Haz click aquí para copiar la URL

Buena suerte, Leo Grande

Comedia. Drama Nancy Stokes, una maestra de escuela jubilada, anhela algo de aventura y sexo. Buen sexo. Su difunto marido Robert le proporcionaba un hogar, una familia y algo parecido a una vida, pero nunca tuvo buen sexo de él. Ahora que hace tiempo que Robert falleció, Nancy pone en marcha su plan y contrata a un joven gigoló que responde al exótico nombre de “Leo Grande”. En una habitación de hotel anónima, Nancy recibe a Leo. Su aspecto es tan ... [+]
<< 1 3 4 5 6 8 >>
Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
29 de octubre de 2023
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es una (muy) mala puta (estafadora, gato por liebre, el timo del tocomocho, para ese viaje no hacían falta alforjas), profesionalmente negligente, que me devuelvan el dinero (ganado con el sudor de mi frente, tan honradamente) por los servicios (no) prestados, ni siquiera te la pone dura, (no) hace agua, no hace honor a su oficio ni a su palabra, lo desacredita, lo echa al barro, promete/ofrece sexo y solo te da turra y drama a espuertas, trauma/tabarra reprimida puritana en vena en rama, de choque terapia, horror psicológico, absurdas historias maternas, delirantes coloquios, discusiones grotescas, descubrimientos espantosos, aberrantes encuentros, horripilantes reconocimientos, camareras de miedo, ¡qué ruina de función!, buen rollo, las putos y los putos no se merecen eso, cómo se nota que nadie les defiende, ni rompe una lanza, que con ellos se puede, vergüenza, basta.
Mucha miradita (y palabrita) y ni una mamadita, pereza, que se vea. Ni la caidita de Roma ni siquiera guarrerías españolas ni pecadores de la pradera, sermones, lloros, monsergas, vegetales en movimiento, lechugas y tomates, berenjenas, macedonia, ensalada de puerros, acelgas, naturaleza muerta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de septiembre de 2022
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena suerte, Leo Grande.
En mi opinión es una obra de teatro llevada al cine que consta de cuatro actos.
Ambos personajes son creíbles y entiendo que la obra lo que pretende es darle una vuelta de tuerca a la prostitución. Ya no es el putero quien a la edad madura contrata como un viejo verde los servicios de una jovencita, sino que es justamente al revés. Una mujer madura contrata los servicios de un trabajador sexual. La película está al 95% ambientada en la habitación de un hotel y pretende mostrar los miedos e inseguridades de una mujer que jamás ha disfrutado de su sexualidad, ya que fingía los orgasmos con su difunto marido. El relato, aunque muy bien interpretado por ambos actores no nos cuenta nada nuevo. Quien acude a la prostitución si no es por estar físicamente incapacitado (parapléjico o similar) muestra todas las inseguridades normales de un cliente masculino. Lo único que es diferente es el miedo a la no erección o la eyaculación precoz, (síntomas muy característicos del género masculino). Por lo demás la protagonista lo único que hace es ir avanzando en su pensamiento, lo normaliza hasta que en uno de sus encuentros logra hacer realidad sus fantasías. A mí particularmente me ha gustado la propuesta y la valentía de Emma Thompson en una de sus escenas mostrar su cuerpo desnudo frente al espejo. Obvio es que el espectador va a contemplar el cuerpo de una mujer de 63 años que no intenta ocultar el paso de los años. Me ha parecido un buen producto, para ver una sola vez pero que no deja mal sabor de boca. Real como la vida misma y normal como el ser humano.
nacho
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de octubre de 2022
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre tanta película de superhéroes, comedias locas o thrillers de acción, estas películas que son pequeñas y que están realizadas con lo mínimo imprescindible se han convertido en una rara avis entre tanto estreno/evento cinematográfico de masas. Pero es terminar de verla y tener una sonrisa tonta dibujada en la cara.

Es de esas películas que tiene buena pinta y rara vez defraudan. Según van pasando los minutos, lo va confirmando mediante diálogos frescos, interesantes y salpicados de momentos cómicos y dramáticos. Así, poco a poco, va conseguido su propósito y que no pierda el interés a pesar de la repetitividad de la fórmula.

Resulta que Nancy, una Emma Thompson en una demostración absoluta y rotunda de valentía y madurez interpretativa, es una profesora enviudada que decide que quiere experimentar con su sexualidad, contratando a Leo Grande, un simpatiquísimo y adorable Daryl McCormack, para satisfacer sus “curiosidades”. Pero los ratos que pasarán juntos serán muy diferentes a lo que Leo Grande está acostumbrado y distinto a todo lo que Nancy había imaginado que sería.

Contar con un par de actores tan sumamente involucrados facilita las cosas para que nos creamos lo que está pasando. El ritmo pausado, da pie a las distintas conversaciones en un único escenario, la habitación de hotel en donde pasan las distintas veladas.

Ambos personajes, salidos del corazón del libreto de Katy Brand, son encantadores, con sus particularidades, sus defectos y virtudes. Son el alma de una película que consigue crear a dos protagonistas que podría encontrarme por la calle y a los que me encantaría pegar un abrazo. Gracias a eso, la película es un ejercicio de cine pequeño pero muy interesante.

Yo os aconsejo no dejarla pasar.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Hickeystyle
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de diciembre de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Refrescante pieza cuasiteatral con solo dos intérpretes dándolo todo y en estado de gracia. Viuda y superados los 60, una mujer se da el capricho de contratar los servicios de un trabajador sexual. Llevada por un impulso primario, pronto duda de si realmente desea culminar la "relación", por lo que empieza entablar conversación con el joven.

Esta película toca muchos temas, algunos más profundamente que otros, pero las alusiones se hacen notar los suficiente: la frustración de no haber tenido una vida plena, los complejos que conlleva no estar a gusto con el propio cuerpo, la tendencia a juzgar a desconocidos con arreglo a prejuicios carentes de base, el sexo en la tercera edad... También se atreve a entrar en terrenos más cenagosos como el de la maternidad poco satisfactoria; es muy valiente la confesión que hace Nancy acerca de lo que siente sobre sus hijos en relación al impacto que tuvieron en su propia vida. Puede sonar incluso cruel, pero no deja de ser una realidad más que, no por silenciada, deja de existir. Parece que solo son los hijos los que tienen derecho a renegar de sus padres.

Y también emboca con valentía el asunto del trabajo sexual, ofreciendo una visión sin la sordidez habitual. Quizá algo pija y no mayoritaria, pero vuelvo a remarcar, no por ello inexistente. El trabajo sexual visto como un servicio público que procura placer y vivencias positivas a personas que están lejos de conseguirlas por sus medios. Imagino a los neopuritanos del siglo XXI, que quieren prohibir todo lo relacionado con el trabajo sexual, echando fuego por los ojos. Todo ello, además, mostrado con gran elegancia y de manera muy dinámica gracias a unos diálogos inteligentes y vivaces, pero sin sentirse forzados ni pecar de mordacidad impostada. En un solo escenario durante casi todo el metraje, y con dos actores que con solo un gesto transmiten lo que luego revelan sus líneas de diálogo. A eso se le llama actuar con mayúsculas. Sin duda, de lo mejor del año.
KlingonCome
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de diciembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
A la generación boomer, tan risueña ella, se le ocurrió acuñar aquello de “los 60 son los nuevos 40” y enarbolados con tal proclama se implicaron en los deportes de alto riesgo, en la maternidad quincuagenaria y otras prácticas inexistentes, como el sexo tántrico o el mindfulness, y, entre otros excesos, jubilarse anticipadamente. Ambiciosos e ilusos, desdeñaron que la programación genético-madurativa, inexorable, cumple sus plazos implacables más allá de la actitud. La contradictoria “Buena suerte…” da cuenta de ello.

“Buena suerte…” es una sesión de teatro lolaherreriana sobre las lagunas anímicas y, por lo que se ve, somáticas de una generación que, en realidad, nunca fue víctima -ni tampoco victimaria- de nada, pero a la que la leyenda o memoria reconstruida precisaba abnegar para poder cuadrar sus círculos.

Y ahí tenemos a Nancy, (a la vejez, viruelas) sexagenaria intacta de emociones, dispuesta a experimentar las sensaciones que le fueron inéditas cuando tocaba. Como si la señorita Kenton (“Lo que queda del día”), harta de miramientos, se hubiese desmelenado 30 años después.

El proyecto es improbable porque lo que la juventud no otorga la vejez no reclama y porque el plan de Nancy mata moscas a cañonazos: sus confesadas inexperiencia, ignorancia y vergüenza recurren a un triple salto mortal con tirabuzón en la piscina de la sexualidad. Nada de romance otoñal, nada de almas gemelas, nada de first dates ni monsergas….¡Apolos de carnes prietas y miembros túrgidos!

Y ésta que es la baza del argumento empaña la credibilidad del asunto y su desarrollo. Porque la búsqueda, y también la recuperación, del tiempo perdido no resulta elegante ni mucho menos catártica a golpe de billetera. Lo que no se tuvo no se retuvo.

Tampoco ayuda la enésima edulcoración (cinematográfica) del mundo prostibulario encarnado en apolíneos oradores que antes de regocijarnos carnalmente nos exorcizan las neuras con su brillante elocuencia. No es lo natural ni lo normal y, en este sentido, la película -aunque bien trabada- incurre en un abuso de exposiciones y divagaciones existenciales y existencialistas algo chirriantes, por impostadas, con el verdadero motivo del encuentro: la refocilación.

Quizá la, en principio, cuestionable aparición de la camarera -al final de la cinta- aporta, sin embargo, la única revelación (o sugerencia) al contexto. La semblanza que la sirvienta hace de su antigua profesora insinúa que los regomeyos de Nancy responderían antes a una represión personal que generacional. Cuántas veces las atribuciones a nuestras angustias, la explicación a nuestro miedo, la clave de nuestros errores están en nosotros aunque resulte acomodaticiamente más liviano desplazarlas al entorno para así aliviar nuestra responsabilidad.

El final feliz, el final amargo, el final dudoso dejan las cosas en la insinuación de lo que pudo ser y no fue porque la rotunda escena última es el corolario contundente -al menos para mí- de que la vejez es fea.

Digamos en su favor que el confinamiento escénico de hora y media, con sus consiguientes limitaciones expresivas, no se hace en exceso largo.
alvaro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 6 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow