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Un día en las carreras

Comedia La propietaria de un hospital (Maureen O'Sullivan), que se encuentra en una delicada situacion financiera, se ve obligada a depender del dinero de una paciente millonaria (Margaret Dumont) o ceder el negocio a un ambicioso magnate. Es entonces cuando entran en escena los hermanos Marx. Groucho es veterinario, pero se hacer pasar por médico para mantener en el hospital a la hipocondriaca ricachona. Como esto no es suficiente, deciden ... [+]
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
6 de agosto de 2007
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores de los Hermanos Marx, junto con la aclamada "Una noche en la ópera". Con sus mismos defectos y sus mismas virtudes. El gag del timo de las apuestas es sencillamente genial, y la escena del baile a dos bandas de Groucho es buenísimo. El ritmo de humor es dificilmente superable, y en ningún momento se hace aburrida, salvo en los obligados números musicales, que por cierto algunos no están del todo mal.

Por desgracia el tenor "pastelero" sigue presente con su voz empalagosa y sus suspiros por su enamorada... En fín, como aquel famoso actor dijo en aquella famosa película, "Nadie es perfecto".
Woody Gilliam
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15 de septiembre de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película graciosa, como no, y con algunas escenas espectaculares, pero también tediosa, demasiado larga y con un humor, en general, demasiado fácil.
Se excede en los números musicales, se excede en la duración y se excede en el reparto de protagonismo entre los tres hermanos.

Deja para el recuerdo el papel de Groucho, tan genial como de costumbre, y su sarta de sandeces que hacen que uno se inspire tanto como la primera vez.

Prescindible, dentro de su entorno.
Follawski
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16 de febrero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que ésta es sin duda la mejor de la época Metro, ya que en conjunta quizá tiene más escenas memorables y diversión que la otra grande: Una noche en la ópera.
Si no fuera por los habituales lastres: los largos números musicales, el romance,..... la película sería sin duda un 10.
clarkie
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27 de marzo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
63/17(17/03/12) Séptimo largo de los Marx, una más de las desternillantes comedias de estos geniales hermanos que crearon un estilo único de hacer humor, donde reina la anarquía y el caos. El hilo argumental es una mera excusa para sus hilarantes gags, en este caso el McGuffin es en un sanatorio de Florida, está en crisis de clientes, la dueña es la joven Julia (inane Maureen O´Sullivan)y tiene detrás a un despiadado acreedor que pretende convertir la instalación en un casino, encuentro ayuda en un misterioso médico, Dr. Hackenbush (genial Groucho Marx), que le ha recomendado la paciente estrella, una millonaria hipocondriaca, Emily Upjohn (gran Margaret Dumont), en la residencia están empleados Tony (gran Chico Marx) y Stuffy (gran Harpo Marx), el novio de Julia, Charly (inane Allen Jones), pretende sacarla de sus problemas económicos con la compra de un caballo de carreras. La cinta de los míticos hermanos fue la segunda producida por la MGM después de la exitosa ‘Una Noche en la Ópera’ y la última producción de ‘El Chico Maravilla’, el legendario Irving Thalberg, contiene alguno de sus mejores gags que ya es decir muchísimo, aunque su gran tara son los molestosos números musicales, rompen el trepidante ritmo y aportan cero a la trama, además de sobrar la subtrama romántica un pegote sin más La cinta es irregular por esto, pero es que sus momentos de humor son gloriosos, elevando el resultado final, para la eternidad quedará la descacharrante escena de Chico vendiéndole a Groucho los resultados de una carrera de caballos, lo hace con un carrito de helados del que van saliendo libros y libros para Groucho, quedará la genial secuencia de Groucho fingiendo una llamada telefónica para volver loco a un gerente del sanatorio que sospecha que no es médico, o el reconocimiento médico a Harpo, o el que le hacen a Margaret Dumont, la verdadera cuarto hermano y no el soso Zeppo, no dejan títere con cabeza, se ríen de todo lo habido y por haber, un desparrame de ingenio en diálogos y en comedia física, fueron unos adelantados a su tiempo, prueba de ello es que su humor no ha envejecido un ápice, sus slapsticks son Historia del Séptimo Arte. (Continua en spoiler sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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14 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los productores de la MGM tenían una muy buena táctica con los Hermanos Marx. Cuando el guión estaba en sus manos, llevaban a los actores por varias ciudades del país para que representaran ante diversos públicos sus rutinas, y esto les servía para ir seleccionando lo que causaba hilaridad entre la gente, y de paso, se descartaba lo que no funcionaba suficientemente bien. Por supuesto, al momento de rodar, cada escena con ellos estaba ya tan preparada, que todo se hacía más fácil y seguro.

El guión para “UN DÍA EN LAS CARRERAS” también fue cosa de seguir la línea de “Una noche en la opera”: Alguien está a punto de perder su sueño… Una señora rica podría resolverlo… Aparecen los tres “perversos angelitos” que se toman como suyo su problema… Y tras un intermedio musical, se prepararán para sembrar el caos que sea necesario con tal de que su empresa no fracase.

Y curiosamente, la fórmula vuelve a funcionar. Las rutinas de los Marx son estupendas. Aquella en que Chico vende “helados” y engatusa a Groucho con la clave de un caballo es desternillante; la seducción de la rubia aliada de sus enemigos, es otra delicia; y la manera como impiden que la carrera tenga lugar hasta que aparezca su caballo Hi Hat, es inolvidable.

Sam Wood, se revela de nuevo como un director con buen olfato y el filme además de resultar muy agradable visualmente, arranca con pie derecho manteniendo muy altos sus niveles de comedia. Los Marxs están de nuevo en la jugada en defensa de los débiles -esta vez una chica, Judy (Maureen O’Sullivan), a punto de perder su sanatorio en manos de un par de avivatos-; la señora Upjohn (la eterna ricachona Margaret Dumont), es una suerte de hipocondríaca que, con tal de tener a su lado al displicente Dr. Hackenbush (Groucho) ¡un veterinario!, está dispuesta cancelar todas las deudas que ha contraído el sanatorio. Y el joven tenor, Gil Stewart, pretendiente de la doctora, sacrifica sus posibilidades personales comprando un caballo de carreras con la esperanza de que les dé el dinero que tanta falta les hace.

Pero esta vez, la parte musical es mucho más infortunada. El convencional intermedio para introducir un ballet, un tema al piano con Chico y otro al arpa con Harpo, además de que siempre apaga por completo el ágil ritmo que trae la película, esta vez no pega en ninguno de los tres casos… y solo se salva por la loable secuencia de canto y muy diestro baile, en el que participan los afrodescendientes del sur. También las canciones de Allan Jones resultan harto aburridas, y por fortuna está uno al alcance de una tecla FF para que esta parte no resulte demasiado larga.

Aparte estas improcedencias, se pasa un estupendo rato viendo “UN DÍA EN LAS CARRERAS”, pues los Hermanos Marx son comediantes que se disfrutan siempre.

-Los rayos X muestran que no tiene nada.
-¡¿Y a quién va usted a creer, a mi o a esos malditos rayos X?!
Luis Guillermo Cardona
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