Haz click aquí para copiar la URL

Nixon

Drama Richard Nixon fue uno de los presidentes más controvertidos de los EE.UU. Mientras que para algunos representó, a raíz del Caso Watergate (1973), lo peor de la democracia americana; para otros fue un gran estadista que contribuyó a poner fin a la Guerra Fría. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 >>
Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
20 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encantó la primera y única vez que la vi, probablemente hace más de 20 años. La radiografía del poder en estado puro, maniático y obsesivo. Muestra un maníaco de la política, un hombre carcomido por una pasión desproporcionada por la política, por el mando, por el poder. Aunque también ha pasado a la historia como un político sucio, sinceramente no más que los demás -imagino e intuyo-, deshonesto, que operó con multitud de tejemanejes en los que se vio atrapado -como una tela de araña peligrosa y venenosa- y que carecía de cualquier límites moral y ético en la lucha política, tanto con los contrarios como con los propios, tanto con sus enemigos como con sus contrincantes.
El manejo del flashback es magistral, en ningún momento dudas en qué época están, y teniendo presente el salto cuantitativo de años -más de 18 desde la primera campaña electoral para la presidencia -con 47 años- hasta la dimisión del cargo de Presidente de los EE.UU. por el escándalo Watergate.
Me ha parecido soberbia la interpretación de Anthony Hopkins, sobresaliente, llena de matices, pero la de su mujer, interpretada por Joan Allen no se queda atrás.
La insinuación de que conocía, o al menos intuía, que Kennedy iba a ser asesinado no creo que se ajuste a la verdad. Es una hipótesis descabellada, sobre todo porque por mucho que le odiara, pasarían varios años -demasiados- para cocinar una venganza, y, sobre todo, porque tenía a otro Kennedy contra el que luchar, por lo que el asesinato del primero no le garantizaba nada, porque quedaba un segundo contra el que luchar.
La entrevista con Edgar Huber sí parece más verosímil, más probable y posible. Y el apoyo del FBI de manera directa, y más probablemente de manera indirecta, sí parece veraz, así como el contacto con la mafia. Desde luego los apoyos más sucios que se podían recabar.
Un reparto de absoluto lujo: Anthony Hopkins, Joan Allen, James Woods, Paul Sorvino, Bob Hoskins, J.T. Walsh, E.G. Marshall, Ed Harris, Powers Boothe, David Paymer, David Hyde Pierce, Mary Steenburgen, Tom Bower, John Diehl, Kevin Dunn, Madeline Kahn, Saul Rubinek, Larry Hagman, Annabeth Gish, Tony Lo Bianco, Dan Hedaya, Joanna Going, Tony Goldwyn, Edward Herrmann, Marley Shelton, Ric Young, Bridgette Wilson, John C. McGinley, Michael Chiklis, Bai Ling, Angie Gray, Alexander Butterfield.
El guión, notable y probablemente muy fidedigno ante los acontecimientos históricos, es obra del propio Oliver Stone, junto con Stephen J. Rivele y Christopher Wilkinson. La música es de John Williams, poco invasiva y únicamente dedicada a acentuar y subrayar algunos aspectos sicológicos, como la soledad o la amargura. La fotografía es de Robert Richardson, que no me suena especialmente.
Un metraje largo que no se hace excesivo si te gusta la temática y entiendes algo de lo que ocurrió con él en aquellos años y en aquellas circunstancias.
ÁAD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de marzo de 2014
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver Stone, que parece que con el paso del tiempo se ha vuelto más conservador, se acerca de nuevo a la historia norteamericana, esta vez, con la biografía de Richard Nixon, el presidente del país más impopular de la historia, si descontamos a G. W. Bush, otro al que le caen palos por motivos casi tan inexplicables como los que padeció el primero. Nixon (un Anthony Hopkins formidable) se pregunta amargamente por qué el pueblo, la prensa, ciertas élites no lo querían. Lo mismo se plantearon otros mandatarios como el citado o barriendo para casa, José María Aznar. La respuesta es sencilla: la izquierda, es decir los que se consideran de izquierdas, porque en realidad todos son progresistas, han sido y son maestros de la propaganda, precisamente de esa que demoniza al adversario, lo caricaturiza y lo desprecia. Y como, también hay que decirlo, se creen con razón poseedores estructurales de las esencias sacras del liberalismo, como los derechos humanos, miran a los otros como recién llegados, en realidad, pseudodemócratas peligrosos. Y hay gente que se lo cree, cuando en realidad están todos bajo el mismo paraguas ideológico. Por ejemplo, todavía hay quien piensa que el Partido Popular es de franquistas encubiertos. Pobres.

El caso es que una obra tan extensa, 192 minutos, cae en la irregularidad. Lo mismo cuenta con tramos confusos, como puede ser el principio, que se destapa con diálogos profundos, uno de los mejores, el que se produce frente al monumento de Lincoln, puede que aparatoso pero de lo más esclarecedor. Visualmente, sigue la estela de "JFK" (1991), o sea muy bien, aunque a veces se abuse de recursos, como el flashback y el blanco negro. El conjunto que te deja "Nixon" es de una película grandiosa, extenuante y caótica, más apta para el público estadounidense especializado por la ensalada de nombres y sucesos que se dan por sabidos. Lo peor de todo es que seguimos sin saber ni clara ni difusamente cuáles fueron los errores, aciertos y puntos negros del Presidente, o sea, como biografía o explicación de un período histórico es un fracaso. Sin embargo es tal la pasión de Anthony Hopkins que te duele aunque no sepas bien por qué motivo. Al menos Oliver Stone solventa con ecuanimidad, cosa difícil en general y en él, el retrato de Nixon. Eso sí, eso que llaman impotentes "la bestia" no es más que llanamente, la democracia.
Reaccionario
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de agosto de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cierta vez, un líder republicano llamó a Richard M. Nixon, “el mejor entre los peores”, porque era un hombre que sabía jugar sucio… pero obtenía buenos resultados. En 1946, cuando fue lanzado como candidato al Congreso, Nixon la emprendió contra su oponente, Jerry Voorhis, acusándolo de comunista y su táctica fue tan agresiva que -aunque Voorhis era un fervoroso anticomunista-, terminó convenciendo a los votantes y le ganó por un amplio margen. Surgió así, la hoy desgastada, pero, todavía eficaz táctica republicana de acusar a los oponentes de “comunistas” para destruirles. En otros países, Colombia entre ellos, ésta sucia táctica funciona de maravilla porque, las élites, elegirán al peor bandido si con ese bandido aseguran sus privilegios.

En el VIII Congreso Republicano, Nixon fue designado miembro de la HUAC (Comité de Actividades Antiestadounidenses), mejor conocido como Macarthismo, y sería, él, uno de los que encabezaría la más represiva e infame cruzada contra el comunismo, creando la abominable ley Mundt-Nixon.

La misma táctica de señalar como comunistas a sus oponentes, pero, con distintos resultados, la utilizó, Richard Nixon, en su campaña para senador, donde hundió a la ex-actriz, Helen Gahagan (de afiliación liberal) poniéndole el mote de, “The Pink Lady” … pero también a él comenzaron a llamarlo, “Tricky Dick” (Dick el tramposo); y en las presidenciales, donde su oponente fue, John F. Kennedy, pasó igual, pero, el carisma del inmolado Kennedy venció a su calumniador rival.

Para enterarse de las muchas conspiraciones de las que hizo parte este controvertido expresidente, indispensable es ver, <<NIXON>>, otro valioso acierto del director, Oliver Stone, que, aunque no alcanza el enorme impacto de su anterior, “JFK”, no deja de ser un filme con aroma a arte. ¿La razón? Podría explicarla con una certera frase del propio Nixon, dicha mientras miraba el retrato de, Kennedy, en la Casa Blanca: “Cuando te miran a ti, las personas ven lo que quieren ser. Cuando me miran a mí, se ven a sí mismas como lo que son”.

Aunque un poco claustrofóbica y con demasiados diálogos, Stone logra una trama que desvela la suerte de pequeño infierno que será siempre un período presidencial cuando los intereses personales se anteponen a los generales.

Se favorece a, Nixon, diciendo que "terminó la Guerra contra Vietnam". Lo hizo porque ya estaba perdida tras cuatro años de él mismo sostenerla y porque no aguantó las presiones populares, ni las altas cifras de pérdidas económicas y humanas. Se le abona "haber abierto el diálogo con China y con la Unión Soviética". Trump también lo ha hecho, pero no los anima un afán pacifista sino de conveniencia, porque ya, éstas, son potencias con las que hay que hablar “haciéndose pasito”.

Magníficos diálogos que desnudan las telarañas políticas; una impecable edición con una efectivísima inclusión de flashes mentales y remembranzas en blanco y negro; y un inmejorable reparto que incluye a, Anthony Hopkins, Joan Allen, Bob Hoskins y Paul Sorvino, entre muchos otros, hacen que las tres horas de, <<NIXON>>, sean bien dignas de verse.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de diciembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver Stone se la juega aquí como patriota a hacer de abogado del diablo. La sensación que nos deja es la de un hombre que quiso hacer un retrato completo de Richard Nixon pero dando una dosis de justificación a sus comportamientos, mezquindades y nociones del liderazgo político. Lo ha hecho bien, acompañado de una interpretación magistral de Anthony Hopkins. Pero también están los enredos de la Casa Blanca, punto clave del sistema político y mercantil internacional. Por ello resulta muy aleccionador, dentro del propósito que se había trazado Stone, el encuentro que Nixon sostiene con los jóvenes universitarios a los pies de la efigie gigante de Abraham Lincoln. En ese encuentro es donde Stone sienta la formulación de lo que fue realmente el papel de Nixon en la historia del mundo. El Presidente se queda con la mirada pensando en un mundo mejor, sin guerra, con paz, pero no encuentra manera de refutar a los universitarios belicosos que le imponen otra agenda para lograrlo. Luego advierte que en esa charla pudo comprender lo que le había llevado años aceptar: no es el Presidente, es el sistema el que lo llevaba a hacer una cosa y otra.
Película larga aunque entretenida con una forma de narrar muy sugerente que viaja continuamente entre diferentes tiempos y relatos personales de la vida de Norteamérica y de Richard Nixon,
Valetamayo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de julio de 2014
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De incompetente candidato a mediocre Presidente. El factor suerte y las circunstancias derivadas de los agitados años sesenta, desde el asesinato de Kennedy, a la incapacidad de Johnson de llevar por buen camino la senda pacífica de Estados Unidos en su papel con Vietnam, facilitaron a Richard Nixon su puesto más que regalado en el Despacho Oval. Aunque su falta de transparencia, su negación a facilitar la información registrada de sus conversaciones con sus hombres para evitar manchar la Casa Blanca con el Asunto Watergate acabaron con su mandato en verano de 1974.

De gobernantes así los hay a montones. Activos o no al final algunos incluso acaban publicando sus biografías abanderando unas verdades a medias para que las conclusiones acaben siendo muy jugosas para quien les guste acerca de intrigas políticas y de despacho… ¿Pero porqué Nixon? Ya no era el primero. Pero según como entendemos Corrupción en un país que no estaba en guerra con el mundo sino que pretendía estar en paz con el Mundo acabaría sacudiéndose el polvo.

Oliver Stone disecciona la caricatura humana de un hombre (interpretado soberbiamente por Anthony Hopkins) que siempre creyó no merecer su puesto y que vivió aquejado bajo la sombra alargada de Kennedy (como una superestrella a su lado) antes y después de su muerte. También cabe constatar que Nixon tuvo siempre motivos personales para defenderse con los instrumentos de “fontanería” (término ideado a los agentes de la CIA que se fueron de madre y cuya misión consistía en evitar que se filtrase información de la Casa Blanca para fuera y que tuvieron como cabecilla a Howard Hunt y su grupo de cubanos). Como en un “flash-back” iniciandóse con Hunt (Ed Harris) y sus hombres minutos acabando de planear el asalto a las Oficinas del Partido Demócrata, ya se intuye que éste biopic empieza con una muerte política anunciada. Un debacle que queda relegado al retrato de la vida de un político con un pasado miserable (segundo hijo de unos comerciantes californianos) que navegando por los mares de la mediocridad conquistó el corazón de una mujer que en un principio no le correspondía (Joan Allen) y que acaba siendo su consejera para darle un empuje a sus ambiciones.

Vietnam, su posición con China, el Chile de Allende, las protestas estudiantiles, etc… Fueron algunos de los episodios que marcaron la vida de éste mandatario aquejado por la enfermedad del encubrimiento con la mentira como muerte y con una confesión a modo de extremaunción.

Nombres como Paul Sorvino interpretando a Henry Kissinger o Bob Hoskins en el rol de J. Edgar Hoover, James Woods secundan el elenco de la película.
Natxo Borràs
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow