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Suburbicon

Thriller. Drama Verano de 1959. La familia Lodge se muda a Suburbicon, una comunidad residencial pacífica e idílica con viviendas asequibles y céspedes impecables... el lugar perfecto para criar una familia. Pero la aparente tranquilidad esconde una realidad perturbadora. El cabeza de familia de los Lodge, Gardner (Matt Damon) se sumergirá en el lado oscuro del pueblo, lleno de traición, engaños y violencia. Este es un cuento de gente imperfecta que toma muy malas decisiones. [+]
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Críticas 70
Críticas ordenadas por utilidad
19 de enero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos realizadores han tenido un estilo tan marcado que influenciará a tantos creadores y espectadores como los hermanos Coen. No sólo llevan más de dos décadas filmando películas, sino que, en su calidad de estupendos guionistas, han firmado libretos llevados a la gran pantalla por otros directores. Es el caso de la película que nos ocupa, basada en un guión que los hermanos escribieron en los ochenta: Suburbicon, reescrito por el actor y en esta ocasión también director George Clooney, en compañía de su eterno colaborador Grant Heslov. Ya son seis las películas realizados por Clooney, que ha mostrado réditos en esa faceta, sobre todo con Buenas noches y Buena suerte y con Los idus de Marzo, película excelente que considero una de las obras más infravaloradas del último lustro. Presentada en el último Festival de Venecia, esta película estaba evidentemente muy anticipada en esta plataforma. Y estas ganas se vieron mermadas pero no destruidas pese al tibio recibimiento crítico y la abarrotada fecha de estreno. La vorágine de películas y listados que me aquejo en enero y diciembre provocó que mi encuentro con el filme se demorará, pero finalmente tuvo lugar en los Cines Renoir, pues Deaplaneta no tuvo a bien ofrecerme pase. Y el regreso de Clooney detrás de las cámaras no me condujo al delirio pero sí superó levemente mis expectativas. Una película fuera de momento y de maneras muy vistas, ritmos desiguales y líneas narrativas mal casadas. Pero su tono, aunque atemperado, esta construido con afán, y su buen guión y humor la hacen un producto interesante y técnicamente muy bien resuelto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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29 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
116/20(26/05/18) Irregular film noir dirigido por el polifacético George Clooney en su sexto largometraje, primero en el que aparece él, cinta que aúna thriller, comedia negra y crítica social en una mezcla fallidla en su tonalidad. Obra que tiene su origen en un guión no producido de los hermanos Coen que escribieron en 1986, tras su debut en con “Sangre fácil”, en 2005 se anunció que George Clooney iba a dirigir y protagonizar el guion de Suburbicon y que los Coen iban a producir el filme, supongo tuvo que ver mucho la amistad entre ellos, no en vano Clooney ha participado en cuatro films coenianos (“O, Brother!”, “Crueldad intolerable”, “Quemar después de leer” y “Ave, César!”). El guion original de los Coen, cuya escritura —según Clooney— contenía elementos slapstick y personajes similares a los de Fargo, fue modificado por Clooney y Grant Heslov (Buenas noches y buena suerte” o “Argo”), quienes mantuvieron la mayor parte de la historia escrita por los Coen y añadieron una trama centrada en conflictos raciales basados en hechos reales sucedidos en 1957 en Levittown (Pensilvania), en el que una familia afroamericana se mudó al vecindario anteriormente blanco, lo que generó hostigamiento y violencia racial contra la familia por los supremacistas blancos. En esta dualidad del guión donde la película cojea, y es que el desarrollo se convierte en dos sub-tramas mal cosidas, mal ensambladas, cogida por los pelos su unión, solo están los niños de ambas familias que juegan al beisbol. El film gana cuanto más Coen es (esto es muy notorio), cuanto más pesimista se pone, cuanto más misantropía despliega, y desbarra cuando nos meten con calzador el segmento de la segregación, incrustado cual pieza de puzle perteneciente a otro. Sube cuando se explora ese reverso del Sueño Americano, deconstruye con bisturí envenenado el “American way of life” surgido en la era de Eisenhower en la década de los 50, cuando se satiriza la supuesta idealización de la puritana clase media (burguesa), que empezaban a vivir en urbanizaciones suburbanas típicamente estadounidenses (creadas para gente que quería alejarse del mundanal ruido de las grandes urbes) que simbolizaban a la pujante clase media (blanca) americana, y que tras esta fachada se escondían secretos, hipocresía, traiciones, y mucha, pero mucha amoralidad, este relato de la supuesta familia idealizada debajo de la cual se esconden las miserias humanas, infidelidades, asesinatos, estafas, quedando claro que el espíritu Coen arrolla y lamina la subrayada crítica a la intransigencia racial.

El bloque que se lleva el grueso del metraje es el de una intriga familiar criminal con claras ínfulas a cine negro Coen, viéndose elementos de “Sangre fácil”, “Fargo”, “Un hombre serio”, o “Ladykillers” (remake de una maravillosa comedia británica dirigida por McKendrick) que a su vez toman recursos de buenos cinéfilos como por ejemplo de la wilderiana “Perdición” (la intriga criminal con agente de seguros de por medio), la hitchcockiana “Vértigo” (la mujer que se desdobla), la kubrickiana “El resplandor” (el tío del niño es similar al de Scatman Crothers), o la lynchiana “Terciopelo Azul” (por tratar el reverso oscuro de los residenciales suburbanos). Vemos cómo se juega con el azar, de cómo personas ordinarias en situaciones extremas (pasiones desatadas, codicia, envidias,…) cruzan líneas amorales sin retorno, donde salen a flote las miserias y bajezas humanas más viles, que cual iceberg son invisibles su volumen, pero está ahí, todo narrado en un vigoroso increscendo dramático por en este caso Clooney, en un incisivo efecto bola de nieve. En la sub-trama de la familia afroamericana queda un esbozo quizás trufado por la edición, donde todo queda en lo superficial, en lo esquemático, en el mero esbozo, meras viñetas insertadas en medio de lo que interesa, que funcionan (mal) para desviar la atención del jugo de la espiral criminal, y donde remanecen obviedades subrayadas, de cómo mientras la intolerancia a lo diferente se mantiene, la amoralidad campa a sus anchas entre los “guardianes” de las buenas (supremacistas) costumbres, en lo que se nota (demasiado) intenta ser un torpedo en la línea de flotación de la (tóxica) era Donald Trump, excesivo queda el paralelismo cuando ponen los blancos un muro alrededor de la familia de color para no ser contaminados, quien no vea en ello al famoso Muro de Trump es que es ciego. Las actuaciones resultan un punto a su favor, todos desde los protagonistas, los secundarios (sublime el aprovechamiento que hace Oscar Isaac de su escaso metraje) y hasta el niño (Noah Jupe) resultan excelentes.

La película engancha desde su inicio, con un spot en el que se hace una loa publicitaria de la urbanización llamada Suburbicon, un Edén en la tierra de las oportunidades, para a continuación pasearnos con el cartero y la bucólica localidad (de todos blancos), con sus verdes jardines, sus niños jugueteando, sus autos nuevos, con saludos amigables, y de pronto el cartero va a entregar una carta a una casa, en la puerta hay una mujer de color, y el tipo pregunta por la Sra. De la casa, la mujer responde que es ella, la cara del cartero torna en sorpresa y temor, este comienza a propagar la noticia de la “familia intrusa”, el vecindario queda perplejo observando a la mujer, y nos damos cuenta que este supuesto Paraíso es algo impostado y artificioso, donde lo único radiante es su racismo.

Clooney desarrolla su historia con buen sentido del ritmo (solo roto por la inclusión chirriante de la subtrama muy mencionada para mal del racismo), con sentido del humor caustico, con una sugerente lista de personajes con carácter y personalidad marcada (un remedo del encarnado por William H. Macy en “Fargo”; una singular femme fatale con sonrisa de vecinita agradable; un detective de seguros corrupto; y en medio un niño desorientado y sin referentes) dos rudos criminales que en sus ratos libres son conductores de bus),... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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10 de diciembre de 2017
10 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Irregular mezcla de géneros vacilante entre la escasa crítica social de Clooney y su condición de modelo mediocre de una comedia de los Coen.
-Bien narrada e interpretada. Tiene un par de deliciosos gags visuales.

Para un servidor George Clooney se hizo un nombre como cineasta cuando dirigió “Good Night, and Good Luck”, una de las mejores películas jamás hechas sobre el periodismo. Después de eso sorprendió de nuevo, aunque no al mismo nivel, con “The Ides of March”. Ahora, tres años más tarde de su condescendiente e insustancial “The Monuments Men”, Clooney regresa para dirigir un guion escrito por los Coen en la segunda mitad de los 80 (entre “Bloode Simple” y “Arizona Baby”) que ha fusionado convenientemente con una historia racial escrita entre él y su amigo Grant Heslov. Estamos en los años 50, brilla el sol en el tranquilo Suburbicon, un típico pueblo familiar norteamericano donde conviven felizmente americanos de todos los rincones de USA. Todo parece perfecto, hasta que una familia afroamericana se muda al barrio y desata el caos en la pacífica comunidad. Normal, nadie quiere que su parcela se devalúe.
Se nos presentan dos narraciones paralelas conectadas por el niño protagonista. Por un lado la historia de la familia afroamericana que llega a Suburbicon para darse cuenta de que no es un lugar perfecto en el que vivir. Por otro lado la historia de los Coen sobre una típica familia blanca de clase media que vive en una bonita casa con olor a chamusquina. De este modo “Suburbicon” nos recuerda a aquellas disecciones de comunidades americanas aparentemente ideales con las que nos inquietaba David Lynch, pero con el mensaje político-social de Clooney y el aspecto cartoon buscado por los Coen (al ritmo de Alexandre Desplat). El resultado de dicha mezcla es una furiosa aunque divertida deconstrucción de la falsa perfección hasta el perfecto caos repulsivo que habita bajo esos jardines verdes, esas casas color amarillo suave y las natillas de acogida para los nuevos vecinos. Un retrato de la podredumbre del sueño americano en una américa republicana, racista y de sonrisa falsa que juzga a los demás por su piel, su religión o su apellido. Clooney narra con soltura y talento para la ironía un guion que recuerda mucho a “Fargo”, pero falla cuando intenta manejar diferentes tonos y géneros. Tampoco apasionan las metáforas de brocha gorda y los destellos de simplismo que emergen en los márgenes. Al final ninguna de las dos narraciones resulta de lo más destacable de sus autores, y visionamos dos películas entretenidas, familiares y cohibidas que jamás salen de su zona de confort.
“Suburbicon” es una oportunidad perdida de hacer al menos una película arriesgada y genial. Clooney vuelve a demostrar pericia en la narración aunque la tarea de unir ambas historias fracasa desde el principio. Damon está excelente en sus dos registros, Julianne Moore espléndida en sus dos versiones y Oscar Isaac se merece una nominación a algún premio por encarnar de modo apabullante y desatado a ese detective de seguros tan corrupto como esta versión del sueño americano, basada en librarte de tu familia y estafar algún dinero para irte a una lujosa playa lejos de los Estados Unidos y de esos vecinos a los que juzgas en silencio solo si no son de otra raza. No me he escandalizado en absoluto, pero ha sido ligeramente divertido. ¿Qué indica eso señor Clooney?
ALESNAKE
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11 de diciembre de 2017
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Piérdansela. No se perderán nada.
Quizá sea una película que los yanquis puedan tragar, pero sería de desear que un tal Clooney se planteara su profesión también para otros públicos, como el que habita en el continente donde posee su castillo de Lugano. Quizá no los conoce ni le importan y solo sabe de ellos que cocinan con mucho ajo. Al margen de que Clooney no aspire más allá de su círculo umbilical, demuestra palmariamente con esta obra que es un director rematadamente malo. Comercial, flojo y hasta ridículo. Era esperable algo así de Cooney, pero no para tanto.
Y qué decir de los Coen, vuelven a dar la de arena y personalmente ya no espero mucho más de ellos. Cuando me digan, ah la última película de los Coen nada menos, pues como si oyera llover, a otra cosa. Cuentos retorcidos para disfrute también endogámico que ya ni sorprenden ni interesan al personal de fuste, a esos que no se ríen cuando a un secundario lo matan a puñaladas.
El ritmo de la película es pésimo y le perjudica mucho.
La música no pega ni con cola, a veces parece que va por otro lado. Hay momentos álgidos en los que da vergüenza ajena, no viene a ningún cuento.
No tienen sentido cantidad de cosas, ni el rollo racista, ni los judíos, ni los episcopalianos, ni etc, al menos para un europeo normal (sí, ya sé que cada vez hay menos).
¿Que la ambientación es buena? Pero es que hace tiempo que eso ya se da por descontado en cualquier película de medio pelo y lo gordo sería que no lo fuera, menos en pelis con este bolsillo.
Los actores están abandonados a su suerte. Lo de doblar a la Moore es otra solemne majadería, aunque para mi gusto es esta actriz la que destaca. El chaval es de lo mejor de la película y ese chaval y el de enfrente son una pareja de lo mejor. Matt Damon me resulta despreciable, no solo por su desastrosa interpretación sino por haber aceptado tal papel, por aceptar lo que le echen encima mientras se lo paguen bien. Hay que tener un poco de por favor, que hay otros que sí lo tienen. Y muy profesionales y muy de película Coen la pareja malvada, en especial el gordo. Clooney pasa de todos ellos o lo parece, porque es así de malo.
Yo creo que Clooney, los Coen y la madre que los parió han querido hacer una película de época, con la música los tics y todos lo ingredientes sociales del momento más los tremebundos añadidos de los Coen, tipo 'El Caso'. Pues bien, lo único que han conseguido es pergeñar un gran bodrio.
Merced a la ambientación, a la época y a los judíos detrás, se espera desde el principio algo más de la película. Esta esperanza pervive cierto tiempo, se va atenuando y poco a poco hay que hacer frente al fiasco, para terminar de muy mal humor y salir del cine soltando juramentos.
Piérdansela. Me lo agradecerán sin saberlo.
Fagus
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28 de enero de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que el cine es para entretener. ¿Quién lo dice? ¿Los críticos que representan el sistema? Sentados cómodamente en la cubierta del Titanic, es difícil estar a tono con lo que está pasando: nos hundimos irremediablemente en la hipocresía de un sistema asesino que golpea todo lo puro e inocente que lo expone.
La película no es aburrida.
¿Es para entretenerse? No.
¿Expresa, dice? Sí.
¿Qué dice? Dice lo que a los críticos de diarios y revistas se les escapa: Que lo que nos enferma es una tenebrosa hipocresía que el sistema productivo nos enseña a defender a ultranza mediante distintos agentes: la propaganda de "una vida feliz", "un mundo ordenado", "padres y adultos que vienen a representar lo correcto", en tanto que lo que pasa en la realidad se niega sistemáticamente para que esa realidad no se venga abajo.
Para mí, es una película imprescindible.
Gracias Clooney.
Ruben
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