplismo reiterativo, como los constantes elementos que se repiten mostrándonos una temática cercana con el calor, el fuego y el erotismo (desde la secuencia inicial, donde nuestro protagonista observa a manera de presagio un incendio a través de la ventana, pasando por los diálogos en los que una Kathleen Turner hace alusión a lo caliente que va, sexualmente hablando, o el temporal bochornoso que planea sobre la ciudad, elevando la temperatura hasta límites inhumanos). Lo interesante del filme no está tanto en ir desvelando la trama, sino disfrutar de los momentos individuales que nos entrega la película.

Esa música pegadiza, que compuso el gran John Barry y que se engancha sudorosamente como el calor que desprende el filme, es un elemento clave que se sintetiza perfectamente con los diversos tonos que recoge la película. A ello se le suma una fotografía que firma Richard H.Kline capta y se explaya con unos claroscuros que forma el color pero que evocan las técnicas del cine negro. El rojo, además de tener un papel protagonista dentro de la temática, también lo tiene en los colores empleados en diversas escenas de la película.

Es cierto que sobre Fuego en el Cuerpo planea siempre la sombra de la artificialidad. Y es que en algunos momentos da la sensación de que el filme de Kasdan parece una estrategia de Hollywood, que se dedica a reciclar antiguos géneros para adaptarlos a los nuevos horizontes comerciales. A diferencia de obras maestras que también revisionan el género negro, como Chinatown (Chinatown, 1974), la sensación es más de una película pensada con otros órganos antes que con la cabeza y el corazón.

https://neokunst.wordpress.com/2015/07/05/fuego-en-el-cuerpo-1981/
Kyrios
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