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El quinteto de la muerte

Comedia En una casa aislada y próxima a las vías del tren vive la señora Wilberforce, una venerable anciana que alquila dos habitaciones al misterioso profesor Marcus y a los cuatro miembros de su siniestra banda de música. (FILMAFFINITY)
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Críticas 53
Críticas ordenadas por utilidad
10 de marzo de 2010
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Forma un trío legendario de la mítica productora Ealing junto a "Ocho sentencias de muerte" y "Oro en barras". A partir de un soberbio planteamiento argumental (un quinteto de asesinos que se hacen pasar por músicos, cada uno de marcada y diferente personalidad, se instalan en la casa de una adorable y cándida viejecita con el fin de dar un gran golpe y asaltar un furgón blindado) se desarrolla una aún más soberbia película, una comedia negra, sombría y venenosa, pluscuamperfecta, ácida y caricaturesca, dónde se anteponen magistralmente la candidez de la viejecita (antológica Kate Johnson) con la maldad de los cinco villanos, comandados por un sublime Alec Guiness, con inolvidables caracterizaciones del cuarteto restante. Película también de admirable concepción estética, es una amalgama soberbia de goticismo detallista y expresionismo decadente, con poderosa simbología en los trenes, sus pitidos, la policía...
Para redondear el film, un guión superlativo de William Jones, quien acaba por lograr un film definitivo e irrepetible cuando la trama y sus circunstancias acaban por hacer que el quinteto se vaya deshaciendo (spoiler). Genial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
kafka
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29 de julio de 2010
29 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa tarde estaba en mi salón disfrutando de la compañía de mis cuatro queridísimas amigas del internado. Hablábamos del nuevo vestido de nuestra reina Isabel la Segunda, cuando una de ellas, la inquieta Sylvia, nos propuso ir al cine. Bien sé que las salas de proyecciones no son lugar para que cinco jovencitas de familias respetables empleen su tiempo libre viendo alguna película donde un hombre muestre su torso desnudo, como está muy de moda ahora en Hollywood. Al principio nos mostramos algo reticentes, pero Sylvia seguía insistiendo, así que al final aceptamos de mala gana. ¡Esta Sylvia! Qué equivocadas estábamos con respecto al filme. No se trataba de una de esas vulgares epopeyas de América, sino de una respetable comedia inglesa, ¡protagonizada por el mismísimo Alec Guiness! ¡Ingrid y Olivia casi se desmayan cuando lo vieron en el cartel! Logramos guardar nuestras formas hasta que al fin pudimos sentarnos en las butacas, siendo objeto de miradas de desaprobación por parte de algunos caballeros. ¡Qué vergüenza pasé! Menos mal que la penumbra de la sala nos proporcionó cierto anonimato y pudimos deshinibirnos un poco mientras no comenzaba la proyección. ¡Era tan emocionante acudir al cine sin la compañía de padres o tutores!

Fue increíble. Tan pronto comenzó la película, toda la sala estalló en carcajadas. Mina incluso empezó a patalear el asiento de enfrente (afortunadamente desocupado) fuera de sí en el momento en el que la anciana se acerca al carrito de un bebé y asusta a la criaturita. ¡Dios santo, qué vergonzoso! Incluso yo comencé a reír como una posesa. A mitad de la película ya no notaba las mandíbulas de tanto batirlas. No me había dolido tanto la barriga desde el día en que el circo italiano de los payasos visitó Londres. Los delincuentes, más que criminales, eran unos bufones. ¡Sólo les faltaba lanzarse tartas a la cara! Y la ancianita... ¡Pobre mujer! Qué malos ratos pasó. Menos mal que esos tunantes no eran tan listos como creían. ¡Y los momentos de tensión! ¡Ay! El corazón casi se me sale del pecho. Como el día en que pasé al lado del hijo de los Peterson, Anthony, y me saludó. ¡Qué bien plantado y qué educado! Se me subieron los colores a la cara.

¡Qué espectáculo! Una obra de arte, sin duda. Gracias a la actuación de Mr. Guiness disfrutamos de una tarde inolvidable. A la salida las cinco estábamos entusiasmadas, riéndonos al recordar cada una de las tretas desbaratadas por la inocente señora. Pero a mí, personalmente, el personaje que más me gustó fue el de Peter Sellers, que al final resultó ser el menos malo de todos. ¡Y además era tan guapo! Me despedí de las chicas con muchos besos y abrazos, que ya era muy tarde y al día siguiente tenía que madrugar para asistir a clases de violonchelo. Sin embargo, esa noche, por mucho que intentase dormir entre las sábanas de mi cama, no podía olvidar la carita de Mr. Sellers. ¡Oh, Mr.Sellers...!
-Angela Lansbury, 1955
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Duque
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17 de febrero de 2008
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿qué crítica puedo hacer de una de mis películas favoritas?.
Hay que saborearla momento a momento, la condescendencia de la policía inglesa con la ancianita, el aspecto de todos los componentes del quinteto, la casa, los loros, el golpe, la trifulca callejera, los transportistas últimos del botín, las amigas, el desenlace y el toque genial de la última escena de la sra wilberforce y su paraguas.
La verdad es que no me canso de verla una y otra vez, admiro la capacidad de la productora (ealing) para hacer sólo películas de calidad con escasos medios.
Otra obra maestra del género "caper movie"
MAKINATRE
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19 de junio de 2012
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la ropa, ni su estatura, ni su paraguas, ni sus loros… y ni siquiera su nombre, lo que hace a una dama distinguida. Louise Wilberforce sabe lo que es distinción y solo le basta con ser auténtica para conseguirla. Su distinción lleva un sello: dignidad y respeto, que ella da a todos, pero que de la misma manera exige. ¡Y es bello ver como la vida, cada día nos ofrece ocasión para demostrar lo que realmente somos!

A casa de la señora Wilberforce, llega un día un extraño pero caballeroso individuo, quien haciéndose pasar por un músico, se identifica como el Profesor Marcus. Detrás de él, llegan cuatro hombres más con caras de poca amabilidad y cada uno con su respectivo instrumento… y así, conforman un quinteto que lo único que sabe de música es colocar un disco de Boccherini en el tornamesa, pero que planea un gran asalto de manera milimétrica.

Pero el destino, fatum, hado, suerte, providencia o como usted guste llamarlo, siempre hace de las suyas… y entonces tendrá lugar una hilarante, tierna, conmovedora y edificante comedia de humor negro, en la que cinco tipos “malos”, “requetemalos”, harán posible que veamos que también tienen su corazoncito.

Un grupo de memorables intérpretes, incluye al genial Alec Guinness como el estratega profesor Marcus, una especie de cerebro del mal que lo resuelve todo, ¡hasta que conoce a su singular arrendadora!; a Peter Sellers, haciendo de Harry, el tipo que propone la solución extrema siempre que no sea él quien deba asumir su ejecución; a Herbert Lom el cuasi-psicópata capaz de matar a quien sea (incluso a su futuro archiproblema el inspector Clouseau) … pero todo el mundo tiene sus excepciones; Danny Green, el gigante de estatura y de corazón, dispuesto a defender con su vida lo que ha aprendido a amar; y por supuesto, Katie Johnson, la viuda del guerrero para quien la dignidad es lo único que da sentido a la vida.

Un filme exquisito y supremamente divertido, es el que nos ha dado el inglés Alexander Mackendrick, partiendo de un guión del notable escritor William Rose, a quien luego deberíamos guiones de la talla de “El mundo está loco, loco, loco”, “Un fabuloso bribón” o “Adivina quién viene esta noche”, por el que obtuvo el premio Oscar.

Algo hay en la película, herencia del inmortal “Big Business” de Laurel & Hardy (el afán destructivo del vehículo, la correa atorada en la puerta), pero su puesta en escena abunda en creatividad, las situaciones jocosas fluyen con suma holgura, y hasta resulta generosa en esa suerte de hilarante suspenso, perfectamente encajado tras el peculiar asalto.

Creo que, “EL QUINTETO DE LA MUERTE”, tiene que figurar en cualquier antología de comedia cinematográfica.
Luis Guillermo Cardona
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18 de abril de 2009
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este fue un "extraño" caso en el que vi primero el remake que la original. La verdad es que Tom Hanks y los Cohen tampoco estaban para echar cohetes, así que tampoco me esperaba demasiado de este film. Craso error. No me voy a extender demasiado, no va a hacer falta. Humor en su justa medida, una fotografía impecable y, sobre todo y por encima de todo, unos actores magistrales hacen de esta cinta una de las mejores películas que he visto en mucho mucho mucho tiempo. Hasta a Peter Sellers parece que pasa desapercibido.

Sólo un apunte, depués de ver la película ya entiendo de donde le viene lo de Sir a Alec Guiness.
gerardo_otero
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