Lanza rota

En la baja Edad Media romper una lanza significaba que ante los lances a duelo en los que el ofendido, por su edad o situación, no podía defenderse a sí mismo, uno de los paladines aceptaba hacerlo en su lugar. Nosotros no vamos a romper una lanza en defensa de una cinta notable que no lo precisa en absoluto, nos limitaremos aquí a ofrecer algunos puntos de vista personales.
Por ejemplo, que nos encontramos con una película que va mucho más allá de las complicadas relaciones que siempre se dan en el seno de una familia con un padre autoritario, Mattew Deveraux (Tracy) con sus hijos que se acaban rebelando contra él y también entre ellos. Es el contraste entre el pionero de los inicios de la colonización del Oeste que debe abrirse camino en un territorio difícil, donde cada uno debe defender sus derechos o resolver sus problemas sin esperar la ayuda de nadie, con la nueva sociedad que se está formando donde el sector productivo secundario empieza a tener más importancia que el primario, pues la industria y la minería empiezan a ganar la batalla al mundo agropecuario. No son ya tiempos, como cree Mattew, que "El rancho se dirige recorriéndolo montado en un caballo y no sentado en el Club de Ganaderos", frente a la opinión de su hijo mayor Ben (Widmarck) que prefiere diversificar las inversiones con inteligencia.
Enfrentamiento generacional en cuanto a la visión del futuro económico, pero también en lo relativo a la educación de los hijos que no pueden ser pagados como criados (20 dólares al mes). Súmese a esto el factor racista pues los tres primeros hijos son de una esposa ya muerta y el cuarto, Joe (Wagner), es mestizo pues nació de la segunda (Jurado), hija de un jefe indio con cuya tribu ha mantenido siempre excelentes relaciones.
Todavía habría que añadir la faceta medioambiental por los peligrosos vertidos de las minas de cobre, las notas caciquiles a la hora de elegir los jueces o a los mismos gobernadores, en fin, toda una forma de vida que hoy nos sorprende pero que debemos analizar tratando de ponernos en el momento histórico correspondiente. En este sentido resulta magnífica la escena del juicio donde Mattew se expresa tal cual es, con una rotunda sinceridad que rompe toda la defensa preparada por su abogado. Le importa más la verdad, su verdad, que las tácticas y las artimañas forenses.
Entre las interpretaciones emerge como siempre Tracy. Soberbio. Tampoco le van a la zaga como secundarios Jurado y Widmark, el resto queda bastante eclipsado. Destaca también el análisis de los personajes y la descripción de los cambios sociales que se están produciendo en esos momentos. Por lo demás, la trama es viva y dinámica, buenos paisajes y buenos decorados.
Obra muy notable con un final que no está a la altura dramática del resto. Al estilo indio, que no medieval, el joven Joe finalmente rompe la lanza que a modo de reto había lanzado al resto de sus hermanos. El duelo se da así por concluido.

"- ¿Sabe Ud. quién es Ramírez?
- No.
- ¿No recuerda al hombre que mandó ahorcar?
- No le pregunté cómo se llamaba".

Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas cuando tenía unos veinte años o así, pensé esto de ella:

"Bonita película que, aunque western, también y sobre todo, es un drama.
Está inspirado (muchos hablan claramente de remake) en "Odio entre hermanos", la película de Mankiewicz, aunque no alcanza su solidez.
Lo mejor es su soberbio elenco interpretativo y la bellísima fotografía en color".

Vista por segunda vez, en noviembre de 2020 y precisamente, lo que son las casualidades! la veo seguida (de forma totalmente aleatoria) de "Odio entre hermanos".
Y es que no recordaba que esta de "Lanza Rota" se trata, en efecto, de un remake de la de Mankiewicz.
Y tengo que darme la razón en cuanto a mi primera apreciación en casi todo. Me refiero a que esta vez me ha parecido un verdadero western. Sí que es cierto que el fondo es un drama familiar, pero existen suficientes elementos del puro far west como para considerarla "del oeste".
Está francamente bien, es interesante y muy entretenida en todo momento y abundan los buenos intérpretes. Ver en pantalla, a la vez, a dos grandes de estilos distintos, como el inigualable Spencer Tracy y el siempre excelente Richard Widmark es un lujo y un verdadero placer.
Recomendable.

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No voy a contar el argumento porque no es una película muy conocida y es una pena destriparla, es 100% recomendable, eso sí voy a dar pistas o mejor dicho voy a ir contando que la hace tan especial.

Lo primero los actores.

Spencer Tracy era un grandísimo actor, era tan bueno que al verlo parece fácil eso de actuar.
Aquí esta que se sale, hace el papel de un hombre fuerte, hecho a sí mismo, que comienza con un puñado de ganado y con esfuerzo y tesón se convierte en dueño de un inmenso rancho, con un poder desmesurado.

Richard Widmark es como Robert Ryan son buenísimos tanto de malos como de buenos. Aquí da vida a un personaje, muy poliédrico que hacer aflorar sentimientos hacia él, no voy a decir si buenos o malos.

Katy Jurado, hace el papel de una mujer mucho mayor que ella, pero no importa porque esta imponente, por este papel estuvo nominada a los Oscars como mejor actriz de reparto en 1955. Su personaje transmite paz, y esa sabiduría que tienen las madres según van haciéndose mayores donde la experiencia es la mejor maestra de la vida.

Robert Wagner hace el papel de su vida, estar a la altura de estos tres y encima todos ellos en estado de gracia, se consigue muy pocas veces. Yo lo compararía con lo que les paso a Dean Martin en “Rio Bravo” o a Frank Sinatra en “De aquí a la eternidad”, en las que actuaron con unos John Wayne o Montgomery Clift, entre otros, soberbios y no les hicieron sombra.

Después la historia con flashback incluido te atrapa desde un principio, y poco a poco vas comprendiendo el inicio de la película. El ritmo de la película no desciende en ningún momento y se intensifica al final. Fue la ganadora al Oscar como mejor historia.

No está rodada como un típico western en espacios abiertos, sino más bien en espacios cerrados, pero las veces que se rueda en exteriores, afloran todos los elementos del western y en los espacios cerrados aunque la violencia no sea física, la verbal aun hiere más.

La película según he leído es el remake de otra de “Odio entre hermanos” de Joseph L. Mankiewiz (1949), que no es un western, pero después de ver esta me gustaría ver la original.

El director fue Edward Dmytryk, un director clásico, incluido en la lista negra de Hollywood durante la caza de brujas en los años 50, lo cual condiciono su carrera.
Yo he visto alguna de sus películas como “La patrulla del Coronel Jackson” (1943) o “El hombre de las pistolas de oro” (1959). Hombre, con dos películas tampoco me puedo considerar una experta, pero en las dos me llamo la atención lo mismo, son películas de acción pero no son muy violentas, como en este caso, están muy bien hechas y saca mucho partido a las actuaciones de los actores.

En cuanto a la parte técnica todo correcto, la fotografía está bien y los paisajes naturales que retrata son muy bellos, la música corrió a cargo de Leigh Harline, varias veces candidato a los Oscar y aunque no es inolvidable, también esta bastante bien.

En resumen película 100 %, recomendable para amantes del cine clásico, westerns o cualquiera al que le guste una buena película.

Película del Oeste, de 1954, que combina con éxito drama, romance y aventuras, siendo la vertiente dramática la que cuenta con más presencia durante el desarrollo de la aventura. Durante dicho desarrollo veremos a una familia de rancheros que ha visto surgir entre ellos tensiones con el paso del tiempo, siendo interesante ir descubriendo qué es lo que ocurrió entre ellos para que exista una palpable enemistad desde el principio de la película, todo ello dotado de un leve aire de misterio.

Tratándose de un Western, nos encontramos frente a una producción un poco atípica dentro de su género, donde situaciones como un juicio o escenas de drama familiar abarcan la mayor parte del metraje, manteniendo siempre el interés. En conjunto es una película recomendable que, sin llegar a ser excesivamente profunda o compleja, no pierde la oportunidad de tratar temas como la relación de un padre con sus hijos, las relaciones entre hermanos, el racismo, o la venganza, todo ello dando lugar a una película que no es excepcional pero que se ve con mucho agrado.

Un wéstern Shakespeariano.

Lanza rota es un western que coge argumentos shakspirianos y bíblicos para hablarnos de un hombre que defiende el honor de su hijo pequeño mestizo frente a una sociedad con prejuicios, por decirlo suavemente.

La película empieza presentándonos al personaje de Robert Wagner que acaba de salir de la cárcel, se reúne con sus hermanos por parte de padre quienes le ofrecen un territorio en Oregón a cambio de que no regrese nunca a la ciudad natal; pero él rehusa de muy mala gana, y según avanza la película entendemos porque,

Lo primero que hay que dejar claro, el protagonista es Spencer Tracy, muy acertadamente.
El personaje de Spencer Tracy, un hombre de negocios con un rancho muy próspero que dirigía con sus hijos. Y que no tiene miramientos en desterrar, casi como un patriarca bíblico y tiene mucho de eso la verdad, a dos de sus hijos cuando los pilla traficando con ganado a sus espaldas, que le da un bofetón a uno cuando le levanta el tono. Pero también es un hombre justo, pues sus hijos habían cogido a dos indios para cargarles el muerto si su padre les pillaba y él lo sabe, y se lo dice: a estos déjalos, no han hecho nada malo, han sido mis hijos. Para que tengan un referente piensen en Viserys de Casa Dragón, solo que a este con que le toques un poco las narices ya aparece su carácter tempestuoso, pero es un hombre noble y justo. Pero la relación con sus hijos es complicada, pues no les deja mucha actuación en el negocio, y es frío, seco y distante con ellos, salvo con el pequeño. La referencia a Shakespeare es muy evidente y funciona muy bien, funciona porque el personaje de Spencer Tracy es maravilloso y el actor es maravilloso, funciona porque los personajes están muy bien definidos.
Con el personaje de Katy Jurado, su esposa, que le tiene un respeto y un amor conmovedor.

Si es cierto que tiene sus momentos de ética o razón cuestionable, como la forma en la que soluciona lo del cobre Del Río, pero para mí es algo bueno, porque así ofrecen un personaje más gris. Y de hecho, lo peor que tiene la película, lo que le quita las cinco estrellas, son los momentos donde los grises se van e imperan los claro oscuro; porque el personaje de Robert Wagner no es tan potente como el de Tracy o incluso el de Widmark, es el bueno buenísimo, y cuando asume el protagonismo en la postrimería de la película es lo más flojo, ademas, se cargan al personaje de Richard Widmark convirtiéndole en el malo malísimo, cuando le habían dado una profundidad brillante con esa maravillosa charla con Tracy. Y también, hay que decir, que Wagner no está a la altura ni de Widmark, ni de Jurado y mucho menos de Tracy; de hecho, el día anterior vi la Verdadera historia de Jesse James de Nicholas Ray, donde Jeffrey Hunter se lo come con patatas, ademas, viendo el Último hurra de John Ford está más claro que esta película se habría ganado más puntuación con Hunter.

Visualmente es notable, con momentos épicos y de acción brutales, o esa última cabalgada. Tiene mucho de la poesía de John Ford. El retorno a casa del inicio es muy Ford.

Pero si hay un motivo para ver esta película, recordarla y tener ganas de volver a verla, es Spencer Tracy. Porque tiene un personaje maravilloso y él está brutalerrimo; se come la pantalla, se come a Wagner y a Widmark, es una presencia arrolladora. Yo le habría nominado al Oscar por esta película. Se hecha mucho de menos en el cine gente como Tracy