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Los camaradas

Drama La acción se desarrolla a finales del siglo XIX en una fábrica textil de Turín. Los obreros reivindican la reducción de la jornada laboral de 14 a 13 horas, para evitar los accidentes que provoca el cansancio. La aparición del extraño y entrañable profesor Sinigaglia (Marcello Mastroianni) hace que la protesta desemboque en huelga. La película, que oscila entre el sainete y la tragedia, presenta una galería de personajes antagónicos: ... [+]
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
8 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable drama laboral el que nos muestra Mario Monicelli. Años después del neorrealismo italiano, cuando Italia empezaba a levantar cabeza, surge este drama que narra una historia laboral en pleno siglo XIX, cuando los trabajadores de las fábricas empezaban a reclamar unas mejores condiciones laborales, ya que los patronos de la época a través del miedo y la siembra de incertidumbre, se aprovechaban todo lo posible de unos trabajadores desinformados y llenos de miedo que sin embargo, agotados, por el excesivo horario laboral, sufrían las consecuencias del cansancio y el desasosiego.
El guion, escrito por el mismo director junto con Agenore Incrocci y Furio Scarpelli, narra una historia dramática repleta de reivindicaciones históricas laborales para hacernos conscientes a los trabajadores de hoy día sobre lo que tuvieron que sufrir nuestros antepasados para llegar a conseguir lo que hoy tenemos; unas condiciones laborales más dignas. Para ello, el director cuenta con la inestimable colaboración del camaleónico Marcello Mastroianni, que borda el papel de un profesor que trata de ayudar a los trabajadores de la fábrica para que consigan mejorar sus condiciones laborales, aunque para ello, tengan que sufrir calamidades e inesperadas consecuencias.
En cuanto a los detalles técnicos del film, destacan sobre todo por un notable uso del blanco y negro y una fotografía que logra captar la esencia de la historia, ya que consigue junto con la música sutil que es usada solo en las escenas oportunas, transportar al publico al momento y lugar en cuestión. También los planos y movimientos de cámara logran exprimir lo mejor de la trama, al igual que los vestuarios, caracterizaciones y decorados que están bien trabajados para situar al público en el momento y lugar en cuestión.
Por tanto, considero este drama laboral una historia necesaria de conocer para ser conscientes de lo que tuvieron que sufrir nuestros antepasados para lograr unas condiciones laborales dignas y respetables como las que podemos tener hoy en día. Para ser conscientes de cómo tenían que luchar contra ellos mismos incluso y sus propios miedos, además del hambre y las calamidades que tenían que pasar para lograr su objetivo, que no era otro que tener unas condiciones laborales lo suficientemente aceptables, como para no caer en accidentes laborables por ser víctimas del cansancio extremo.
Elcinederamon
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2 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
302/04(06/11/23) Maravilloso film italiano, dirección maestra de Mario Monicelli equilibra el sórdido drama de estos obreros con dosis ingeniosa incisivas de humor. Guión del propio realizador junto a Agenore Incrocci y Furio Scarpelli (ambos responsables del libreto magistral de “Rufufu”), siendo nominado al Oscar a Mejor Guión original (perdió ante el de “Operación Whisky”), narración ágil, fluida, con situaciones excelentes en su exposición, así como diálogos punzantes. Obra imbuida del neorrealismo italiano mezclado con vigor patético de la commedia all'italiana. Aborda el drama social desde una vertiente de izquierdas, sin ser un panfleto comunista, sin caer en facilonas sensiblerías, con la sensibilidad con que Monicelli trata el tema se acerca más a un ejercicio humanista, retrata con cariño a estos coloridos protagonistas, seres con aristas, débiles, con defectos, con ilusiones, muy humanos. El director vuelve a ofrecer otra clase magistral en como desarrolla un relato coral donde hay cabida para dar alma a estos personajes que se mueven entre la miseria, el patetismo y los sueños de avanzar, un reguero de figuras con todos los rasgos posibles en el collage que son este grupo heterogéneo, con valientes, cobardes, hambrientos, manipulables. Un halo fatalista recorre la historia, pero sin hacerla pesarosa, pues el director proyecta una atmósfera derrotista, pero haciendo a sus caracteres con dignidad, desplegando en la historia ironía, mordacidad, inocencia, tragedia, humor, y todo ello de modo exquisito, con gran realismo. Amén de Monicelli dirigir la cámara en glorioso b/n por mor del DP Giuseppe Rotunno (“El Gatopardo” o “Amarcord”), ejercitando vigor colectivo en como exhibe travellings y tomas generales que emiten emociones, en crudos contrastes de grises, con cielos siempre sin sol, transmitiendo gelidez ambiental dramática, acorde con el estado de ánimo requerido.

Todo ello sorteado por un elenco sensacional, cumbres en sus sentidas actuaciones. Empezando por un gran Marcello Mastroianni grande como el profesor Sinigaglia, alejado de su imagen de ‘latín lover’, con barba rala, con abrigo raído, bufanda gastada, y gafas, desmitifica su trol del superficial playboy-paparazzi Marcello en ‘La Dolce Vita’, para encarnar a un idealista agitprop de gran carisma, con una labia proverbial para enardecer a las masas de obreros, y sin embargo un pobre hambriento en la intimidad (como se tira a por un sándwich olvidado, que luego con dignidad entrega a su dueño). Tiene una química fabulosa con la prostituta Niobe. Extraordinario el actor romano exudando una turbadora miscelánea entre liderazgo y ternura: en realidad es un idealista especie de profeta que ha llegado a agitar las mentes mansas de los camaradas, pero en realidad no es un obrero, es un simple viajero con sus mensajes, pero cuando él se vaya ellos seguirán allí con las talvez trágicas consecuencias de su ‘rebelión’, es por ello un personaje complejo, donde es fácil remover y espolear a gente cuando solo eres un ‘paracaidista’ que acaba de llegar, y luego desaparecerás. Alguien que empuja a la huelga sin fin a estos pobres obreros que pasan faltas con el poco dinero que les llega trabajando, pues si se quedan sin este sustento están abocados al hambre y el frio; El orondo Folco Lulli es estupendo como Pautosso, un extrovertido agitador obrero, tipo visceral de gran corazón, emitiendo una gran vis cómica entrelazada a fuerte personalidad que deja patente cuando le hacen la ‘jugarreta’ en la fábrica los camaradas con el silbato; Renato Salvatori como el obrero Raoul, tipo pragmático que tiene un romance en medio de la huelga, muy bueno (muy jocosa la batalla por la sábana en la cama con el profesor); El actor argentino Bertrand Blier muy bueno como Martinetti, un pusilánime obrero manipulable por el patrón; La actriz gala Annie Girardot es brillante como la prostituta Niobe, se rebela contra trabajar duramente en la fábrica, ejemplo de la salida fácil a las penurias, personaje tratado con simpatía, no juzgándolo y entendiéndolo.

Estamos a finales del siglo XIX en Turín, Italia, el corazón de la Revolución Industrial europea, y se ha desarrollado una lucha de poder entre una fuerza laboral explotada y enfrentada a una burguesía privilegiada. Jornadas laborales de dieciocho horas, bajos salarios, malas condiciones laborales y beneficios inadecuados fueron el resultado del temprano capitalismo desenfrenado. De este polvorín de conflicto surgieron los sindicatos, las huelgas y, en última instancia, el socialismo en Europa. En una fábrica textil, otro grave accidente empuja a los trabajadores a exigir mejores condiciones laborales. Cuando su petición de reducir la jornada laboral de catorce a trece horas es ignorada, deciden hacer un gesto demostrativo, haciendo sonar la sirena de fin de turno una hora antes, lo que sin embargo les acarrea a todos una multa. Los trabajadores organizan entonces una huelga, aprovechando la experiencia sobre el tema del experto profesor Sinigaglia, recién llegado a la ciudad procedente de Génova y buscado por la policía por agredir a un funcionario público durante una manifestación.

Ya marca el tono agridulce Monicelli desde su adusto inicio durante un ordinario día en un hogar pobre obrero seguimos a una familia mientras se levanta entre el frío para iniciar una jornada laboral en la fábrica, estamos con un adolescente y su hermano menor se despiertan al amanecer en una humilde vivienda. Para entrar en la explotación textil cual, si estuviéramos en la ‘langiana’ “Metropolis”, todo narrado visualmente con grado excelso de naturalismo que te hace abrazarte por la gelidez ambiental frio. Tras un tremebundo infortunio de un obrero, los trabajadores planean una artimaña de protesta… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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2 de julio de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenida cualquier película que ahonda en el problema histórico de las relaciones entre explotados y explotadores, algo que Monicelli conocía perfectamente y que en su "Los camaradas" con toda lógica desarrolla en la Italia industrializada del norte. Ahí arriba en Turín, están tan lejos del sur que hasta los sicilianos son extranjeros. Así que al maestro director italiano no le tiembla el pulso y no se deja nada en el tintero, todo lo que había que poner lo pone y no renuncia siquiera a una pizca de ese humor por el cual es famoso. No desdramatiza una realidad durísima, hablamos de jornadas de verdaderos esclavos de catorce horas en condiciones lamentables. Pero si a la hora del bocadillo alguien flojea y se le escapa una ventosidad no deja de hacerlo por el bien de una sonrisa del espectador.

Llega Mastroianni y de repente echo de menos a Gassman, qué le vamos a hacer, no iban a estar todos en el mismo pastel. Marcello es quien empuja, quien cohesiona y quien pone su cara famélica si hace falta, usa sus palabras, las ideas que ya se conocían a finales de S.XIX, las razones de la lucha proletaria y la conciencia de clase. No hay clase media, hay explotadores que exprimen al trabajador y ni pizca de humanidad. Monicelli realiza un retrato asombroso de una realidad indigna que era común en la Europa industrializada. No se deja nada, hay esquiroles, hay quienes dudan, hay divisiones en los huelguistas, disturbios y por supuesto hambre y muerte. Más o menos la lucha de los abuelos de nuestros abuelos, que hicieron todo lo posible por mejorar las condiciones de vida de la mayoría, que por aquel entonces eran llamados proletarios.

Son más de dos horas de idas y venida de muchos personajes con sus esperanzas y sus dudas, muchas cosas que nos cuenta un director cuya filmografía es un cofre de joyas. Monicelli no decepciona nunca, es coherente y si hace falta cierra el puño y canta la Internacional.
Luisito
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3 de mayo de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Junto a La Clase Obrera va al Paraíso, Los Camaradas es vital para asimilar la revolución obrera de Italia. Una narración concisa, delicada e impregnada de un neorrealismo de denominación que culmina en una crítica al sistema precario. Si La Clase Obrera […] penetró en un simbolismo aterrador, este título se posiciona hacia un estilo irónico -incluso satírico- y mucho más popular.
danillobet
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31 de mayo de 2012
12 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mario Monicelli (“La rosa del desierto”, 2006) realiza “Los camaradas” (I compagni), un film el que refleja la lucha que mantienen los trabajadores en una fabrica para tener unas condiciones dignas de trabajo con su patrón, un hombre que no piensa ceder ni un ápice en contra de su beneficios.

Monicelli se esfuerza en que el espectador vea a unos trabajadores que temen por su puesto de trabajo, incapaces de plantar cara en principio a su jefe para que su jornada laboral se reduzca de catorce a trece horas. Ilustra de forma muy completa las rutinas que suceden dentro de la fábrica añadiendo una magnifica ambientación y personajes definidos. Logra reflejar el papel que tenía la figura del “profesor” como ideólogos y agitadores, imprescindible para reavivar la llama a los obreros para que luchen por sus derechos.

Correcto reparto encabezado por Marcello Mastroianni (“Fellini, ocho y medio (8½))”, 1963) quien encarna al Profesor Sinigaglia, un hombre con dotes de líder que intentará convencer a los obreros de una fábrica textil de Turín, de que deben reivindicar sus derechos plantando cara a su patrón. Folco Lulli (“Stark, el pistolero”, 1968) da vida a Pautasso, quizás, el personaje más entrañable del film al ser siempre el que tiene que “pringar” en representación de los trabajadores para hablar con el patrón. Digamos que la expresión adecuada para definirlo es la de “perro ladrador, poco mordedor”. Buena interpretación de Lulli que logra cautivarme más que la de Matroianni. Es también curiosa la aparición de Raffaella Carrà (“Privado de amar”, 1970) interpretando a Bianca.

Es interesante ver el poder de convicción que logra tener una persona como el Profesor Sinigaglia, un hombre que aparece repentinamente para motivar a los obreros a que luchen por sus intereses llevándolos por un rumbo que acabará teniendo sus consecuencias. Personas que se guían por alguien que aparentemente defiende sus ideales y que siguen al ser una persona culta e inteligente, alguien a quien apoyar y con poder de convicción en principio, hasta que se acaban viendo los trágicos resultados.

Destaca la firmeza del patrón de la fábrica al no ceder ni siquiera plantearse el hecho de llegar a un acuerdo con los obreros, Los susodichos se ven en un aprieto cuando éste les dice que no tendrá ningún reparo en contratar a otros obreros que estarán encantados de trabajar en su lugar, ya que llevan prácticamente un mes sin trabajo y desesperados.

La lucha encarnizada que mantienen los obreros de la fábrica con los nuevos obreros contratados que llegan en tren es también otro de los puntos a destacar. Ver como unos intentan convencer a otros sin lograrlo debido a que la desesperación y el hambre pueden más que las palabras y el razonamiento.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SCuenca
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