Los pitufos

Adaptación muy infantil de los pitufos, entretenida para los niños, yo fui con mis 2 sobrinas y se lo pasaron muy bien. Algunos gags más o menos logrados pero no lo suficiente como para justificar 90 minutos de lugares comunes. Raja Gosnell se limita a encuadrar y colocar la cámara con corrección y ayudado por unos solventes efectos visuales pero realiza un producto infantil vacio y sin alma.

Plana e infantil; sin embargo logra saciar las expectativas de su público (un público más bien pequeño) ya que entretenimiento no le falta e incluso nos sorprende con algunas dosis de humor (en este aspecto clarísimamente gana el gato Azrael). Realmente la película no es nada del otro mundo: personajillos fantásticos que hablan, un “malo” muy torpe y al que todo le sale mal, una familia a la que (hoy en día nos parece incluso extraño) le sale todo excesivamente bien, final feliz predecible… lo que viene siendo un clásico en esta categoría; sin embargo es cierto que Gosnell ha sabido combinar de una forma, yo diría decente, estos aspectos del cine infantil con ciertas dosis de sentimentalismo que hacen que el film sea algo más “pasable” para el público adulto. El simple hecho de la utopía de poder vivir en un mundo tan maravilloso y perfecto como el de la película hace que atraiga algo más a dicho público; ¿quién no quiere de vez en cuando desconectar un rato de los problemas cotidianos de hoy en día y relajarse viendo lo feliz que puede llegar a ser la vida?
Está claro que si lo que se busca es una buena película esta no es la mejor opción, pero aun así cumple con su objetivo de entretener y pasar un buen rato.

En el verano del 2011 se estrenó la película: Los Pitufos. Una historia basada en las aventuras del dibujante belga Pierre Culliford, popularmente conocido como "Peyo".

En ésta cinta podemos ver como los pitufos dejan de lado su tranquila vida en la aldea, en la que habitan en sus casas en forma de setas, rodeados de naturaleza, para dar el salto a la jungla de asfalto de la gran ciudad de Nueva York.

A primera vista, la historia escapa un poco de lo que es la dinámica habitual de los comics, para trasladar la acción a un escenario mas actual, mas comercial; tal vez con el posible temor de que al enfocar la historia en la aldea de siempre, el público salga aburrido por la primera aventura fallida de estos diminutos seres azules.

En ésta historia propia del siglo XXI, podemos ver como los pitufos recorren la gran manzana en el techo de un taxi y van a unos grandes almacenes a comer M&M´s, o a probarse vestidos, como es el caso de la pitufina. Sin embargo, aunque es cierto que pueden despertar el interés y la ilusión de los mas pequeños, así como la ternura de los mas mayores, estos pitufos distan mucho de ser los originales. Aún así podemos ver como nos cuentan la historia de la pitufina. De como se crearon los pitufos o la razón de porque Gárgamel los persigue sin parar. Y es que, siendo una película de lo mas corriente, cumple con su cometido que no es otro que divertir a los mas pequeños y entretener a los mas mayores.

Los Pitufos son uno de esos dibujos que llenaron mi infancia; dibujos que veía por las tardes, con la merienda, con los deberes, cuando hiciera falta, sin cansarme. Es que es imposible que los niños no se queden fascinados ante estas criaturitas azules que viven en un idílico bosque dentro de setas de colores. Que imaginación, que historias, que precioso todo.

Raja Gosnell llevó en 2011 a la gran pantalla (y ya está aquí la segunda entrega) este clásico del cómic europeo y la animación norteamericana. El villano, como no podía ser otro, es el hechicero Gargamel en compañía de su gato, en esta ocasión gato real por momentos pixelado. La caracterización de Hank Azaria es perfecta, aunque no recuerdo que Gargamel fuera tan tontorrón. De los amigos los Pitufos sólo se puede decir que son encantadores a pesar de no haber sido creados a lápiz (con lo que hubieran quedado aún más monos) y a pesar de añadirles cierto estilo cañero que la actualidad impone, como la secuencia del rap y la guitarra eléctrica. Yo los prefiero cuando cantan su «la, la, lalalá», canción que ni mucho menos es «infumable».

La película es super dulzona y hasta deliberadamente simplista en la trama, ya que a los niños no se les quiere hacer pensar demasiado, y me atrevería a decir que tampoco quieren que se emocionen de verdad, a lo grande. De todos modos, los mensajes de fraternidad, amor, responsabilidad y valentía que lanza la historia están bien y el resultado es una obra infantil y con gusto, cosa que es de agradecer. Por cierto, genial la canción de los créditos, «Ready To Go» de «Panic! At The Disco».

Terminada de ver la película, a una le entran ganas de que los Pitufos invadan nuestra casa y se duerman en nuestras zapatillas. Y que nos enseñen su mágica luna azul. Atentos al cielo.

Acabo de terminar de ver esto y deberían darme un premio o algo por verla completa, aunque la adelante varios minutos, aun así es un logro terminar de ver esto y no quedar traumado o idiotizado, es que es un desastre de película.

Las animaciones están muy bien, muy colorido todo, muy bonito todo pero hasta allí, lo demás es desastroso, la historia de la parejita humana es inmensamente aburrida y trillada, el Gargamel parece un idiota, o sea, un idiota y el pitufo idiota es demasiado idiota y nada tiene sentido.

Que espanto de película, espero que la segunda parte no sea tan vomitiva como esta.