Torremolinos 73

Pablo Berger firmó su ópera prima con Torremolinos 73, una película sobre porno amateur, pero sólo en apariencia. En realidad, es una historia de amor, entes Alfredo y Carmen desde luego, pero también amor al cine, y amor al hijo que tanto desean tener y no parece llegar nunca. La historia funciona a la perfección gracias a una sabia combinación de géneros y a una gran frescura y simpatía.
Y atención al reparto. Así como quien no quiere la cosa, aparece Mads Mikkelsen por allí, antes de Bond y Grindelwald, en un personaje breve pero importantísimo (ver la escena final), y por supuesto hay que destacar la pareja tan tierna y divertida que forman Javier Cámara y Candela Peña. Los dos están soberbios, pero lo de la catalana es de antología. Incomprensible que no estuviese nominada al Goya. Sí lo estuvo un Juan Diego muy divertido y pasándoselo en grande.
Una tierna, divertida y acertada mirada a esa España aún en blanco y negro, pero fascinada con lo oculto y lo sexual, como en cualquier dictadura. Excelente.

Lo mejor: Su mezcla de comedia, drama y tinte social, y las interpretaciones de Javier Cámara y sobre todo Candela Peña.
Lo peor: Le sobra algún minuto en su parte final.

Pablo Berger es un director cuya filmografía deberá ser mucho más prolífica, algo difícil de comprender tras disfrutar de su primer largometraje donde nos ofrece una de los mejores retratos de la España de principios de los 70 a través de una historia basada en hechos reales y que le permite añadir una gran dosis de crítica e ironía, sin olvidar ese homenaje al cine en general y a las movies-in-movies en particular. Mención especial para todo un reparto plagado de nombres que se han convertido en la referencia de nuestro cine (Mads Mikkelsen inclusive).

Lo mejor: Estupenda inmersión en el comienzo de los años 70, tanto en la producción como en el perfil de los personajes.

Lo peor: El salto hacia lo onírico y demasiado kitsch que se produce en el tramo final de la película que transcurre en Torremolinos.


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Comedia muy agradable que cada vez que la veo me gusta más. Por un lado la química y la física de los protagonistas, Candela Peña y Javier Cámara funciona en todo momento. Te crees que son una pareja de la época. El aire setentón que destila, sin ser casposo, es lo más destacable. El que espere ver una comedia al estilo de Pajares y Esteso se equivocará y mucho.

Película que retrata como era la España de los 70, cutre y atrasada y, al mismo tiempo, los anhelos y esperanzas de la clase media que aspira a vivir mejor. Los personajes están tratados con una ternura infinita, todos espléndidos. Sin moralinas ni puritanismos extraños todos arriesgan y mucho, desde Pablo Berger en su primer largometraje hasta los protagonistas. A destacar también, la fotografía.

Divertidísima y, a ratos, con una acidez y una crítica social destacable. Quizás el final deriva un poco hacia lo “kitsch”, el único punto un poco negro. De todas formas, recomendable y con entusiasmo

Es bonita, tiene sentido del humor, no es pretenciosa (la gran maldición del cine español junto a los actores, que cada día son más malos) y tiene ese toquecillo humano que a mí me gusta en las películas. Desde aquí mis felicitaciones a Pablo Berger (qué ganas tengo de que estrene su segunda).

Horriblemente mala... si tienes un motivo para verla que vaya más allá de verle las tetas a Candela Peña, no la veas...