Culminante por su ejecución. Histórica por su dirección. Simbólica e inteligente. Brillante.
De la representación más precisa y exacta, Buñuel recrea una realidad tangible, palpable, con sus dramas (y comedias también) de nuestra sociedad, tan particular como dura, inculta, bruta, salvaje.
Viridiana es adictiva y sorprendente. Su inicio engaña al espectador (al menos me ha engañado a mí) y Buñuel es capaz de construir un espejo que será recordado como uno de los títulos más importante del cine español.

La trayectoria profesional de Sharon Stone no se entendería sin Instinto Básico; pero tampoco la película se entendería sin ella: femme fatale en mayúsculas, sensual, calculadora, electrizante, un auténtico foco de atención para el espectador. Tampoco podemos obviar la magnífica interpretación de Michael Douglas o la de jeanne tripplehorn. Pero más allá de sus actuaciones, se trata de una película dotada de un guion muy bueno, que te retuerce, te confunde y te lleva de un lugar a otro. No comprendo su baja crítica; es una película notable, cumplidora y sorprendente.

Impresionante. Obra maestra desconocida. Ya no hablamos de un guion sensacional, ni de una dirección sublime o de una imagen y caracterizaciones reminiscentes. Estamos hablando de un conjunto de emociones, miedos, huidas, fracturas enmarcadas en una alocada, pero a su vez tan normal familia de la década de los sesenta y setenta.
La intrusión del rock (liderada por Pink Floyd y David Bowie), la rebelión personal y la necesidad de rebelarse, así como experimentar son elementos indispensables que pone Vallée sobre la mesa.
El relieve de la gran mayoría de sus personajes, con magníficas interpretaciones, inducen al espectador a una aproximación innegable tanto del protagonista como de la familia en sí.
Valiente, fresca y, sobre todo, loca. Así es C.R.A.Z.Y, una alocada a la par que estimulante e impactante cinta.

Como enfoque de una realidad que existió -a pesar de la evidente rigidez del régimen soviético- tiene matices interesantísimos: su puesta en escena, la melomanía y la fiebre de sus protagonistas por el rock, y el lejano sueño de convertirse en estrellas rozando los límites de “wannabe” … son relieves que destacan la precisión de Kirill Serebrennikov a la hora de entender y contener la esfera rockera de finales de los setenta. Su gran PERO recae en diversas interrupciones que establece el propio director con la intención de dar quizás una lección al espectador, pero que de ninguna manera son necesarias. Por no hablar de que rompen con el filo de la película y que transforman un análisis verosímil en un género musical.

Tenía grandes expectativas puestas en esta película y han sido satisfechas en su totalidad. A pesar de su inicio un tanto lento, la acción evoluciona con una fluidez orgánica y sensacional, como la elaboración hiperrealista de sus flashbacks, que se convierten en apoyos que reflejan más allá de la narración y destapan temas sociales, conflictivos e ideológicos. La labor de Denis Villeneuve en términos de dirección y adaptación es de alabar y los actores trasladan muy bien ese mensaje al espectador. Incendies tiene detalles únicos y sobrecogedores, y engloba un viaje repleto de dolor, odio y, sobre todo, realidad. Y por si fuera poco, tiene “ese algo” de Oldboy.