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Un día en las carreras

Comedia La propietaria de un hospital (Maureen O'Sullivan), que se encuentra en una delicada situacion financiera, se ve obligada a depender del dinero de una paciente millonaria (Margaret Dumont) o ceder el negocio a un ambicioso magnate. Es entonces cuando entran en escena los hermanos Marx. Groucho es veterinario, pero se hacer pasar por médico para mantener en el hospital a la hipocondriaca ricachona. Como esto no es suficiente, deciden ... [+]
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
8 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día en las carreras es la tercera película más conocida de los hermanos Marx, repleta como las otras de un humor hilarante y una comicidad basada en el humor absurdo. Para el recuerdo queda la escena en la que Groucho se hace pasar por un prestigioso psicólogo y sostiene una divertidísima conversación interpretando varios personajes con un contable del sanatorio que desconfía de sus capacidades y busca referencias sobre su formación médica. Recuerdo estar comiendo una manzana cuando la vi y tener que escupirla de la risa. El final también es muy divertido, el único pero que le pongo a estas películas son los aburridos números musicales que para mi gusto sobran porque lo que quieres es que terminen de una vez para ver a los hermanos en acción soltando paridas. Es cierto que Chico y Harpo tocaban el piano y el arpa estupendamente pero lo que realmente interesa no es verles tocar sino montar sus ocurrentes números.

Las películas de los hermanos Marx son recomendadas por los médicos para pacientes en estado depresivo o en fase terminal y es que el buen humor sana.
Harold Angel
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7 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Un día en las carreras» figura entre las mejores obras de los Marx, y es posible que lo sea, aunque yo, la verdad, he llegado a punto de amor tan grande hacia estos hermanos que disfruto de su humor con independencia de sus cualidades cinematográficas.

Sea como sea, nos toca ir a las carreras y a conocer este sanatorio regentado por la bella O'Sullivan. No estoy segura si es de locos aunque bien podríamos acabar todos allí si nos descuidamos lo más mínimo. Es lo que ocurre cuando te rodeas de Groucho, Chico y Harpo: que todo se desmadra. Un veterinario haciéndose pasar por doctor, unos empresarios como blanco de los protagonistas, la parejita enamorada que, sinceramente, no estorba, un empleado espabilado especialista en timos y un jockey con una mímica inolvidable son los personajes de «Un día en las carreras». Bueno, me falta el caballo Chistera, tan listo como el que más, y esos cantantes, músicos y bailarines que nos deleitan con el número de «All God's Chillun Got Rhythm», que es una pasada lo mires por donde lo mires. Eso sí, le sobran minutos al metraje.

Por lo demás, «Un día en las carreras» tiene momentos geniales que, con todo, no son especialmente graciosos, y esto es una característica que a mi me ha sorprendido teniendo en cuanta que se trata de una película cumbre de los Marx; y como es una comedia, también hay que tenerlo en cuenta a la hora de valorarla. Te ríes a destellos, pero no continuamente. Con todo, la conversación telefónica falsamente interrumpida de Groucho es brillante, el reconocimiento a Margaret Dumont es un ejemplo claro de «marxismo», el timo es todo un clásico y la parte final, en la que tienen que evitar que la carrera empiece y hacer que cierto personaje hable por el micrófono, es disparatada.

Además, anda el espíritu Marx rondando en cada esquina, así que con eso me quedo. Yo te sigo, Groucho.
Kaori
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5 de enero de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producto de la factoría “Marx”, que presenta como novedad un mayor estilismo en los números de baile. El riego de gags es sonriente, a la altura de su repertorio, pero esta vez la velocidad a la que se baila hace que nos llame la atención. No se trata de números insulsos de arpa y piano, de Harpo y Chico.

Sorprendido, para bien, con la mejor escena de la peli, que es en el granero, con los niños negritos de fondo, y luego siendo partícipe toda la comunidad afroamericana en el magnífico número de baile.

Se me ha hecho muy pesada. Supongo que esto de las películas va por rachas. Hace algún tiempo, me encantaban los Hermanos Marx. Pero sus películas pierden con el tiempo, y hay algunas que son más míticas que otras.
CHIRU
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30 de octubre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Marx alcanzaron su máximo apogeo tras la magistral "Una noche en la ópera". Establecidos ya como un trío, una vez más vuelven a las andadas. "Un día en las carreras" da todo lo que se puede esperar si se han visto otros filmes ya anteriores de estos grandes cómicos. De nuevo nos ofrecen grandes momentos para el recuerdo, momentos muy alocados y muy divertidos, en su línea. Argumentalmente es muy parecida a la anterior "Una noche en la ópera", una joven pareja que se ama, pero cuyo amor lo imposibilitan una serie de circunstancias y problemas que los disparatados hermanos se encargarán de solucionar dando lugar a momentos desternillantes y mucha diversión, línea argumental que a también seguirían los posteriores filmes de los hermanos Marx (exceptuando la extraña "Amor en conserva"). Como pega pondría unos números musicales demasiado largos, realmente es el film de los hermanos Marx que mayor metraje tiene porque contiene las secuencias musicales más extensas que pueden llegar a aburrir durante su ejecución, pero pasando por alto este "bache" el film es muy entretenido y es ideal para pasarse un rato divertidísimo.

A destacar:
- el hilarante reconocimiento de Margaret Dumont.
- el sabotaje final de las carreras de caballos.
- el momento: "quiero tenerte más cerca, más cerca, más cerca" a lo que Groucho responde: "si me acerco más voy a salir por la espalda".

En fin, una película GENIAL...
Tomi Roberts
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23 de diciembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los Marx forman parte de mi código genético, y por tanto, he de asumir que las mutaciones genéticas son mucho más frecuentes de lo que los científicos están dispuestos a asegurar. Me tengo que remontar otra vez a mi adolescencia, en la que recuerdo que cualquier momento era bueno para disfrutar de unos minutos de compañía de los tres o cuatro locos Marx. Especialmente tengo en mi memoria el verano del 87. Íbamos a pasar toda la familia unos días a la isla del Hierro, sí, la que, en los momentos de redactarse esta crítica, es noticia nacional por la erupción de uno o dos volcanes. El histórico ferry "Ciudad de La Laguna" (ahora embarrancado en las costas del Sáhara, en Tarfaya, con el nombre de "Assalama") salía casi de medianoche del puerto de Santa Cruz de Tenerife, y mientras se ultimaban los preparativos en casa después de cenar, estuvimos diciéndoles un "hasta luego" a los Hermanos Marx desternillándonos con la escena del carrito de los helados con un vídeo VHS puesto en la consola de la sala de estar. Luego, en la pequeña isla de 278 km2, para matar el tiempo en las horas de descanso en la que no jugábamos al ajedrez o cartas mi hermano o yo, nos poníamos a imitar a los Marx. Sin duda, código genético inducido en aquellas vacaciones puras sin preocupaciones.

Por primera vez en su carrera, los Marx habían sido producidos en la dupla gloriosa "Sopa de ganso" y "Una noche en la ópera", pero, aunque "un día en las carreras" es una especie de continuación de la anterior, es la primera película delos Marx que no supone un paso adelante en irreverencia ni locura. Se advierten algunos signos de que el manantial inagotable de gags empezaba a borbotear con menos fruición, quizás debido a la repentina muerte de Tahlberg, el guinosta-director que sacó lo mejor del terceto. Con todo, "Un día en las carreras"es una película de humor admirable, en la que disfrutamos de escenas clásicas en la historia del cine como la del carrito de los helados, el reconocimiento médico y la brutal y antológica conversación telefónica a tres o cuatro bandas de Groucho con Whitmore. La repetitiva presencia de Allan Jones (el Ricardo Baroni de Una noche en la ópera) no hace demasiado bien y algunos números musicales están metidos con un calzador del siete, lo que quita ritmo y continuidad a la acción.

Como reseña histórico-musical, hay que acordarse de que el cuarteto británico de rock Queen, liderado por el incomparable Freddie Mercury, volvió a tomar un título de película de los Marx para dar nombre a un LP exitoso: "A day at the races". El contenido musical, desde luego, no recordaba mucho a los Marx, pero sí contenía elementos de vodevil que seguramente hubiesen encantado a Groucho, que sabía tocar la guitarra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Beatlespock
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