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Mi desconfiada esposa

Romance. Comedia Gregory Peck es un periodista deportivo y Lauren Bacall, una diseñadora de moda de éxito. A pesar de que pertenecen a mundos muy distintos, tras una breve y apasionada relación se casan. Poco después de la boda, la convivencia provocará conflictos que ponen de manifiesto las enormes diferencias que existen entre ellos. Divertida comedia romántica de la Metro que se benefició de un reparto estelar, de un simpático guión -ganador del ... [+]
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
8 de septiembre de 2012
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Oscar al mejor guión?
Es cierto que la película es de mediados de los '50, pero precisamente es el guión una de las cosas que más falla. Toda la historia se sustenta sobre un hecho banal al que ni los protagonistas dan gran importancia (la trama de Dolores Gray) que se resuelve de una manera sosa y tremendamente predecible. Sin embargo, esto no es lo peor ya que a lo largo de la película se suceden innumerables acontecimientos que suceden por casualidad que son extremadamente poco creíbles. Aun así tendría un pase si no lo hubiesen "adornado" con la escena de la trifulca. Es que parecía una película de serie B.

Por último, y para quedarme a gusto, hablaré de Maxie. Ese personaje que en las demás críticas ponen por las nubes y que aparte de que no para de sobreactuar, pretende ser un secundario cómico que no te hará reír ni una sola vez (al menos en mi caso).

Al menos los tres actores principales dan lustre a esta película cuanto menos mediocre.
cdk15x
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16 de noviembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin que sirva de precedente y muy probablemente de forma meramente casual, la elección del título para España ("Mi desconfiada esposa") supera al original ("Designing Woman"). Porque desconfianza debía ser lo que sobraba al inicio de este rodaje, tanto por la Metro-Goldwyn-Mayer como por parte del director y de los principales intérpretes -sabedores de haber sido platos de segunda mesa-, tras la concatenación de las renuncias de Joshua Logan en la dirección -después de los éxitos cosechados con Picnic (1955) y Bus Stop (1956)- y de James Stewart como protagonista masculino -las dos como efecto dominó por el abandono previo del reparto de Grace Kelly, debido a su boda con el Príncipe Rainiero de Mónaco-, así como también la negativa de Cydd Charisse para el papel que finalmente recaería en Dolores Gray (Lori Shannon).

Gregory Peck (Mike Hagen) fue el elegido para sustituir a James Stewart y propuso a Lauren Bacall (Marilla Brown) para ocupar el puesto que había dejado vacante la princesa monegasca.
La diva del cine negro en la década de los 40 estaba atravesando por aquel entonces una dolorosísima situación familiar -su marido Humphrey Bogart se estaba muriendo de un cáncer esofágico-, y no dudó ni un instante en sumarse a este proyecto, aceptando incluso rebajar su caché a la mitad. Y a buen seguro que acertó, puesto que nada mejor que una película dirigida por Vincente Minnelli -con ese colorido "marca de la casa" irradiador de unas ganas exultantes de vivir- para hacer las veces del bálsamo que necesitaba a nivel personal. Esta liberación emocional y física, unido a la química que desprende con Gregory Peck -no hay más que ver los besos y mordisquitos en las orejas que se dan- que traspasaría la pantalla (entablando ambos una gran amistad en la vida real), hacen que la actriz luzca durante todo el metraje extremadamente relajada, glamurosa y bellísima (es de destacar la escena en la que sale vestida con un bañador de color amarillo) y se acabe adueñando por completo de la función. No en vano, para ella esta siempre fue una de sus cintas favoritas.

Minnelli utilizó un estilo visual lujoso, en la senda de sus mejores musicales, con un derroche de diseño de vestuario a cargo de Helen Rose, quien realizó la friolera de 132 trajes solo para la Bacall.

El peculiar estilo narrativo a modo de flashbacks contados con una voz en off por cada uno de los principales personajes, ayuda a conectar al espectador con la historia, al hacerle partícipe de la misma, y en muchas ocasiones las rápidas contraposiciones de estos pensamientos suponen un elemento de enredo al estilo screwball comedy.

Se trata de un film cuya comicidad pivota en torno a la enorme polaridad existente entre estos recién casados que apenas se conocen, -después de haber mantenido un romance relámpago-, confrontando sus distintas amistades y sus diferentes estilos de vida (el periodismo deportivo, más focalizado en el boxeo, asociado a la violencia y al mundo del hampa, frente al mundo de la moda asociado a la sofisticación).
Unos actores secundarios "de peso" -entre los que incluyo a ese jefe del periódico con carácter férreo y blando corazón- y los decorados definen a los dos cabezas del cartel. Resulta excepcional el trabajo realizado en el diseño de decorados para mostrar los hábitats naturales en los que se desenvuelven -sintetizado en las visitas a sus respectivos apartamentos de solteros-.
Contiene buenos diálogos, un ritmo trepidante, escenas desternillantes -como la del combate de boxeo- y secuencias estupendas -como la que da pie al "accidente" de los raviolis y que concluye con la coincidencia, en varios planos, de Mike y el portero del edificio de Marilla esperpénticamente ataviados-.
Magistrales son el doble gag acústico-visual utilizado para representar la resaca de Mike al día siguiente de la fiesta en el hotel de Beverly Hills, así como el diálogo en el que Marilla le explica a este los síntomas que tiene cuando se enamora, que sin solución de continuidad se encadena con la petición de ella de un menú en un restaurante.

Algo de autobiográfica debe de ser la escena en la que Gregory Peck acusa a Randy Owens (interpretado por el coreógrado Jack Cole, en su primera actuación) de homosexual, puesto que Vincente Minnelli siempre tuvo que convivir con ese mismo halo de sospecha a pesar de sus cuatro cónyuges y sus dos hijos.
La pelea coreografiada del final, con el bailarín Randy derrotando a los hampones cumple con una doble finalidad: por una parte, la de reafirmar la masculinidad que él mismo había reclamado con anterioridad -enseñando la foto de su esposa y de sus 3 hijos-, y por otra, es la manera empleada por Minnelli para revelarnos su preferencia por el refinamiento y el Arte.

En definitiva, esta producción aún conserva toda la frescura después de haber transcurrido más de 60 años desde su estreno al alimón en USA y Australia. Únicamente me chirría la ingenuidad del guión en lo concerniente a la obstinación de Mike de ocultarle a su mujer su relación sentimental previa con la vedette Lori Shannon, máxime cuando ella sí se sincera con él de su pasado. Y el otro lunar que aprecio es el del manido recurso humorístico -que hoy en día sería considerado como políticamente incorrecto- de valerse de un boxeador "sonado" (Maxie Stultz, bien interpretado por Mickey Shaughnessy).
burrito
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11 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una comedia romántica que cuenta con la originalidad de la forma de estar contada, esto es, por los propios protagonistas, dando su punto de vista de todo lo que va pasando, de una forma que queda bastante atractiva, divertida e interesante.

La película cuenta con unos protagonistas de nivel, con un gran Gregory Peck y una Lauren Bacall que veo por primera vez en una película a color, y que noto bastante desmejorada (la edad no perdona) de sus papeles más jóvenes junto a Bogart, con esas miradas que tumban.

La historia como tal, como suelen ser en este tipo de películas, va de incomprendidos, y es que si uno lo piensa un poco, todo el follón de los celos se arma por una cosa muy simple y que el protagonista podría haber contado en cualquier momento, pues no había hecho nada malo.

Es, también, ¨muy de su época¨, y es que hay momentos que me han resultado sumamente machistas, con la ideología actual, pero eso no se le puede echar en cara. Eran otros años y otra forma de pensar.

La peli no me ha parecido lo más divertido del mundo, pero la verdad es que tiene momentos muy graciosos, más de uno debido al personaje del boxeador, que es genial.
En definitiva, una comedia romántica que, sin ser de las mejores, es digna de verse.
TANOMUERTO
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6 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué pasa con Minelli que técnicamente no deja de sorprender por lo avanzado que ejecuta los planos y las planificaciones de las escenas pero, paradójicamente, se posiciona en el lado diametralmente opuesto desde el punto del contenido narrativo; no son una, ni dos, son muchas las situaciones que se dan a lo largo de sus películas que denotan lo que probablemente es la mayor virtud del hombre clásico: su falta de seguridad.
Es decir, estamos ante un hombre que disfruta de las buenaventuranzas de una esposa que lo consiente y mantiene pero que no es capaz de aceptar que la vida existe incluso antes de nosotros.
Me sorprende aún más cuando acudo a la repercusión de la película y obtengo como resultado el conocimiento de que fue ganadora del Óscar a mejor guion original de su año. Ya me lo puedo imaginar (ojo, admito que no he buscado ni me he informado en absoluto sobre cuáles pudieron ser sus campañas de marketing pero puedo hacerme a la idea) "la comedia más humana del año" o algo así como "jamás nadie habló igual del matrimonio", por supuesto con más gancho y con lo que se podría considerar talento publicitario, algo que no tengo... pero que claramente podría resumirse en que tu abuelo, mi abuelo, tu abuela y mi abuela observarían esta película con el anhelo de tener un matrimonio igual: agazapado tras una manta de desconfianza que se oculta con las ventajas de una vida adinerada; pues al fin y al cabo en eso consistió la imagen de la Estados Unidos de los cincuenta y sesenta, el Mccarthismo más imperante: seamos felices, comamos perdices y que el dios dinero nos ampare,
Cuando peor le va al personaje, qué hace; yo les digo: miente o paga por mentir; cuando está triste el personaje, qué hace; yo les digo: bebe con el dinero que le da su esposa y la miente para poder seguir recibiendo dinero de su esposa.
Finalmente, para el Hollywood más imperante universalmente, la vida era eso: un tiovivo de mentiras arriesgadas que siempre encuentran su fin pero que son alargadas con la complicidad de tu compañero o compañera de vida que anhela la perfección en la ética humana... un gobierno que provocó apenas diez años después varias de las guerras más sangrientas de la historia y que aquí cuentan con un Gregory Peck y una Lauren Bacall totalmente entregados a ondear el panfleto de su nación.

A todo esto, se nota la capacidad de Peck para improvisar ante los planos largos; no tanto la de Bacall pero bueno, tengamos en cuenta que Peck viene del teatro y de la improvisación y ella no. Tengamos en cuenta igualmente en el planteamiento la formación de Minelli en la ópera, en los cabarets y en los musicales; tengamos en cuenta que el mundo reclamaba un poco de agua fría... pero pongamos en valor la película desde su época y aceptémosla como una aceptable comedia con más recursos que ninguna que (lógicamente) merecía ser encumbrada por el sindicato de la academia de la época.
Pero abandonemos nuestra perspectiva histórica y aceptemos que es una película que muestra más por lo que quiere ocultar que por lo que pretende mostrar. Aún el mundo no cambia y persiste en su intención adoctrinadora pero nosotros debemos adoptar una posición crítica. Me costó y me dolió a partes iguales reírle las gracias a esta comedia.
priapo
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27 de marzo de 2019
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído algunas críticas que tachan la película de aburrida, pasada de moda, etc.
Supongo que cada cual tendrá su gusto y es también posible que yo sea demasiado fácil de conquistar,
pero el caso es que considero Mi desconfiada Esposa una auténtica joya, que descubrí hace ya unos años y que
reveo siempre que tengo ocasión. La agilidad y ritmo con que se suceden los acontecimientos, el preciosismo de las imágenes, la interpretación "inigualable" de Gregory Peck, sin despreciar al resto de actores y actrices que también lo hacen francamente bien. Todo ello te sumerge en ese mundo mágico y lleno de encanto donde solo consiguen
trasladarte las buenas películas.
Brillante comedia, de esas que ya no se hacen!
sergio
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