Noventa minutos de sadismo feroz (para con el bendito espectador, pobre tipo, se queda corto el gota a gota chino) y un minuto de kamasutra a la carrera patético, no me salen las cuentas, maldita sea, para un remate, eso sí, digno, naked (materialismo). Mejor haber empezado (y acabado) por ahí, eso y nada más, el resto silencio, mudita, fuera (del cuerpo), sí, por favor, puto silencio (está claramente infravalorado), ella en porretas y a tomar por culo las bicicletas, actors studio, no pedimos otra, ni peroratas ni homilías ni mierdas, qué perra. Que estamos hartos ya de curas y monjas, de adolescentes con entrecejo, síndrome de abstinencia, de cháchara abyecta, chabacana, que queremos joder o por lo menos follar (en el cine, en la vida, de sobra), algo, un poco, si nos dejan.
En busca del orgasmo perdido, se recompensará debidamente al cabrón que lo encuentre, dónde te has metido.
Si Lola Herrera te pillara por banda con Franco en Función de noche en los apenas ochenta, cuarenta años no son nada, maja, mama, te ibas a enterar de lo que vale un peine, hermosa, te iba a poner buena, de dómine chupa, chupa, que alimenta, de lo que es estar a dos velas, a toma pan y (no) moja, el tiempo no pasa, es una ilusión, vade retro, vintage, que vuelva el pelo, el espacio no existe, es un espejismo, todo se repite, (no) ceja, el cine hace magia, Mrs. Robinson, sal ya del cole, gradúate, anda, nena.
El marido seguro que era Jack Nicholson en About Schmidt y ella Kathy Bates en Tomates verdes fritos, dónde está mi clítoris, espejito, espejito, quién me ha robado la primavera, el mes de abril, la ciruela.
Pon un puto en tu vida y manda a tu pareja (si la tuvieras o tuvieses, esa condena) a buscar amapolas, a esparragar, que lo pague el gobierno, es decir, tú mismo, que sea público, que lo nacionalicen, todo para el pueblo, es un derecho fundamental humano, lo dice la constitución, la ONU, nos lo merecemos, nos lo deben.
El padre Mundina y la consulta de la señorita Francis se dan la mano, viajan en el tiempo, canción de cuna, la herida luminosa, jornadas de puertas abiertas, la sección femenina, los chicos del preu, los niños vienen de París, adiós, cigüeña, adiós, experiencia prematrimonial, habitación en Roma, Chesil Beach que más quisiera.
El título es horrendo, no hace falta decirlo, como el resto.