Ninja Assassin

“Ninja Assassin” forma parte de esas películas con malas críticas pero aceptable recepción del público. Tal vez su mejor jugada es precisamente su mayor defecto: su inexistente guión. Si existió alguno fue masacrado, golpeado, aporreado, acuchillado, degollado, rebanado y cortado en cientos de pedacitos. Pero a cambio los huecos fueron rellanados por toneladas de acción y sangrientos combates. Aunque el nacimiento parta del encoñamiento de los Wachowski por Rain en “Speed Racer”, la impresión general es que el filme está basado en un videojuego.

Y es que entre que encima el ninja le pilla… y los acojonamientos por sólo mencionar el nombre de una organización secreta-de-la-muerte y sobre todo la filosofía del ninja: si cenas trabaja el doble mañana. Algo que muchos las lorzas y flotadores de muchos frikis agradecerían… aunque hagan oídos sordos a sus propias películas fetiches. “Ninja Assassin” nos revela que aquello de te voy a poner dos velas negras ha cambiado: ahora es que te voy a poner dos gramos de café… en polvo. La noticia principal que despierta la cinta de James McTeigue es el uso del splatter digital. Desde el “Zatoichi” de Kitano estamos viendo en muchas producciones como los píxeles se asoman a la sanguinolenta pantalla. Es cierto que las amputaciones del cine cutre y las películas de la Troma han hecho mucho daño pero la sensación del splatter digital es que nuestros cerebros la asocian al mundo del videojuego. Aunque “Ninja Assassin” parece feliz con dicha conexión.

El momento de mayor tensión no está en las múltiples persecuciones y combates, en los olfateos lobunos, en que te llamen ‘cantante de un grupo’ en vez de ‘máquina de matar’, en las luces reflectantes, en los miembros desparramados o las sombras asesinas… sino que a la pobre protagonista los pantalones nuevos le quedan muy justos cuando previamente había dicho su talla: ¡¡¡la 34!!! Y la cacho perra encima dice que será que el tallaje alemán es distinto… Más tarde lo reconoce: ¡es una mentirosa!

Nos recuerdan que el dolor alimenta la debilidad…, que el sufrimiento existe sólo porque la debilidad existe… ¿Ergo, si vemos un bodrio es que somos débiles o sadomasoquistas?

Como buen amante del anime y de algunas pelis de repartimiento de estopa oriental, sentí como espabilaba la única neurona que me queda, encargada de avisarme cuando se observan coincidencias que pueden resultarme agradables. Una vez prestada la atención a mi aviso interior, decidí informarme y descubrí (nueva coincidencia) que el celuloide estaba dirigido por Mr McTeigue, director de lo que será para siempre su primera y mejor película, sin duda, V de vendetta. Así pues me dispuse a entregarme en cuerpo y alma a su visionado, con concentración máxima, tal que haría con el "Ulises" de Joyce.

El resultado es de un profundo color rojo. No me cabe otro adjetivo. Rojas son las atractivas coreografías, rojo es el sencillo argumento, rojo el sabor de mi bebida y roja es tambien la postura que he cogido por estar mal espatarrado, mientras pensaba en comerme unas salchichas con mucho ketchup, cuando acabase este nuevo y carmesí amanecer.

En fin, siendo sincero resulta entretenida. Cuando uno tiene hambre y puede, come. Aquí hay comida en abundancia. Aunque es posible que después, se pase unos días ayunando.

Ninja Assassin es una película pensada y ejecutada para la diversión del espectador. Las lagunas argumentales (¿clanes de ninjas que se ocultan durante años y que luego no tienen reparo en corretear y luchar por el medio de una carretera principal?) en este tipo de producciones de alguna manera se perdonan, siempre y cuando la diversión lo compense.

Y la película de James McTeigue lo consigue de algún modo, a pesar de explotar los efectos de cámara lenta/bullet time (¿shuriken time?) y de aburrir durante algunos momentos con tanto flashback al pasado. Ninja Assassin es una película-videojuego, que combina una especie de Ninja Gaiden con un personaje armado con las cadenas de Kratos. McTeigue como mínimo sabe donde atacar para satisfacer a un tipo de público concreto y sin mayor pretensión.

El principio es más que prometedor (sí, ese principio donde si no te dicen el nombre solo puedes pensar que es cosa de ninjas o de Batman), y de alguna manera te crees una película de ninjas en la actualidad. El bajón llega cuando empiezan a contar la historia de Raizo mediante flashbacks y el bajón de ritmo se hace palpable. Básicamente, Ninja Assassin entretiene especialmente cuando la acción se traslada a lugares inusuales.

Estamos ante una película mala, divertida pero mala, al igual que le pasara a muchas películas de los años 80 que recordamos por su diversión y no por su mensaje. Ninja Assassin es tan fácil de olvidar como diversión te puede ofrecer en lo que dura (duración muy bien implantada, eso sí, que la película ya no daba para más). Es la típica película que dentro de unos años quizá intentemos recordar y no podamos, y lancemos al aire esa dolorosa pregunta "¿Qué película era aquella donde los militares americanos entraban a cañonazos en un monasterio lleno de ninjas en el pico de una montaña?". La propia pregunta es el mejor resumen de lo que esta película es.

Entretenida, rápida, suficientemente sangrienta y con un final que no me gustó en exceso por su ubicación (vuelvo a recordar que lo más divertido de la película es ver a ninjas moviéndose entre las sombras de la gran ciudad). Ninja Assassin tiene todos los componentes del género esperables, por lo que no sorprende pero tampoco defrauda. Quizá hubiera sido interesante hacer una película desde el punto opuesto, donde el protagonista sea un verdadero asesino ninja y no un renegado, pero esta Ninja Assassin carece del alma suficiente para tal excentricidad.
La típica película donde el protagonista parece un superhéroe, no por sus imposibles florituras, si no por la ineptitud de sus adversarios.

Lo primero para dejar las cosas claras. No soy precisamente amante de el género salvo contadas excepciones.
El argumento es más simple que el mecanismo de un chupete. Lo ves venir desde la primera salpicadura de sangre.
Pero tiene la parte que compensa. Acción frenética y buenas coreografías.
Y ahí está todo.
Sabiendo lo que vas a ver ( siendo el título NINJA ASSASIN tampoco hace falta tener muchas luces ) te gustará la mezcla de sangre y acero.

Ninja...posee elementos curiosos: nadie duda de su simplicidad, mucho menos de su ausente sutileza; nadie duda que como cinta de acción cumple de acuerdo a la acción que ofrece, y nadie duda que su guión es mejorable. Sin embargo, no podemos dejar pasar determinados detalles que se filtran en este mundo hemoglobínico.

Curiosidades. Acojona desde su visión abarcadora de la realidad: de haber hecho una peli gore de samurais hubiera sacrificado gran parte de un público habituado al cine "mixto": combinación mutante de culturas dispersas por el globo con el "deja vu nunca desgastante" de la ideología gringa. La sangre al servicio de los ordenadores, y la pose general de una peli al servicio de una estética hiperbólica es propio de Norteamérica. Ninja gana porque no disimula su influencia norteamericana, sino porque la prioriza dentro de un mundo que no repara en culturas orientales.

Hay otro punto a tener en cuenta: no es una peli fantástica. Ellos pueden desaparecer y hacer cosas imposibles, pero todo será visto por esa perspectiva genial del investigador policial que se maneja dentro de un universo cabal de dinero e intereses mafiosos. Esto hace que el elemento fantástico que inunda la peli sea pura forma, pura estética. La estética no hace a las leyes argumentales, simplemente complementa el visionado. Explosiones o acrobacias imposibles, nada importa desde el momento en que existe una investigación realizada para un concepto perfectamente realista de lo que ocurre. Las exageraciones sirven al entretenimiento, no tienen verdadera cabida en ese mundo. Los ninjas hacen lo que hacen porque algo secreto de esos clanes se nos escapa, y ese secreto jamás viola las leyes naturales, sino que se adapta a ellas. O en otras palabras: no importa el como lo hacen, importa solo que violan las reglas de una sana convivencia ciudadana.

Asesinos a sueldo o no, la visión del mundo no les corresponde a ellos, sino a la aceptación de un mundo lleno de terroristas que harán lo posible para perpetuar una forma más de corrupción conveniente. Eso si sorprende, después de todo nada resulta tan imposible. Las acrobacias se adaptan como sea, es algo que ellos hacen por algún aprendizaje extraño. Para los investigadores eso no importa: importa el factor transgresor del asunto, y ver como anularlo con los recursos conocidos de balas y pólvora tradicionales.