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Nader y Simin, una separación

Drama Nader (Peyman Moaadi) y Simin (Leila Hatami) son un matrimonio iraní con una hija. Simin quiere abandonar Irán en busca de una vida mejor, pero Nader desea quedarse para cuidar a su padre, que tiene Alzheimer. Ella le pide el divorcio y se muda a vivir con sus padres. Nader no tiene más remedio que contratar a una mujer que cuide a su padre. Una negligencia de la asistenta provoca un conflicto de grandes dimensiones. (FILMAFFINITY)
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Críticas 128
Críticas ordenadas por utilidad
22 de diciembre de 2012
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda gran peli debe cumplir con un requisito no menor: ser, principalmente, anónima de su país de origen, y si resulta complicado ubicarla en un contexto temporal, mucho mejor. Alguien despierto podrá objetar: "Una separación transpira a Irán por los cuatro costados", y tendrá razón. El Corán de fondo; mujeres con túnicas en señal de subordinación. Una objeción correcta. Pero eso que sucedió en Irán sobre abuelos maltratados y dilemas judiciales es muy propio de cualquier región del globo; y ese arraigo a las creencias religiosas puede compararse a la buena voz de la conciencia de todo ciudadano honrado que se sabe en falta y teme por la pérdida de su dignidad. Es decir: la religión está, pero pero la peli no se mueve por ella, la supera. Tampoco se puede reducir la cuestión a un mero y enmarañado problema judicial. Veamos más bien a la ley como ese juez imparcial que tendrá la última palabra, pero no la inicial, mucho menos las del medio.

Ubiquemos, finalmente, a Una separación como un drama humano, con seres limitados, falibles, siempre mejorables. La nula afectación, rasgo de estilo "a la inversa", de los tonos, el ritmo y las actuaciones hacen de Nader y Simin una propuesta que, de tan humana, termina por borronear la noción del artificio cinematográfico. La cámara está, pero no se nota; hay humanos, ni actores, ni personajes. Si hay, por el contrario, un uso frecuente de la situación derivada en símbolo: el plano final, quedarse o no en Irán como código de protesta social.

Esa chica que no logra decidirse entre quedarse con el padre o con la madre merece una mención aparte. Sus lágrimas parecen sudarios de sangre virgen, inmaculada y pura. Es tal la blancura de esa pequeña que no parece de este mundo. Y todo lo logra así, de pronto, ya sufre, ya llora, la construcción de las situaciones no se vislumbra salvo por nimios detalles. Si el arte es una deformación estética de la realidad, uso de luces y ubicación de planos...si nos atenemos a eso Una separación no es arte (?)...es algo sensiblemente mejor.
Juan Rúas
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18 de septiembre de 2011
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque es ahora cuando ha empezado a adquirir fuerza, Farhadi lleva casi una década haciendo cine y entregando películas dignísimas. Aunque es complicado descubrir sus orígenes, en la primera parte que se puede localizar de su filmografía, es decir, "Beautiful City" (2004) y "Fireworks Wednesday" (2006), ya daba muestras de fuerza para narrar y de saber mover a los actores, generalmente todos no profesionales. Fue en su fantástica "A propósito de Elly" (2009) cuando por fin se situó en el mapa; y de qué forma. Una película de intriga que mezclaba a Hitchcock con Antonioni y que daba esperanzas sobre otro tipo de cine salido de irán, tan acostumbrado al drama rural. En su nuevo trabajo, ganador de tres premios en Berlín incluyendo el de "Mejor película" el director sigue buceando en la sociedad del país para contarnos la historia de una familia que está al borde de la ruptura. Poco a poco se van añadiendo más capas hasta que el collage completo se perfila y nos muestra, con un ejercicio dramático en el que no hay frialdad, sino cercanía, cómo las cosas pueden no ser siempre como aparentan.

Dirigida con solidez e interpertada con muchísima convicción (no hay absolutamente nadie que lo haga mal, y entre los elogios se cuentan a los niños), "Nader y Simin" parte de la "separación" que refleja su título para crear la unión, en este caso del espectador con lo que se está contando, sin apenas altibajos (dura dos horas y sólo en momentos muy aislados reincide sobre lo mismo) y siendo generoso con lo que se muesta, dando pistas, ninguna falsa, para que la cosa funcione sin agrietarse. Quizá no sea superior a "A propósito de Elly" pero honestamente, poco importa, porque es un buen ejercicio cinematográfco en el que lo que se muestra es casi tan importante como aquello que se oculta. Una buena película.
Caith_Sith
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19 de agosto de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quede cautivado la primera vez que la vi, sencillamente por que tiene una narrativa que cuesta encontrar en cualquier otro film, el guión y dirección de Farhadi permite que las emociones fluyan junto con las estimables actuaciones del elenco, incluso los giros dramáticos están tan bien pensados que por momentos sentimos en carne la misma angustia del personaje.

Después que la vi una segunda vez, me gusto más, pude constatar que técnicamente es una película casi perfecta ( en encuadres, edicción, sonido, fotografía). Sin duda "Una Separación" es una película perdurable, que habla de una realidad que algunos es desconocida pero que con el gran talento del director logra que esa realidad sea parte de cada espectador, Imperdible Film.
CINELOCURA
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25 de septiembre de 2011
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nader y Simmin, una separación, deslumbró en Berlín, y no es para menos. La historia puede en un principio parecer común: una mujer iraniana decide separarse para poder abandonar su país con su hija, y cumplir el sueño de otorgarle la posibilidad de desarrollarse libremente lejos de la opresiva sociedad donde habita. Planteadas las primeras imágenes imaginamos que el problema será verse enfrentada al férreo control de un marido intransigente y tradicional. Esa es la primera sorpresa de la película que, rompiendo tópicos, muestra a un personaje masculino coherente y responsable con su papel de padre y de hijo. Luego habrá otras, que nos permitirán alejarnos de personajes maniqueos o de lugares comunes. La separación es pues, el punto de partida para una magnífica construcción de personajes complejos, y para una historia que se desarrolla ‘in crescendo’ con un ritmo perfecto y dónde se desentraña, con situaciones cotidianas, los entresijos más profundos de una sociedad iraniana en lucha y evolución.

Sólo las grandes creaciones artísticas pueden transcender la anécdota y mostrarnos cuestiones que simbolizan el presente pero van más allá del lugar y del tiempo que narran. Son temas complejos y universales y tan injustos y sorprendentes como lo es la propia vida.
marai
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26 de mayo de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de la película alude a una separación matrimonial, un asunto bien concreto, y el espectador no se equivocará al respecto. Lo que jamás intuirá es la profundidad con que el director iraní Asghar Farhadi tratará el tema. No sólo me refiero al magnífico guión sino además al tratamiento estético del conflicto.

La película se enfoca en las consecuencias que puede traer la separación de una pareja, con un detallismo que hace casi imposible no asociarla a una historia real.

Lo notable del guión es que a partir de una anécdota particular, que nos acerca a la religión y diversidad de clases existentes en Irán, el director logra una universalidad que va más allá de las fronteras geográficas, y nos pone a reflexionar en la importancia de las decisiones que tomamos en la vida. Como expone tan lúcidamente el escritor peruano Carlos Castaneda: “En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay tiempo para dudas ni lamentos... Sólo hay tiempo para decisiones.” Somos seres tomadores de decisiones, unas más importantes que otras, pero todas, absolutamente todas, tendrán consecuencias para nuestro entorno.

Terminar una relación de pareja es definitivamente una decisión importante, y suele correlacionarse la importancia de una decisión con la cantidad de personas a quienes afecta. Simin (la mujer) prefiere vivir en el extranjero para ofrecer mejores oportunidades para su única hija (Termeh), sin importarle demasiado la opinión de Nader (el marido) quien debe cuidar a su padre que sufre de Alzheimer. No es una decisión trivial, y Simin prefiere separarse del marido porque no deja sacar a su hija del país. Al parecer, Simin le oculta algo, y a su vez, Nader no estará dispuesto a pedirle que recapacite debido a que se siente herido. La falta de comunicación entre los tres integrantes de la familia traerá consecuencias enormes no sólo para ellos, sino además para la familia de la mujer que contratan para cuidar al enfermo.

Hay un acertado uso de la cámara fija y del plano medio para darle perspectiva y objetividad al espectador. Sin embargo, el director se la juega, cuando es pertinente, con planos personales y mucho silencio, si es que la subjetividad de los personajes aportan a la historia.

La estructura narrativa es sobresaliente y el director envuelve perfectamente el relato al comenzar y terminar la película en el mismo lugar. En la oficina del Registro Civil, la hija de la pareja deberá tomar una decisión tan compleja como las que han adoptado sus padres, y quizás conlleve consecuencias tan extremas como las que ya le ha tocado experimentar: deberá elegir con cuál de sus padres se va a quedar. Una carga pesada para una adolescente. Mal que mal, sus padres son adultos y se supone que tomaron sus decisiones de manera equilibrada.

Al final, hay una toma en que los padres aparecen separados por un vidrio, y nos da una señal de que el origen de su distanciamiento no fue el supuesto viaje al extranjero.

Muy buena película.
Anibal Ricci
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