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Sombrero de copa

Musical. Comedia. Romance Jerry Travers, un astro de la comedia musical americana, llega a Londres y se instala en la habitación del productor de su obra, Horace Hardwick. El azar le hace conocer a la bella modelo Dale Tremont, que se aloja en la habitación de abajo. Ella le toma, erróneamente, por Hardwick y, al enterarse que está casado (en realidad, y aunque no lo sabe, con una amiga suya, Madge), le rechaza y viaja con su jefe, el modisto Alberto Beddini, a Venecia. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
30 de agosto de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clásico musical de 1935 donde se enamoran, discuten, cantan y sobre todo bailan Ginger Rogers y Fred Astaire, pareja de hecho en la época dorada de Hollywood.

Bueno, bailar, flotar, volar... Es lo mismo. «I'm in heaven» canta Astaire y creemos que nosotros también estamos en el cielo con ellos. La delicadeza de ese número musical ha traspasado el tiempo y ha inmortalizado a Ginger Rogers en vestido de plumas y cabellos trenzados mientras se deja sostener en la sutil seducción de un baile por un Astaire impecable. Entre nubes de tela y el espacio vacío que se abre ante dos amantes, sus cuerpos se vuelven celestiales y vibran con fuerza y elegancia, apenas tocándose y siempre entregándose.

Qué bonito, sí señor. «Sombrero de copa» es una agradable comedia de enredos simpática y con algunos buenos puntos humorísticos gracias a los magníficos secundarios Edward Everett Horton y Helen Broderick en un matrimonio inclasificable. La relación amoroso es un poco aquí te pillo aquí te mato pero, bueno, de algún mudo se comprende que tengas un flechazo de Ginger Rogers y que el desparpajo de un Fred Astaire cantando una nana con los pies te llegue al corazón

Heaven, I'm in heaven...
Kaori
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20 de octubre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Top Hat" fué la cuarta película de Astaire y Rogers después de "Flyin down to Rio", "The Gay Divorcee", y "Roberta". Fué el film de la pareja que mayor éxito de taquilla tuvo y el que mayores beneficios le proporcionó a la RKO en toda la década del 30. Los críticos consideran que "Swing Time" fué su mejor película por el acabado de los números musicales más perfectos, pero el público los recuerda principalmente por ésta. Si bien el film tiene un combo de 4 números sobresalientes, ha sido "Cheek to Cheek" la que ha perdurado en la memoria colectiva hasta hoy como su canción y baile paradigmático. Precisamente hay una muy linda remembranza de esta secuencia en la excelente película de Woody Allen "La Rosa Púrpura del Cairo": Incluso esta canción estuvo nominada al Oscar a mejor canción. Los otros números de excelente factura son el romántico "Isin't This a Lovely Day", el ingenioso "Top Hat, White Tie and Tails" (observar el detalle de que el único sombrero que brilla es el de Astaire, el de los otros bailarines es opaco), y "The Piccolino" con reminiscencias del baile "The Continental" y una simetría de baile indudablemente influenciada en el estilo del incomparable Busby Berkeley. "Top Hat" se ha transformado sin duda alguna y por derecho propio en un hito dentro de la historia del musical en particular y del cine en general. Incluso una copia de la misma ha sido reservada en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos de América por considerar que forma parte de la historia de dicho país. En fin, a disfrutar con Fred y Ginger en la cima de su arte y de su compenetración como pareja protagónica.
HUSTON
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20 de octubre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que afortunado guiño del destino encontrarme mientras navegaba por internet con una web desconocida que me permite ver el "Cine de antes", y entre multitud de películas antiguas he encontrado la entrañable "Sombrero de Copa" con esa canción inolvidable que aún resuena en mi cabeza mientras tarareo sus estrofas "Cheek to Cheek".

Deliciosa comedia musical romántica, de las de antes, con esos genios del baile como Fred Astaire y la siempre guapísima Gingers Rogers, donde además de las lúcidas coreografías e impregnadas de un humor elegante se suceden las escenas como si de un cuento de hadas se tratara, algo que apreció mucho el pueblo americano incurso en la terrible depresión económica que le golpeaba desde hacía años, y que agradeció con su éxito en taquilla al olvidar durante hora y media sus cuitas y preocupaciones.

Plena de lujo y glamour, con unas actrices y actores secundarios de verdadero lujo se presentó esta pequeña obra de arte, que se merece un sobresaliente, 9, y entrar directamente a mi reservado de películas favoritas.
andeltor
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3 de julio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fred Astaire y Ginger Rogers establecen en esta, su cuarta película juntos, su estilo clásico como pareja, propulsados por la fenomenal música de Irving Berlin y por los fastuosos decorados art decó. La excusa argumental son los equívocos creados por la confusión de identidades que arrastra Ginger entre su joven y apetecido pretendiente, que encarna Fred, y el atontado marido de una de sus amigas, al que ella cree la misma persona pero que en realidad es el patán interpretado por Edward Everett Hoton. En pareja, Ginger y Fred bailan un número ligero, resguardados de la lluvia a los acordes de Isn’t this a lovely day?, y otro romántico, el famosísimo Cheek to cheek. Además, Fred se marca uno de sus más irresistibles números en solitario, con Top Hat, White Tie and Nails, donde ametralla con su taconeo, mientras les apunta con el bastón, a una fila de bailarines que posan como muñecos de pim pam pum. Para que no todo sea estupendo, y continuando con la serie de bailes inventados forzadamente para intentar ponerlos de moda, se incluye el número de El Piccolino, de un horroroso estilo presuntamente italiano. La corista aventajada que fuera Ginger se ha convertido a estas alturas de su carrera en toda una dama, que todavía entrecierra los ojos y tuerce la boca como una cabaretera, pero que viste con naturalidad unos impecables modelos y danza con movimientos de gran dama, quizá contagiada por la aristocrática elegancia del medio austríaco Fred. Por su parte, Astaire queda para siempre atado a la chistera, el frac, los decorados suntuosos y los suelos brillantísimos. Algún día abandonará a Ginger, pero nunca a su vestuario.
Capitan Ahab
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17 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo recordar que en La milla verde el Jesucristo negro o el mismo Dios (y no era Michael Jordan, ni siquiera disfrazado) quiere ver esta película justo antes de morir, le alabo el gusto con sus más y sus menos.
Es deliciosa, encantadora y dulce, gozadora. Y en sus mejores momentos asoman la cabeza Lubitsch o Wilder en los recovecos vodevilescos más locos ingeniosos absurdos inspirados de la trama tan simpática, lo mismo que cierta puerilidad y un número piccolino un tanto flojo o impersonal y pesado dios me perdone y una resolución de guion (una vez que se aclara el malentendido) bastante filfa forzada, atropellada, a la carrera, como si por acabar ya tuvieran prisa, facilona, tontorrona, poco acertada, que cae en picado, del guindo.
Y, claro, tiene muy posiblemente, junto al de Cantando bajo la lluvia de Gene Kelly (solitario, este acompañado), el más grande hito bonito de la historia del cine musical, se dice pronto, o, acaso, a secas, por descontado, de la historia del cine mismo, obvio, el cheek to cheek (dance with me) que también debidamente recordaban, eso espero, en El paciente inglés y en tantas otras, ese instante en el que los dos representan la máxima y más bella expresión de lo humano, del amor, del sexo, de los cuerpos en (feliz extático alado insuperable) movimiento, del origen de todo, de la necesidad (del uno por el otro) y el deseo, la madre del cordero, lo hetero, la atracción/unión de los opuestos complementarios sublimados, la fundición en uno, la supresión del tiempo, la transformación del presente en un momento eterno, la negación, por un pequeño rato, de la muerte, el triunfo de la vida y el hombre sobre el mal y la nada, ahí queda eso, por supuesto.
Y el personaje de la esposa es inigualable, no dice una mala frase en toda la película, y el del marido no le anda tanto a la zaga como bandarra o mandria, en ese sentido conversado o charlado el italiano (por ahí casi que recuerda a Avanti, sobre todo con el genial Mortadelo criado como inefable gondolero, al agua, patos) y la pareja maravillosa fenomenológica de marras desentonan, demuestran no tanto o mucho menos talento, desparpajo y salero, más bien sosos o romos, que los otros, aunque ella es tan atractiva y no tan simpática y sí solo algo chispeante, está un poco mustia, y él (no) igualmente.
Está muy bien, infantil y ácida a la vez, graciosa, entretenida, disfrutable, absolutamente maestra y precisa preciosa en su agradable poca cosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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