¿Qué sucedió entonces? (Quatermass 3)

Tercera y última entrega (si obviamos los remakes posteriores) de la mítica saga de ciencia-ficción de la Hammer sobre el doctor Quatermass y sus enfrentamientos con extraterrestres al más puro estilo “Expediente X” mezclado con el encanto de la serie B británica. En esta ocasión, se sustituye en la dirección a Val Guest por Roy Ward Baker, y a Brian Donlevy por Andrew Keir en el papel de Quatermass.

El filme continúa transitando por los mismos caminos que sus predecesores, relatando una historia de misterio con un desarrollo quedo pero intenso, hasta explotar con la acción de la mejor serie B. Incluso podríamos decir que esta “Quatermass and the Pit” consigue incluso un mayor grado de suspense y emoción que las anteriores, gracias a una elaborada trama en la que prima la coherencia de los hallazgos que, paulatinamente, se van descubriendo bajo el metro de Londres.

Con el cambio del director vemos también un cambio en la personalidad de Quatermass, pasando a ser del rudo y carismático doctor de Brian Donlevy a un abandonado y casi perdedor científico al que casi nadie hace caso. A pesar de ello, su protagonismo y carácter van incrementándose conforme avanza la película, llegando a un final ciertamente apoteósico en el que se ve al Quatermass de siempre en plenas facultades para la acción.

Como es habitual en la serie B, y más concretamente en las películas de la Hammer, los efectos especiales son escasos y poco elaborados, notándose en todo momento el cartón-piedra de los decorados (esas rocas de aspecto recio que rebotan cuando chocan contra el suelo). Aun así, no deja de ser loable el esfuerzo y la ilusión puestos en hacer una película cuyo principal atractivo radica en la historia y en la manera en que se cuenta, que es lo que ha hecho de la saga “Quatermass” un referente en la ciencia-ficción y otro de los grandes logros de la productora británica, que tantas satisfacciones ha dado a los amantes del género.

Recomendable.

Me parece una buena cinta, a las órdenes del versátil Roy Ward Baker. En las excavaciones para ampliar el metro de Londres encuentran un objeto que intriga a los trabajadores y pronto al ejército ingles. Luego, aparece en escena el experimentado doctor Bernard Quatermass a investigar el asunto con el doctor Roney (James Donald). La cinta posee cierta belleza en su fotografía. Fue rodada en los Estudios MGM de Londres, en desmedro de los Estudios Bray, que habían sido vendidos poco antes por la Hammer, Excelente Andrew Keir como Quatermass y la atractiva Barbara Shelley como heroína de la cinta, Para los que seguimos con cierto interés el género de la Ciencia Ficción, pero especialmente el trabajo y legado de la Hammer apreciaremos esta película en lo que vale.

Doce años después de “El experimento del Dr. Quatermass” y una década después de “Quatermass 2”, la Hammer se decidió a recuperar el personaje del doctor Bernard Quatermass en esta tercera entrega, basada, como sus predecesoras, en un serial televisivo de Nigel Kneale, dirigido por Rudolph Cartier y protagonizado por André Morell como Quatermass, y emitido en Gran Bretaña a partir del 22 de diciembre de 1958. Tanto el serial como la posterior película se pasaron a llamar “Quatermass and the Pit” (en España recibió el infame título de “¿Qué sucedió entonces?”), título que se podría traducir como “Quatermass y el Foso”, para los ingleses situaba bien la historia en un momento muy concreto del tiempo, cuando las últimas zonas de Londres castigadas por los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial estaban siendo reconstruidas, se habían realizado movimientos de terreno y excavaciones de cimentación que habían desenterrado restos romanos o medievales, circunstancia que Kneale aprovechó para preparar la base sobre la que se desarrollaría la acción, así, durante la construcción de una línea de metro, se descubre una nave marciana que ha permanecido enterrada durante miles de años, la presencia alienígena cobra nueva vida y empieza a despertar entre quienes se hallan alrededor ancestrales recuerdos raciales sepultados en el inconsciente colectivo.

“Quatermass and the Pit” está considerada por muchos como la mejor película de la trilogía, uno de los films fantásticos más memorables de los rodados en la década de los sesenta. Aunque a primera vista no lo parezca, esta fabulosa historia trata sobre la conveniencia de combatir cualquier tipo de intransigencia, sobre todo esa que puede llevarnos al límite del radicalismo, y que suele concretarse en la siniestra tendencia humana de destruir lo que es diferente de nosotros, la película encierra una parábola genial, sustentada en la presunción de que tales sentimientos destructivos puedan proceder, en su origen, de unos seres extraterrestres que llegaron a la Tierra hace cinco millones de años, y que hayan sido transmitidos a la humanidad en una especie de colonización por poderes, quizás por eso Baker y Kenale, con gran acierto, decidieron asociar el proyectil (o mejor dicho, nave espacial) llegado a nuestro planeta hace cinco millones de años, dejando huella de su existencia en los dibujos de una cueva realizados por trogloditas unos 30.000 años atrás, con una leyenda diabólica que se ha transmitido de generación en generación y con la hipótesis de que la Humanidad sea el resultado de la evolución de un pueblo alienígena.

Una obra maestra del cine de ciencia-ficción, sin duda una de las la mejores películas de toda la filmografía de Roy Ward Baker, a la sazón uno de los grandes realizadores de la Hammer y uno de los mejores directores de cine fantástico de la historia. Respecto a sus predecesoras en la saga “Quatermass”, la principal novedad de esta película, aparte del uso del technicolor, es Andrew Keir, que da vida a Bernard Quatermass, Keir era un excelente actor que ya había trabajado en películas tan importantes como “El robo al banco de Inglaterra (John Guillermin, 1960), Cleopatra (Mankiewicz, 1963), “La caída del imperio romano” (Anthony Mann, 1964), o”Drácula , principe de las tiniebla (Terence Fisher, 1966), aunque su interpretación de nuestro admirado científico es más que correcta, no consiguió que los aficionados olvidaran al genial Brian Donlevy, que siempre será recordado como el único y genuino doctor Bernard Quatermass.

Film de culto donde los haya, una obra de imprescindible visionado para todo amante de la ciencia-ficción. Disfrutadla, vale la pena.

He echado de menos al actor que interpretaba al doctor Quatermass en las dos primeras entregas, no porque Brian Donlevy lo haga especialmente mejor, es una cuestión de lógica por haber visto no hace mucho de protagonista a un actor y encontrarme aquí a otro. El Quatermass de esta tercera parte es igual de atractivo dado el valor que le da al método científico para encontrar soluciones al problema que se plantea. La lógica le lleva a proponer una explicación sobre los hechos que la película plantea, y de todas todas, eso es lo más interesante que nos vamos a encontrar.

Personalmente el cartón piedra de la Hammer me parece una maravilla, es una de esas cosas que si se hacen hoy son ridículas y sin embargo encontrarlas en una película de hace cincuenta años nos resulta encantador. Esos langostinos extraterrestres, las leyendas que han arrastrado con ellos a lo largo de la historia, los militares, el ministro... la verdad, hacer un largometraje así con la sana intención de entretener me parece muy meritorio. Casi todos coincidimos en que el color le sienta muy bien a la Hammer y que la primera parte de esta película, con todo lo que sugiere y lo que está por descubrir, es lo mejor. Lamentablemente, cuando se precipitan los hechos y se desencadena cierta acción, el largometraje pierde atractivo y, cuestión de gustos, se vuelve poco más que pasable.

Pero hay que verla por coherencia si se han visto las dos anteriores y, como es mi caso, si se ha sabido disfrutar del encanto de la Hammer.

Tercera entrega de una saga que, bajo sinopsis, tiene todo lo necesario para gustarme. Por desgracia, y a pesar de considerarla la mejor de la trilogía, es una saga que no acaba de despuntar dentro de mí en ningún momento.

Quatermass 3 mantiene un interés durante toda su película, pero no acaba de explotar. Es una tensión que se acumula y que no lleva a casi nada. Sin ser una mala película de ciencia ficción y cine fantástico la realidad es que mi nivel de decepción con la película y la saga completa fue bastante alto.