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Terciopelo azul

Intriga. Cine negro. Drama Una mañana, Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), después de visitar a su padre en el hospital, encuentra entre unos arbustos una oreja humana. La guarda en una bolsa de papel y la lleva a la comisaría de policía, donde le atiende el detective Williams (George Dickerson), que es vecino suyo. Comienza así una misteriosa intriga que desvelará extraños sucesos acontecidos en una pequeña localidad de Carolina del Norte. (FILMAFFINITY)
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Críticas 172
Críticas ordenadas por utilidad
23 de noviembre de 2009
31 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hola a todos, tomo la palabra aquí, soy el señor que ha hecho esta película y antes de que me peguéis tengo que contaros una cosa importante.

Cuando era pequeño mis padres me llevaban al teatro que la verdad es que no me gustaba mucho porque la obra nunca me interesaba. Los personajes me parecían de cartón, sus palabras, recortes de papel, el suelo sobre el que pisaban, cartulina, todo era como cursi, cutre y de mentira. Lo que yo deseaba saber por encima de todas las cosas era qué dejaban atrás cuando salían de una de aquellas misteriosas puertas que daban a la oscuridad. Porque intuía que detrás de las puertas, estaba la verdadera obra.

Tengo que confesar que me decepcioné mucho al saber, tiempo después, que detrás de las puertas en realidad no había NADA. Ni decorados, ni personajes, ni una obra oculta. Eran puertas falsas.

Pero no me resigné. Pensé: "Puesto que no hay nada todavía, voy a crear un mundo detrás de las puertas de teatro"

Ese mundo claro, no era tan bonito y compacto como el mundo que había en el escenario. Era un mundo perverso y lleno de personajes sensuales, malvados y retorcidos. Que es lo que a mí me gusta. Primero, hice que se pudiesen ver sólo unos vislumbres cuando los actores entraban y salían de las puertas. Después, hice que un personaje del escenario principal se metiese dentro del mundo detrás de las puertas. Y por fin, hice que ese mundo pasase al otro lado de la puerta y se abriese en todo su esplendor sobre el escenario principal. Pero no me olvidé de la obra anterior: por el contrario, simplemente la traspasé al lado oculto mientras desarrollaba la historia que siempre había deseado ver.

Lo curioso es que hacia el final, de repente, la obra oscura dejó de interesarme: ya estaba a ojos de todos y todos la podían ver. Ahora, era la obra anterior, la que estaba detrás de la puerta, la que me intrigaba. De modo que devolví el mundo detrás de las puertas a su lugar y todo volvió a estar como al principio.

Pero ¿no os habéis dado cuenta de una cosa? Las puertas están cerradas, la obra oculta ha desaparecido y sin embargo ¡la obra original ya no es la misma!
Neathara
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6 de junio de 2010
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos por parte:

El comienzo es espléndido, con esa imagen de un paisaje feliz y el accidente cardíaco del viejo, luego el perro ataca un chorro de agua proveniente de la manguera.

Luego nos vamos a Jeffrey, personaje curioso y un tanto demente (¿a quién se le ocurre levantar una oreja en descomposición con hormigas y ponerla en una bolsa de papel con la mano descubierta?) que hará las mil y unas porque... Bueno, ni sabe por qué. Pero su curiosidad es más fuerte que él mismo.

Hasta este momento, la película brinda al espectador un entretenimiento bueno y crea una expectativa aun mucho mayor. Quiero decir que el comienzo hasta mitad de película es buenísimo. Después vemos que algunos personajes resultan vacíos, y quieren hacernos caer en una psicología muy barata.
Esta cinta cuenta con un ritmo que sin lugar a dudas vale la pena disfrutar. Pero es que algo grande le falta... Las actuaciones son planas (a excepción del suficiente Dennis Hopper) - y denle un premio meritorio a Kyle MacLachlan, su actuación es realmente mala: este elenco no tiene compromiso emocional -. El guión contiene huecos inmensos por doquier y personajes que no aportan nada de nada a la historia. Algunas escenas poseen recursos interesantes que parece que al director se le olvidaron tristemente de un momento a otro.

Yo no sé qué historia, ni elenco, ni personajes, ni juego, ni guión, ni escenas, ni cine quiso innovar, representar, presentar, y regalar al espectador. Pero a mí, francamente, no me ha trasmitido absolutamente nada grandioso.

¿Obra maestra? Ni con suerte.


Ah, qué linda banda sonora.
Corma
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12 de marzo de 2008
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de decir ,que aunque no me guste demasiado David Lynch, "Terciopelo azul me dio una grata sorpresa. Antes de verla esperaba ver una de las típicas películas que suele hacer este director. Una sucesión de imágenes sugerentes, unos personajes simbólicos y enigmáticos, pero con un argumento confuso y poco coherente.
Sin embargo en este caso el argumento es bastante sólido y está acompañado de todos esos elementos característicos en la filmografía de Lynch (interesantes planos, extraños diálogos, buena BSO, etc..) en esta una de sus primeras obras.
Los protagonistas son una colección de personajes de diferente índole: Un voyeur, una cantante sadomasoquista y sumisa, un gangster sádico y pervertido... Todos ellos deambulando en una trama que incluye asesinato, secuestro y tráfico de drogas que le sirve a Lynch de excusa para contarnos una curiosa historia de amor. Un triángulo amoroso donde nada es suave como el terciopelo sino áspero, duro y violento y en el que se mezclan lo sentimental y lo sórdido.
En cuanto al elenco de actores destaca sobre todo Isabella Rossellini con un rol nada fácil en el que se desenvuelve magníficamente.
Un aspecto curioso de la historia es el del propio terciopelo azul que tiene un tratamiento muy típico de Lynch. Él te lo pone ahí en la trama como una canción, como un arma homicida, como un pieza rota. Es el espectador quien yo creo que decide que significado darle.
Holden Melaza
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4 de diciembre de 2011
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Lynch es uno de esos directores con talento a los que de vez en cuando se les va la olla. El estreno de Terciopelo azul hizo que los críticos más pedantes y relamidos vieran en ella una indiscutible obra maestra. El argumento tiene dos partes. Una primera en la que se cuenta una historia de cine negro prometedora y una segunda completamente surrealista en la que aparecen una serie de personajes surrealistas capitaneados por un genial Dennis Hopper y en la que Lynch da rienda suelta a sus más alocadas fantasías. Es en esta segunda parte cuando el espectador se desconcierta de modo que el director trata de mantener la intriga de la primera pero la fusión de ambas historias tan antagónicas es una chapuza.

Hopper es Frank el líder de una peculiar banda de maleantes que abusa sexualmente de su chica colocándose con oxígeno. Isabella Rossellini es la sufrida amante de Frank, una desquiciada cantante sometida a sus caprichos. Kyle MacLachlan es un joven estudiante que trata de ayudar a Rossellini mientras asiste perplejo a los desvaríos de Frank y sus colegas, entre los que están un travestido Dean Stockwell que baila canciones de Roy Orbinson y el todo terreno Brad Dourif. Laura Dern con diez y nueve añitos interpreta a la novia de Kyle.

Lynch demuestra ser un buen director y guionista cuando cuenta historias dramáticas reales como la vida misma, ahí están por ejemplo El hombre elefante o Una historia verdadera. Luego le da por filmar obras enemigas de cualquier razonamiento lógico como el bodrio indigesto que fue Inland Empire o Cabeza borradora. Y en ocasiones reúne sus dos yos en rarezas interesantes como Mullholland drive o Carretera perdida. Este Terciopelo azul no es ni una cosa ni la otra pero aún así le doy un seis porque reconozco que sin ser una genialidad tiene algo.
Harold Angel
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19 de mayo de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
73/09(20/04/15) Obra icónica en la filmografía del singular realizador y guionista David Lynch, el creador de Montana gusta de reflejar los submundos que se esconden tras supuestas idílicas sociedades. Este film que le dio a conocer mundialmente despierta en mi opiniones contrapuestas, está lo muy bueno, como la creación de su opresiva atmósfera, te oprime en un increscendo sofocante de perturbación cuasi-surrealista bizarra, con situaciones que se te hunden en el subconsciente como una pesadilla febril, por el lado malo está un guión con demasiadas fisuras, con inconsistencias, con incoherencias, denoto vaguedad en la construcción que hubiera dado solidez al relato y que se queda en algo plúmbeo que para poder seguir hay que otorgarle bastantes licencias. El relato parte de una idea que Lynch dijo habérsele originado en una escena de “El perro andaluz” (1929) de Luis Buñuel, aparece una mano con un hueco en el centro por el que transitan hormigas, de ahí la oreja con estos insectos.

David Lynch rinde homenaje al film noir, con una historia que radiografía la corrupción moral, la degradación humana, con misterio, una investigación de cuasi-detective, una chica buena, una femme fatale, un villano remarcado, todo visto por el perverso filtro Lynchiano, introduce personajes disfuncionales, algunos sadomasoquistas, profundizan en el lado oscuro de una comunidad ilusoriamente bucólica, descorre la cortina para veamos lo que hay tras ella, su mundo criminal, sus depravaciones, su amoralidad, su crueldad, su demencia. Punzante thriller, que juega con el terror, explora las inquietantes tinieblas del reverso del Sueño Americano, ese que nos muestran de urbanizaciones felices de gente agradable, y tras estas imágenes se hayan delincuentes retorcidos, voyeurismo, violencia, sadismo, drogas, deseos reprimidos, violaciones, secuestros, palizas, mutilaciones, sumiéndonos Lynch en un clima malsano, que lo edifica denso, sombrío, lúgubre, con tintes oníricos. El director propone un mundo bipolar, en un día conviven el sol y la noche, la luz y la oscuridad, para ello contrapone a Jeffrey, reflejo de la inocencia y curiosidad, frente a Frank, el villano, ser avieso, sórdido, pervertido sexual, dos caras de la misma moneda, como también lo son Dorothy, chica cándida, buena, sensible, y frente a ella Sandy, atormentada, masoquista, libertina sexual, Lynch poniendo las dos realidades y haciendo que se rocen, esto ya remarcado desde su inicio mostrando que bajo la aparente placidez seguridad se esconden insectos (villanos) que pululan entre la suciedad, y nos hunden en un microuniverso de obsesiones enfermizas, un viaje por la decadencia moral, esto acentuado por la dualidad frente al amor y el querer hacer el bien, y en una película con constantes alegorías visuales esto le refleja la luz, el cromatismo de colores y los pájaros, los instintos primarios se atisban en el insecto que lleva en el pico un pájaro posado en una ventana. Lynch consigue atraparte en su red de sentimientos turbios, en un argumento con reminiscencias hitchcockianas, sobre todo a “La ventana indiscreta”, por el voyeurismo del protagonista Jeffrey, creando escenas rebosantes de sensualidad y perfidia, sabiendo imprimir un agobiante increscendo dramático, haciendo que por momentos nos sintamos en una alucinación siniestra, delineando momentos de enorme tensión.

Pero con todo lo bueno, hay bastantes elementos que la impiden tener lo que muchos le ponen, el marchamo de obra maestra, esto le queda grande, el film ha envejecido mal, posee líneas argumentales mal desarrolladas, frágiles, superficiales, sirva de ejemplo la insulsa historia de amor entre Dorothy y Jeffrey, con muy poca química, forzada, con momentos sonrojantes como cuando él se pone a hacer la gallina. El villano, Dennis Hopper, al que muchos han encumbrado como carismático y terrorífico, a mí me ha sido un guiñol sobreactuado, caricaturesco, histriónico, desatado, sin fondo, lineal, histérico, pasado de vueltas, tampoco sus cómplices se escapan de mi quema, una panda de payasos bufones, que encuentra el foco en la exageración, en el surrealismo de un Dean Stockwell travestido y cantando, estridente. La historia te engancha a pesar de esto, te sabe intrigar por saber cómo acabará, y me ha resultado anticlímax, me ha dejado insatisfecho, con sabor a vacío. Más defectos en spoiler.

La puesta en escena es la gran baza del film, te sujeta, canaliza emociones, con excelente diseño de producción de Patricia Norris (“12 Años de esclavitud”), maneja escenarios que aportan contrastes, del barrio residencial apacible al feísmo de zonas mugrientas, el decadente edificio donde vive Dorothy, esas escalera paradójicas, en vez de conducir al cielo te llevan al infierno, todo atomizado por la fascinante fotografía de Frederick Elmes (“Hulk”), con manejo extraordinario de penumbras, semioscuridad, sombras, muy simbólicas, erigiéndose en protagonista fundamental para emitir zozobra y desasosiego en el espectador, con notorias referencias pictóricas al fotógrafo estadounidense Norman Rockwell y al holandés El Bosco. Y para envolver en un halo de intriga, suspense e intensidad el metraje, la música de Angelo Badalamenti (primera colaboración con Lynch, hace cameo de pianista en Slow Club) inspirándose en el compositor ruso Shostakovich, juega con sonidos de percusión disonantes para turbar, que además supervisa la fenomenal selección de temas, con excelente repertorio de canciones añejas pero atemporales, "Blue Velvet" de Bobby Vinton (dos veces se oye, la primera cantada por Julee Cruise y la otra por Isabella Rossellini), " In Dreams " de Roy Orbison, “Love Letters” de Victor Young, dos temas de Chris isaak, “Livin’ for your love” y “Gone ridin’”, dos temas de Badalamenti, “Blue Star” (cantado por Isabella Rossellini) y “Mysteries of Love”, componiendo una iconoclasta galería de música que crea un trémulo ambiente. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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