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Las zapatillas rojas

Drama. Romance Victoria Page (Moira Shearer) es una joven bailarina aficionada que, en la fiesta de estreno de un ballet de la compañía Lermontov, dirigida por el implacable Boris Lermontov (Anton Walbrook), es introducida por su influyente tía y obtiene una oportunidad para demostrar su valía, empezando por los teatros más modestos de Londres. Al mismo tiempo Julian Craster (Marius Goring) es un joven estudiante de composición, a quien su profesor ha ... [+]
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
9 de septiembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Las zapatillas rojas" es un largometraje muy denso, en el que se entrecruzan y superponen diversos temas -entre ellos, una reflexión sobre el arte y el artista- dentro de un esquema formal y escenográfico suntuoso y sofisticado. Toda la parte del ballet "Las zapatillas rojas" es una maravilla onírica y cromática, algo así como una suma de la alta cultura, en la que se unen la música clásica, la danza, la pintura de vanguardia (surrealista), y, por supuesto, el cine, al que Powell y Pressburger convierten en el receptáculo de todas las artes, en el arte total. Moira Shearer está muy bien en su doble cometido de actriz y bailarina.

Junto con "Aniceto" (2008), de Leonardo Favio, y "Empieza el espectáculo" (All That Jazz,1979), de Bob Fosse, "Las zapatillas rojas" es mi película musical con danza preferida. Por cierto, son tres musicales oscuros, sombríos, en los que, finalmente, asoma la muerte. Y tres grandísimos títulos de la historia del cine.
Pedro Triguero_Lizana
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24 de mayo de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa obra maestra, clásico entre los clásicos del género musical y del cine en general.

Boris Lermontov (Anton Walbrook) es el director de una compañía de ballet bastante exitosa. Es cínico, egocéntrico, obsesivo y autoritario. Su amor hacia el ballet es compulsivo y está obsesionado con llevar a lo más alto a su bailarina estrella, dejando esta toda su vida para centrarse única y exclusivamente en su amor al ballet. De ahí que desprecie cualquier forma de amor que no sea este, incluido por supuesto, el romántico.

Victoria Page (Moira Shearer) es una bailarina amateur, que en la fiesta de estreno de uno de los ballet de la compañía Lermontov conoce a Boris y mediante la influencia de su tía consigue la oportunidad de que este la contrate y empiece a bailar para su compañía. Su papel en el ballet Las zapatillas rojas la catapulta al estrellato. Su talento, su amor al ballet y los constantes ánimos de Boris hacen de ella una de las mejores bailarinas de la época.

Julian Craster (Marius Goring) es un estudiante de composición que asiste al estreno de ese mismo ballet de la compañia Lermontov. Al poco de visionarlo y escucharlo, se da cuenta de que la pieza es suya y que su profesor se la ha robado. Esto hace que, indignado, Julian se presente ante el mismísmo Lermontov para exigir explicaciones. Este hecho le da la oportunidad de trabajar para la compañía y demostrar su gran talento. El ballet de las zapatillas rojas es, como en Victoria, la oportunidad que le lleva a la fama y la gran demostración de su potencial.

Durante los ensayos de las zapatillas rojas Victoria y Julian se enamoran y comienzan su romance. Los une su amor a sus respectivos talentos, algo que va a marcar el final de la historia. Es curioso como la misma cosa que acaba siendo el origen de una historia de amor, puede acabar convirtiéndose en la razón de su separación. Aquí se expone algo que siempre ha perseguido a muchxs artistas: la lucha entre el amor a su talento y el amor a otra persona.

Por otro lado cuando Boris se entera del romance, estalla en cólera, ya que ve peligrar el amor que Victoria siente por el ballet, amor que él quiere que ella sienta de la misma manera en que él lo siente. Un amor obsesivo que le lleva a despedir a Julian, a pesar de su enorme talento. Es una historia de amor a tres bandas en la que el orgullo y los celos se convierten en los principales protagonistas.

Por último, no puedo dejar de hablar de la impresionante secuencia del ballet de Las zapatillas rojas. Fascinante la manera en que está rodada. Planos inverosímiles que dan lugar a un enorme trabajo de montaje. Los efectos visuales y sonoros son absolutamente bestiales. Durante toda la secuencia, sencillamente estaba con la boca abierta. Arte en mayúsculas.

En definitiva, una enorme obra maestra, una historia elegante, emocionante y bella sobre el amor, el talento y el arte.
Raul
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10 de enero de 2009
16 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde un punto de vista técnico (a ver que eran capaces de hacer estos ingleses en 1948) puede ser interesante. La historia es un poco vieja, enmohecida alo mejor. He discutido bastante si un final tan dramático era necesario o no. Desde luego eso depende de los gustos del espectador pero no hace nada por rejuvenecer la cinta. Es interesante casi por historia del cine más que como pelicula.
elfuturoyaeshistoria
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16 de noviembre de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy probable que para muchas personas, como para mi, esta película descubrió el mundo del ballet.
Volviéndola ver al cabo de muchos años me admira, por un lado, la forma de rodar, sobre todo el ballet central, la iluminación, la magia de los decorados, la manera de bailar de Moira Shearer, más natural y directa que muchas bailarinas, más sofisticadas, que han venido después. Y es un lujo ver a Leonid Massine, que lo borda.
En contra diría que la música no es muy allá; le habría venido bien algún episódico melódico, como en las obras perennes de Chaikovski. (Se nota en el breve fragmento de El lago de los cisnes, Copelia, y en otros de otros ballets clásicos). La trama tampoco es de gran interés, aunque va de menos a más. En realidad todo está al servicio del ballet.
Quizá también el metraje es excesivo.
Pero estos son lunares que no impiden valorar cómo en 1948 se podía filmar así, con efectos especiales difíciles, de esos que hoy hace el más lerdo con un buen ordenador.
yoparam
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18 de octubre de 2007
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Las zapatillas rojas", con la excelente Moire Shearer, marcó una época de la década de los '40.-- para los "balletómanos". No hay que buscar en ella más que la magia de las zapatillas de las/los bailarinas/nes de ballet para gozar de una exaltación de La Danza.
Mi recuerdo de ella --de mis 20 años-- sigue en mi memoria... repito: lo que el director
se propuso, lo logró: hacer una exaltación de La Danza, sin --quizá-- fijar demasiado su atención en la trama y en la psicología de los personajes. Quien es balletómano conoce lo que para los bailarines de ballet significa calzarse sus "zapatillas de ballet".
Hermione
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