Historias extraordinarias

Esta cinta es cómo un libro compuesto por diferentes episodios los cuales mantienen la continuidad a lo largo de los tres intervalos en los que está dividido este film de 245 minutos. Incluye además pequeñas historias como la de la chica, que aportan variedad a las tres tramas principales. Es un film que utilizando unos recursos técnicos muy sencillos y ascéticos, consigue unos resultados sorprendentes. Sirve de ello la escena inicial, rodada en plano fijo, a una lejana distancia que así casi indistinguibles los protagonistas y con voz en off - una voz en off, tan odiada y mal considerada por algunos críticos - que aquí es un personaje principal del film y nos acompaña y ayuda a reflexionar lo que les sucede a los protagonistas de una manera extraordinaria.
Es una película para ver con tranquilidad y saborear, que combina diferentes historias muy bien guionizadas. Una pequeña joya que consigue divertirnos, sorprendernos y emocionarnos apoyándose en un gran equipo de buenos actores y guionistas.
Recomendada para las personas a las que les gustaron películas como "Dogville" y similares.

Obra experimental y poco común la del buen amigo Llinás que a mi (entiendo que no a todos) me ha dejado con la boca abierta.

Hay dos elefantes a los cuales afrontarse al ver Historias Extraordinarias:

A) La duración, que por mas cinéfilo que seas, asusta y siempre es un factor.
B) Que la película entera sea relatada con voz en off en su totalidad, excepto contadas situaciones.

Estos dos elementos que para más de uno resultarán un fastidio, a mi me parecen aplicados a la perfección. Quizás la duración es el más debatible, pero cuando uno toma dimensión de la complejidad de las historias contadas, no puede cortar el filme en lo más mínimo. Eso sí, se hace levemente tedioso el visionado, sobre todo entrada la tercera hora, pero el resultado final me ha dejado con un sabor que pocas películas me han dejado.

La voz en off, otro recurso narrativo polémico (sobre todo teniendo en cuenta la duración), es el ALMA del film. Gran elección de los actores para relatar, gran decisión hacernos parte del film al punto de estar, prácticamente, dentro de la cabeza de los personajes.

Para concluir, esta película no deja indiferente a nadie. Amarla u odiarla o dejar de verla a la mitad queda a criterio de cada uno, y se entienden todas las opiniones. Pero dudo que si se alterase algo de la película, ya sea dividirla en dos, o no ponerle la voz en off que nos guíe, el resultado sea el mismo.

Historias extraordinarias es un trabajo épico.

Puntaje: 8 para 9.

PD: el presupuesto de esta película fueron 33 mil dólares.

La monumental Historias Extraordinarias (2008), de Mariano Llinás y poco más de cuatro horas de duración, entrecruza tres relatos que se desarrollan entre campos, llanos, ríos y pueblos del interior bonaerense.

Por Nicolás Bianchi

Dueño de un estilo que ya había dejado entrever en Balnearios (2002), en el que prima la trama narrada en off por sobre otros recursos, Llinás presenta tres historias, una de las cuales está protagonizada por él mismo, que no se tocan pero sí suceden en un mismo ecosistema. El calificativo de extraordinario cabe tanto para lo que atraviesan los personajes como para describir a la película en sí, una verdadera epopeya narrativa, arriesgada por su tamaño pero finalmente exitosa.

El punto de partida, en el caso de la historia del señor X (Llinás), es un asesinato, atestiguado por el protagonista, en medio del campo. Allí queda un maletín con un expediente que será el comienzo de una investigación que el personaje llevará adelante. En el segundo relato, el señor Z (Walter Jakob) se siente intrigado por la biografía de su predecesor, fallecido súbitamente por un infarto, en un puesto burocrático en una empresa agroindustrial. Lo gris del trabajo contrasta con la colorida vida que Z intentará desentrañar. El tercer cuento está centrado en H, un joven que un ingeniero contrata para que documente una serie de monolitos a la vera del Río Salado, lo que le permitiría reunir una serie de pruebas con la cual podría ganarle una apuesta a otro miembro de una sociedad de fomento.

En todos los casos se trata de hombres solos, sin ataduras familiares ni parejas que se mencionen. Son aventureros, curiosos por vocación o aburrimiento que se lanzan a una serie de acontecimientos que los llevarán a perder el control. X, Z y H son arrastrados como una barcaza por un río, y a lo sumo está en ellos tratar de maniobrar para no hundirse. No los impulsa la codicia ni ningún otro deseo oscuro sino que, en un punto, lo que buscan es una aventura. Por eso Historias Extraordinarias es, en definitiva, un gran juego, una experiencia cinematográfica que es lúdica y fascinante.

No sería del todo incorrecto, aunque si un tanto reducido, decir que el film consiste en cuatro horas de imágenes diversas y narración en off. La premisa, que parece augurar un sopor total, solo describe los principales elementos de una película que nunca resulta densa ni aburrida. Las historias que cuenta están vivas y se mueven en todas las direcciones posibles. Hay relatos de guerra, misterios sin resolver, casos policiales, tríos amorosos y un sinfín de componentes más.

La forma en la que la película está construida lleva a que las actuaciones sean un elemento secundario. Lo central pasa por el texto que en off interpretan Juan Minujín, Daniel Hendler y Verónica Llinás, y su soporte visual. Además de los personajes principales y secundarios que sostienen la narración en distintos momentos, Llinás utiliza herramientas documentales, como fotos o periódicos, y también imágenes de los lugares que los personajes atraviesan. La película también funciona como rescate arquitectónico y paisajístico de los pueblos de la provincia de Buenos Aires por los que transcurre (Azul, Alberti, Puán, Chascomús, Dolores, Tandil, entre otros).

Además de un ejercicio cinematográfico, Historias Extraordinarias consiste en un fenomenal trabajo de escritura literaria volcada en un guión. Los relatos que también firma como autor Llinás bien podrían integrar un libro de cuentos con un estilo muy particular. Sin costumbrismo, tan común por estas tierras y más cuando el escenario de la acción es el interior, las historias se vuelcan a la intriga y las aventuras. En varias secuencias el relato en off adelanta el final, que se dice antes que las imágenes lleguen a ese punto. En ese sentido, se trata de una película imposible de arruinar. Aquí lo que importa no es tanto el destino sino el viaje.

159/19(17/05/22) Singular film argentino de los que despierta en mi contradicciones, pues tiene elementos atractivos y frescos, pero también tiene lastres que se me hacen bola. Hay que decir que con el director tuve una experiencia adormecedora con “La flor” (2018), película de solo 13 horas y media, y que encima parecía una tomadura de pelo, pero no como soy rencoroso, he vuelto a ver una obra de este extraño tipo, y al menos hay tramos degustables.

Escrita y dirigida por Mariano Llinás para una cinta megalómana en duración, alargándose tiene una duración de 245 minutos, divididos en tres actos, a su vez partidos en un total de 18 capítulos a través de los cuales se cuentan tres historias paralelas e independientes entre sí. Las tres protagonizadas por tipos llamados de modo genérico «X», «H» y «Z», el primero presencia un asesinato y decide esconderse en un hotel; El segundo está a cargo de una misión que no termina de comprender; Y el último comienza a investigar de modo obsesivo la vida de un hombre que acaba de morir y que él reemplazó en su nuevo puesto de trabajo. Film de muy bajo presupuesto con treinta mil dólares. Además de su bajo costo económico, utiliza un equipo de filmación reducido —con actores con poca o sin experiencia en el cine—, cuyos roles eran a menudo flexibles o intercambiables. Rodada con una cámara digital de definición sub ideal.

Ello en un relato donde todo cabe en este totum revolutum con asesinatos, mapas del tesoro, monolitos (“2001” ¿?), triángulos amorosos, amistades disfuncionales, animales salvajes africanos, aparatosas apuestas, falsos criminales, voyeures de ventana (“La ventana indiscreta” ¿?) auto-encerrados en hoteles, tiroteos con masacre, ríos infinitos, incendios, y más. Todo esto narrado con tres voces en off (anárquicas), cual homenaje a la literatura, todo lo que piensan los protagonistas nos lo cuenta, todo lo que pasa nos lo anuncia la extradiegética narración, e incluso lo que está por pasar, tan intrusiva (es decir poco) es esta voz, que hace que los personajes no hablen en todo el extensísimo metraje (excepto en el final, donde X dice, “Siempre de viaje”, una sola frase, por aquello de ‘La excepción que confirma la regla’). Teniendo recursos ingeniosos, como lo son los créditos iniciales con ínfulas ‘tarantinianas’ mezcladas con Sergio leone, con disgregaciones de las historias centrales sugerentes (la mejor la del arquitecto endiosado Salamone, pero también buena la de Lola Gallo y sus dos pretendientes), o como lo es la escenificación de una brutal balacera en el Molino mediante fotos fijas.

Pero todo esto es contrapesado porque al ser más de cuatro horas, todo lo bueno termina por diluirse, pues hay nula intensidad cuando la voz narradora nos anticipa lo que ocurrirá; Tiene un inicio magnético en el modo de presentar las diferentes sub tramas, pero como todo buen chiste si lo dilatas termina por perder toda gracia, y eso le pasa a esta película, que llegas a un punto donde se hace cansina, con algún oasis que te despierta de la modorra que puede producir tantas horas saltando de un lado a otro de modo juguetón y no siempre con chispa. Llegando a provoca el desapego con una historia que al carecer de intensidad no provoca al espectador estar pegado a la pantalla. Esto entronca con que me hace gracia que los críticos que tanto repudian (y no siempre con razón) las voces en off de algunas películas aquí se conmuevan pro una que hace de ello el todo, como diciendo ‘si no quieres dos tazas, toma un contenedor’.

Las tres líneas de la historia tienen 3 personajes principales anónimos: H (Agustín Mendilaharzu, director de fotografía de la película), trabajador manual nervioso en la historia ambientada en el río Salado, que busca monolitos puestos allí por un proyecto gubernamental anterior que fue abandonado y engancha con un extraño anciano alemán (Klaus Dietze) como su guía; X (Mariano Llinás, el director) interpreta a un arquitecto frustrado que acepta un trabajo ocasional en la ciudad Azul, por debajo de su capacidad, como agrimensor en los barrios marginales y es testigo del asesinato de un hombre que conducía un tractor por dos tipos nerviosos en una camioneta en medio de un campo de cultivo y de esconderse en la habitación 301 del Gran Hotel Azul cuando sin saberlo se convierte en asesino y ladrón de un importante maletín; y Z (Walter Jakob), como recién nombrado director de “La Federación”, un aburrido burócrata de nivel medio en una agencia agrícola provincial y para pasar el tiempo se involucra en tratar de rastrear la misteriosa vida de su predecesor (Cuevas) fallecido y descubre que es una vida complicada (a través de un bloc de notas escrito en clave) que requiere toda su energía y tiempo para rastrear.

Es de agradecer los ramalazos de humor que de vez en cuando y mordazmente suelta la peli, como cuando nos cuenta una sub historia para luego decirnos que no y tiene importancia con el núcleo de la historia. Así como hay un goteo de guiños cinéfilos regados por todo el ‘larguisimometraje’. Habiendo un juego experimental de meta-lenguaje de forma constante, con la voz más que narrando imponiendo lo que harán los protagonistas. Una narración híper fracturada, que incluso da saltos en el tiempo (vamos a plena WWII), suelta teorías cogidas por los pelos, para luego reconstruirlas (la del ‘romance’ que X observa por la ventana en la plaza).

Amor a la literatura y al cine, al paisaje y a sus gentes, a viajar por el disfrute de viajar sin importar el destino, a narrar historias solo por el placer de narrarlas. Te devuelve a la infancia cuando el que te contaran cuentos era tan importante como comer y beber. Cervantes, Cortazar, Borges...Historias detectivescas llenas de misterios y secretos que parecen no ir a ningún sitio y te llevan a todas partes. Una joya.