La historia de Marie Heurtin

Esta bella historia se enmarca en lo que realmente significa la educación. Más allá de las corrientes pedagógicas, más allá de los designios trazados en planes curriculares y manuales de convivencia, la educación es dar la vida por los demás. Lastimosamente, ese fenómeno que define la educación es escaso y, a lo sumo, solo algunos referentes históricos quedan de que ello pueda ser así. A medida que avanza la vida, lo que vemos es el andamiaje de la mezquindad.
Después de ver este formato de educación de una niña, Marie Heurtin, nos complacemos en entender lo que significa dar la vida. Por lo mismo, este es un filme más que recomendable. En sus actuaciones, en la ternura, en la dureza, en las circunstancias que se plantea, es un largometraje encantador.

Nunca los subtitulos fueron tan bellos. Nunca la expresión corporal dijo tanto. Nunca las palabras llegaron tan hondo.
Marie Heurtin nos lleva al mundo de los silencios. Ajena a toda la belleza que le rodea, solo le calma el otear al viento, como una bandera solitaria, hasta que una mano amiga le toca el corazón y la rescata de las tinieblas.
El director del film escoge un muy complejo tema, pero lo lleva con maestría: un film colorido pero donde a la vez abundan las penumbras (en los interiores del convento), como a los personajes; planos abiertos donde se divisa un mundo radiante y planos cerrados donde los gestos de las manos roban el protagonismo a las mismas actrices.
Nos presenta un mundo donde las personas sufren los embates de la naturaleza (la ceguera, la sordera, enfermedades terminales), pero nunca alcanzamos a preguntarnos ¿dónde está Dios? porque la respuesta la tenemos antes: en los corazones de las monjas.
Es un film que va de menos a más. Al principio se hace fastidioso al soportar todos los arrebatos de Marie.¡Imagínense cómo habrá sido para Marguerite, su tutora!, pero cuando se produce un quiebre, al concebir Marie el primer signo de racionalidad en la comunicación (cuote! coute!), es otro el camino que se teje. Hasta que al final se intercambian los papeles, y se hace omnipresente el "recogerás lo que siembres".
En fin, una película muy emotiva, muy bien ambientada, que se adentra magistralmente en el mundo de los no-sentidos y que nos llena de esperanza porque muestra que con amor todo se puede.

Ritmo contenido que funciona mejor en unas secuencias que en otras que parece faltarle fuerza al relato.
Buen trabajo de las dos actrices protagonistas (la que da vida a Mª Heurtin es debutante).
Creo que no aporta nada nuevo.
Tienes la sensación de “déjà vu”.

Una película te debe hacer sentir emociones, reír, llorar y esta película francesa no consigue hacerte nada de eso. Tal cual entras de la sala, sales. Su hora y media largas de metraje sirven para enseñarte lo mismo que has visto en el resto de películas sobre amistad, superación personal o vidas duras que necesitan reconducirse. Sin duda, la cinta no te enseña nada nuevo y eso la pasa factura.

En el terreno interpretativo no están, ni la protagonista, Isabelle Carré, ni la joven Marie Heurtin, Ariana Revoire, nada mal en sus respectivos papeles. Gracias a ellas, eso sí, la película consigue hacerse notar, porque en el resto de apartados no podríamos destacar nada por encima de otra cosa. Varios periodistas han abandonado la proyección a la media hora de metraje y, al acabar, unos vergonzosos aplausos se han podido oír, pero poca cosa. Vamos, que en general no es que haya emocionado. Aunque claro, la historia, era difícil que diera mucho de sí, todo hay que decirlo.