Operación Pacífico

Entretenida y muy divertida historia cuyo tema central es la paradoja de cómo un arma de guerra como es todo un señor submarino militar se ve reconvertida, sin comerlo ni beberlo, en justamente todo lo contrario. Perfectamente esta película podría considerarse como una mensajera pionera del "haz el amor, no la guerra" que tanta repercusión tendría unos años después de su estreno.

Curtis, espléndido, en un papel que le va como anillo al dedo, Grant en su línea, y además un gran aporte de los múltiples secundarios que aparecen en la trama.

Película bastante entretenida sobre las aventuras y desventuras de unos marines del ejército americano en la II Guerra Mundial.

Me sorprendió que Republican Films hiciera algo tan potable cuando me habían acostumbrado a bodrios ultraconservadores al estilo de El hombre tranquilo. Grant y Curtis forman una "extraña pareja" muy agradable y entre los dos divierten de una forma más que aceptable.

Desgraciadamente el argumento se hace bastante repetitivo y los gags tampoco llegan a hacer tanta gracia.

Quizás lo mejor de esta película sea su parte histórica ya que se trata de una "película de reclutamiento". Esta no es la primera de este estilo pero es curioso ver el empleo del humor de una forma tan acertada en un producto final tan interesante. No tiene nada que ver con otras más modernas también de reclutamiento como Top Gun que se centra en: "somos americanos, somos guays y hacemos piruetas con nuestros aviones".

La verdad es que lo he pasado genial. Creo que a las comedias se les suele exigir más porque si no consiguen hacer reír la decepción consiguiente hará que nos olvidemos de las buenas intenciones, de que la película tenga otras cosas buenas, y la crítica será mayúscula. Si una comedia hace reír, bien, y si no lo consigue, ya estamos afilando cuchillos. Con Blake Edwards he tenido bastantes desencuentros: me expresaré de manera fina y afirmaré que no ha cumplido las mínimas expectativas, demasiado bombo para luego no ver nada. Y no reírme apenas nunca, ni con los diamantes de la Hepburn ni con las de Peter Sellers, era el peor antecedente que podía presentar a la hora de decidirme por ver "Operación Pacífico".

La historia de ver una película de alguien que decepciona y decepciona una y otra vez es habitual en muchos espectadores, seguimos insistiendo como perfectos cabezones. Ahí tenía además el careto de Cary Grant para acabar de salir corriendo y... y sin embargo me pongo la película, se plantea el enorme flash-back que supone la película y ahí está la magia del cine, la grandeza de todo esto: empiezo a reírme, dicho de manera no muy fina: empiezo a descojonarme. Como todas las comedias, "Operación Pacífico" gustará más o menos dependiendo de nuestra afinidad con su humor. Blake Edwards había fracasado hasta ahora en casi todos sus intentos conmigo y, tachán!!, gracias a mi estúpida insistencia puedo estar tranquilo, encontré el día que me hizo reír.

No voy a desgranar nada de la película, no me hace falta hoy, sólo quería escribir en este sentido tan genérico, elogiando la figura de Edwards y su manera de aproximarse al cine, que no es con otra intención que la de hacer feliz al espectador a base de risas durante un par de horas. Yo con Tony Curtis me lo he pasado genial, muy por encima de cualquier otro personaje (es más, Grant hasta es prescindible): las apariciones de Curtis son clave para que "Operación Pacífico" funcione. ¿Y lo del submarino rosa? Inevitable no mencionarlo. Hay cosas que hacen gracia, otras no tanto, pero por fin Edwards triunfó conmigo. No creo que profundice más en su filmografía, me quedo aquí y así siempre recordaré con este buen sabor de boca a un director que por fin me ha hecho reír.

! Ay, la guerra!. La guerra es algo terrible.
Y mucho más si, encima, eres un capitán de submarino ( Cary Grant), deseoso de servir a tu país, al mando de un batallón de muchachos, cuyas vidas dependen de ti, obligados a convivir en un tubo de ensayo a unos cientos de metros de profundidad bajo el mar, teniendo en cuenta que el cacharro que te han encomendado, ya sale de fábrica ( Pearl Harbour), con más agujeros que un colador.
Pero Grant no pierde la esperanza. Con disciplina, esfuerzo y buena voluntad, es posible que, todavía, puedan reparar el submarino y conseguir que sea apto para sacudir unos cuantos torpedos a la flota japonesa.
Pero, ! no, hombre, no!. Si lo que me mandan de segundo de a bordo es un figurín ( Tony Curtis), cuyos ideales de guerra consisten en lucir un uniforme perfectamente planchado, que cree que un submarino es la habitación del hotel Ritz, no hay manera.
Pero Curtis se revelará como un vivales, capaz de suministrar a la compañía toda clase de material por métodos poco ortodoxos, que podrían " granjearle la cruz de honor en medio de un consejo de guerra".
El mayor problema vendrá cuando, también, suministre a un puñado de colegas femeninas, que habían quedado aisladas en una base militar de una isla y , Curtis, en su eterna bondad, se ofrezca para trasladarlas a otra base.
Así no hay manera. Un submarino no está hecho para soportar la presión química resultante de la mezcla de estrógenos con testosterona. ! Quién coño va a conseguir hacer blanco en el enemigo!.
Estupenda comedia, con buenos gags y un enredo surrealista en una guerra humillante y desternillante.
¿ Cómo vamos a hacer la guerra dignamente en un submarino rosa?. Dan ganas de desertar.

Divertidísima película con unos geniales Cary Grant y Tony Curtis, y una historia de lo más loca que te saca carcajadas contínuas, con todas las cafradas que pasan en el submarino, y con todas las ocurrencias, sobre todo de Curtis.

Contar con un submarino y poder grabar una película así es algo que hoy día sería totalmente imposible de realizar, y uno disfruta muchísimo de lo que logran hacer con dicho armatoste.

Muy buenos efectos especiales, tanto el propio submarino, como las explosiones y demás, la verdad es que, pese a ser una película cómica, está realmente currada.
Ya quisieran hoy día poder hacer películas tan graciosas como esta.