Con amor, Simon

Así es, esta película es tan idílica y "happyflower" como absolutamente necesaria.
Me quiero imaginar a un chaval de 16 años viendo esta peli e interiorizando unas actitudes y valores sanos y que alienten la buena convivencia de todos en un futuro, espero, cada vez más cercano.
La gente necesita ver esto y normalizar una realidad que convive a nuestro alrededor y que hasta hace bien poco era víctima de una intolerancia desgarradora.

Dejando a un lado el plano trascendental y filosófico del asunto, la película en sí es entretenida, con gags que transmiten cierta frescura, cosa que no suele ocurrirme con las gracietas típicas de películas de este palo.
Guión resultón, con diálogos que si bien no pasarán a la historia, me los creo (gracias).
Actuaciones correctas con personajes bien dibujados en general, cumplen con su papel.

MORALEJA:
Lo dicho, todo precioso, muy bonito, muy agradable, muy tolerante.... MUY NECESARIO.

Te das cuenta de que te estás haciendo mayor cuando ves una película en la que Josh Duhamel, sex symbol de las primeras Transformers o El chico de tu vida, ya hace de padre en una película.
Hecha la broma, la verdad es que Con amor, Simon es una cinta notable. Sin duda, una de las más correctas, encantadoras y, sí, importantes de los últimos tiempos. Nadie que no sea LGTB puede entender la angustia y ansiedad que puede provocar el no haber salido del armario por miedo o, como le ocurre a Simon, ser chantajeado y no poder mostrarse como uno es realmente. Esta película es quizás de las que mejor ha conseguido plasmar la dificultad absurda que conlleva reconocer la sexualidad de cada uno ante el mundo. La escena en la que Simon habla con sus padres en Navidad es perfecta en ese sentido: normalidad, normalidad, normalidad. Como dice Simon, sigue siendo él mismo. Y ya era hora de que una película comercial de Hollywood tuviera un protagonista gay y no hiciera grandes aspavientos de ello. Además, lo hace con gusto, con tacto, con mucha emotividad y también con muchísimo humor (hay escenas francamente divertidas). En pocas palabras, es una delicia.
No es perfecta, eso desde luego. De hecho, tampoco es tan buena como se ha dicho. Hay escenas que sobran por manidas y sentimentalonas (las de los padres de Simon una vez se enteran de la homosexualidad de su hijo), y el tercer acto pierde fuerza, pero se le puede perdonar. El reparto es otro punto fuerte. Con intérpretes menos dotados, la cosa podría haber caído en "telefilme de sobremesa gay", pero los jóvenes actores y actrices que ha puesto Greg Berlanti ante la cámara son fabulosos. Alexandra Shipp, Katherine Langford y Jorge Lendeborg Jr están simplemente encantadores. De Keiynan Lonsdale dan ganas de enamorarse. Y a Nick Robinson hay que perdonarle a la voz de ya lo irritante que estaba en Jurassic World, porque lo que hace aquí en la piel de Simon es sencillamente fantástico. Es pura sinceridad, pura emoción, puro realismo en su recreación de la homosexualidad contenida y disfrazada.
Una película importante que sin duda va a hacer más valiente a mucha gente. Bravo.

Lo mejor: Su sinceridad, humor, emotividad y reparto, especialmente un sensacional Nick Robinson.
Lo peor: Se pasa de sentimental en algunos momentos y tampoco es una obra maestra.

Esta historia podría ser perfectamente una serie adecuada para el contenido de Netflix, de temporada y media con doce capítulos violentamente concurridos y casi abiertos. Pero, en este caso, es un largometraje, que aunque no borde el poder hipnótico de otras realidades, puede abrazarte honestamente y deslizar sobre tu columna, cierta angustia de claridad y empatía casi pasiva. Limpia, conmovedora y un tanto desproporcionada en cursileria plástica pero con un empuje más que eficiente para poder disfrutarla, aunque no admirarla.

Estaba un poco dudoso de ver esta película después del fracaso que me resultó “Call me by your name”. Pero nada más empezar a verla supe que esta era diferente y había algo en ella que me convencia desde el principio. Una de las cosas que atrapa es su ligereza en el diálogo, no se anda por las ramas y enseguida te engancha. En “Call me...” me aburrí como una ostra, cosa que no ha ocurrido viendo “Con amor Simon” por que la he encontrado juvenil, sin tapujos y directa al grano. Sus creadores han sabido afrontar con total libertad el tema de la homosexualidad tan lacrado y tabú de una sociedad intolerante con todo lo que se sale de lo “normal” y que tacha de políticamente incorrecto cuando le viene en gana.
Simon es un estudiante al que todo le va bien. Tiene un estupendo grupo de amigos y en su familia todo rebosa felicidad. Su problema es que teme salir del armario, pues es homosexual, y un día intercambiando un email con otro chico le confiesa que él es gay también.
A partir de aquí nace un romance en el que Simon pasa la gran parte del día ansioso por recibir mensajes de su anónimo enamorado.
Todo se tuerce cuando los mensajes caen en las manos equivocadas y Simon es chantajeado por otro amigo con la amenaza de hacer públicos sus email.
Me ha gustado la elección de actores en la que todos han estado a gran nivel y me ha alegrado ver a Katherine Langford, después de su magnífico papel en ”Por 13 razones”, y a Miles Heizer (otro superviviente de la misma serie) aunque aquí hace un papel cortito.
Decía que me ha gustado mucho la película pues tiene su parte de comedia romántica pero también su parte dramática y que en algún momento se te hace un nudo en la garganta, sin querer adelantar nada para no incurrir en el fatídico “spoiler”.
Y aunque en algunos momentos parezca un “pastelito” , es un “pastelito” muy sabroso.

Pese a parecer a primera vista la típica comedia adolescente americana de instituto, es en realidad una bonita película que trata de normalizar (lo que debería de estar ya normalizado) el hecho de que un joven salga del armario y todo lo que conlleva para su entorno. También reivindica el hecho de que las personas homosexuales tengan que sufrir tanto por amar a alguien. El propio director sabe de lo que habla, pues es gay, y muchas de las experiencias están aportadas por él. Me encanta el suspense que perdura a lo largo de toda la película sobre quién es el amante secreto de Simon.

En definitiva, es una película que muchos deberían de ver para extirpar la homofobia y abrir los ojos.