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Las zapatillas rojas

Drama. Romance Victoria Page (Moira Shearer) es una joven bailarina aficionada que, en la fiesta de estreno de un ballet de la compañía Lermontov, dirigida por el implacable Boris Lermontov (Anton Walbrook), es introducida por su influyente tía y obtiene una oportunidad para demostrar su valía, empezando por los teatros más modestos de Londres. Al mismo tiempo Julian Craster (Marius Goring) es un joven estudiante de composición, a quien su profesor ha ... [+]
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
20 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6 semanas, un cuerpo de baile de 53 bailarines y 130 pinturas de Hein Heckroth para rodar los 15 minutos que han quedado como un referente clásico en la cinematografía sobre el mundo de la danza. 15 minutos donde cine, teatro y danza se funden con el cuento de Andersen de manera prodigiosa. Solo por estos 15 minutos los sacrosantos críticos de Cahiers du Cinema deberían haber valorado mejor el cine de "Los Arqueros".

Pero es que el resto en el que asistimos a un homenaje al mundo de la farándula, sus entresijos y el sacrificio profesional de los bailarines en concreto a un ritmo tan trepidante como ocurre en la realidad, tampoco esta nada mal. El magnífico Anton Walbrook se encarga de elevar la interpretación con ese arquetipo de empresario que tanto podía ser Sergei Diaghilev, introductor de los ballets rusos en París o el propio productor Alexander Korda con el que Powell y Pressburger habían trabajado y al que tuvieron que medio engañarle para comprarle los derechos del guión del propio Pressburger del 37 con el que Korda quería impulsar la carrera de su esposa Merle Oberón, a la que lógicamente doblarían en las escenas de baile.
La guerra impidió el proyecto y "Los Arqueros" lo recuperaron en el 47 por 12.000 Libras, ocultando a Korda su intención de rodarlo.
Al final y tras dudar inicialmente de su aceptación por un público mayoritario fue un éxito y consagró a sus autores y a Moira Sheare, bailarina que se estrenó en la actuación con esta película. Sheare tuvo una escasa carrera como actriz y siete años de éxitos hasta su retirada en el 53 como bailarina.
El color, en este caso el Technicolor siguió siendo seña de identidad de sus directores del que sacaron buen partido tanto en interiores como en los exteriores en la Costa Azul.
El presupuesto se les fue de la mano pero es que una vez calzadas estas zapatillas rojas ya no se puede parar.
ELZIETE
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21 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandes cineastas han aprovechado la narrativa que el cine pone a su disposición para contar cómo bailarines y bailarinas de distintas realidades sociales colocan bajo sus zapatillas de puntas el bien y el mal, el esfuerzo y el placer, el control y la disciplina que a veces la vida y siempre el ballet exige. Películas, todas ellas descendientes de aquella primera dedicada al ballet: “Las zapatillas rojas” (1948). Una obra de arte.
Algunos de sus protagonistas, como Ludmilla Tchérina y Léonide Massine, eran nombres muy reconocidos del mundo del ballet que llegaron a codearse con la popularidad gracias al cine y al éxito de la película. Tras 5 nominaciones a los Premios Oscar finalmente se alzó con dos: a Mejor Música y Mejor Dirección Artística. Una joya cinematográfica que aguanta estupendamente el paso del tiempo
carmen
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8 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más caigo rendida ante una obra maestra del cine clásico.

Es esta una película de embeleso absoluto, tanto si amas el ballet o no, pues el drama de Victoria Page te arrastrará hasta el último minuto del metraje.

Un hombre le ofrecerá a una artista el mundo, otro hombre, la mediocridad de una vida de esclavitud disfrazado de "amor".
Protagonizada por Moira Shearer, actriz y bailarina de ballet clásico, el éxito de Victoria como primera bailarina tras ser expulsada la anterior por querer casarse, se verá determinado según sus zapatillas rojas de ballet, en una metáfora de la chica bailarina del cuento de hadas de Andersen del mismo título.

Y es que Lermontov, presentado como un hombre tentador, que no es sino el director de la compañía, exige una entrega de cuerpo y alma absoluta, y tiene la fortuna de no buscar a los mejores, si no que se chocan con él como por arte de magia, pues todo en esta película es una referencia directa al cuento de Andersen.
Así conoce a la joven Victoria, una bailarina que es un genio, sobrina de una condesa por accidente, y al gran compositor Julian Craster.

Victoria comenzará a encarnar todos los personajes de esa temporada al arrasar con "Las zapatillas rojas". Y es en este segundo acto de la película, cuando los pasos de Moira Shearer uno tras otro hipnotizan el ojo del telespectador.
Como con el cuento en la cabeza ves a una muchacha muy hermosa prendida de la magia de unas zapatillas que recorre todas las fiestas reales, del pueblo, del mundo, y hacen que la chica baile por valles, montes y montañas hasta caer muerta.
Ves el desfile de dolor de la chica, te olvidas que no es ella, la del cuento, si no la gran Victoria Page.

Esa entrega de cuerpo y alma al ballet será lo que Boris Lermentov buscará en Victoria.
Lo que buscó en la anterior prima donna que no encontró, en Irina Boronskaja, quien dejó que su alma se fuese del ballet para acabar en la bragueta de un marido pobre que la redujo a la simplona condición de ama de casa tras haber conquistado el mundo.

Es aquí donde la figura de Lermentov se hace absolutamente como el dueño total del metraje, Anton Walbrook realmente hizo la mejor interpretación de su carrera, encarnando a este Mefistófeles llamado como "monstruo refinado y de buen gusto" en una carta más tarde por la propia Victoria Page, quien se enamora del compositor Craster.

Y deja ir su alma, como anteriormente la Boronskaja.
Por nada, por amor.

Amor, esa fuerza que es supuestamente lo más fuerte de este universo, pero que te impediría si trabajases para Lermentov seguir en su compañía, y es la magia de esta cinta lo que provoca la gran catársis: vemos que de villano Lermentov va a pasar a tener razón. Que para lograr una interpretación tan magistral como la que Victoria Page hizo en el número de "Las zapatillas rojas" no puedes estar haciéndole guiños a tu "amado" quien dirige la orquesta. Pues el ballet no sale igual, la interpretación menos, y la magia no existe más.

A Victoria le dan "Copppelia", "Giselle", "La hija del molinero", "El lago de los cisnes"...pero sus actuaciones carecen del alma, a diferencia de los actores de cine de "método" y como la propia Vicky había hecho en los primeros ballets de la compañía, ahora que está enamorada ya no se produce.

Baila sin corazón, porque piensa en su amado....pero ama bailar aún.
Lermentov no soporta otra cosa que no sea darlo todo, pues él lo da. No tiene casi vida social, está soltero, sin hijos, ha renunciado al mundo para traer la perfección a este arte. ¿Es por tanto mucho pedir que otros también lo hagan?
Es necesario, no es que sea el precio del éxito.

Pero Victoria ama a Craster demasiado, y abandona la compañía.
Lermentov espera, la venganza se sirve fría.

Marius Goring, interpreando al gran compositor Craster, pero pequeño hombre para lo mundano, se va haciendo de hecho en este sentido cada vez más petulante y diminuto.

La película da un giro sorprendente, pero aún así, lo que antes era arte ahora es un enfrentamiento, solo el más inteligente logrará ganar.
Música y ballet enfrentados. La dicotomía: amor y comer del aire, o ser una figura mundialmente adorada, y que cuando mueras esa sea tu impronta, tu maestría.
Sexo o gloria.

Es una psicología grave, desgarradora la del final. Con diálogos que en intensidad rivalizarían con la de una ópera italiana o una tragedia griega.

Espera y envidia, arte y amor callado.

Es una de de las películas más hermosas que he visto jamás. Es casi perfecta, sin defecto alguno.

Los secundarios como Grisha o Sergei son la miel de la película, y la muestra de cómo es realmente la vida de los bailarines, la familia del teatro, la dificultad de superar los miedos, la ansiedad y el pánico.

La mejor película sobre ballet jamás escrita, más aún que "Cisne negro", pues adolece de la locura y el bochorno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
barbara12
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29 de noviembre de 2011
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película sobre una obra de ballet basada en un cuento; éstos son los tres niveles sobre los que navega esta obra maestra, en la que no se descuida el aspecto técnico (al contrario es excelente el arte) en pos de la historia.
Una excelente combinación entre narración e imagen. Imperdible
Romanziere
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8 de octubre de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin hacer reverencia a una película por el hecho de que sea de una época o de otra, carece de la fuerza y del sentimiento que sí tiene "Cisne Negro" de Aronofsky. Pero el gran mérito de "Las zapatillas rojas" reside en llevar al lenguaje cinematográfico todo recurso teatral que esta película quiere transmitirnos. Sigue los patrones clásicos de su época, para bien y para mal, si bien, la podemos considerar una buena película sin la dosis necesaria de dramatismo que sí tienen las obras imprescindibles.
gpiqueras
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