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La teoría del todo

Drama Narra la relación entre el célebre astrofísico Stephen Hawking y su primera mujer, Jane, desde que ambos se conocieron siendo estudiantes en la Universidad de Cambridge a principios de los 60 y a lo largo de 25 años, especialmente en su lucha juntos contra la enfermedad degenerativa que postró al famoso científico en una silla de ruedas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 234
Críticas ordenadas por utilidad
10 de enero de 2015
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dijo Aristóteles que “La esperanza es el sueño del hombre despierto”, me propuse a ver esta película con la mayor de las ilusiones y con las ganas renovadas de que iba a ver una gran obra, mis esperanzas estaban puestas en enaltecer mis ideales y profundizar mis respetos hacia quien es el científico más importante de nuestra sociedad Stephen Hawking, no me ha decepcionado, fotogramas pasaban, segundos transcurrían y el idilio proseguía, disfrute como todo un enamorado esta maravilla y me ha fascinado, es demasiado buena; estimado amigos es mi película favorita del 2014 un año con muchos buenos proyectos pero este ha sido mi favorito.

Encantador Biopic de Hawking quien sin duda alguna es el ser científico más importante de la actualidad, cálida y pacífica “La Teoría del Todo” es el bello retrato de la relación entre un Joven prodigioso y una encantadora poeta que derrochan ternura mezclados mediante procesos fisicos regidos por las leyes de Dios; amor y sacrifico van juntos, son elementos indisociables porque amar requiere sacrificar y todo objetivo porque él se lucha no está desprovisto de amor y del más digno mérito.

James Marsh ha elaborado una película carente en profundidad científica pero con amplia y sobrada dosis de evolución dura y trágica complementada a la enfermedad y a las durezas de la vida induciendo el agrado en nuestras retinas respondiendo con unas cuantas lágrimas, el tiempo Marsh te ha ayudado a moldearla con amor y paciencia una trama que derrocha pasión, bajo esas premisas creaste una película brutal, conciliadora, paciente y sobre todo atrayente. Es extremadamente buena
Cepeda
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25 de enero de 2015
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La teoría del todo... es complicado explicar la teoría de la relatividad, de Penrose, la teoría de cuerdas y los teoremas respecto a las singularidades espaciotemporales, es complicado encontrar la respuesta a la pregunta que Hawking tiene presente siempre en su cabeza, pero más difícil aun es responder y encontrar la razón de lo injustas que son estas enfermedades tan devastadoras.

Cierto es que La teoría del todo no profundiza en el campo el cual destaca esta increíble y sorprendente persona, Stephen Hawking, pero bien es verdad que no le hace falta, con la pequeñas introducciones e hipótesis que se nos presenta ya tenemos más que suficiente para darnos cuenta de que estamos ante una de las mejores mentes de la historia.

La película es dura, muy dura, nos hace ver como de cruel puede llegar a ser la vida, nos hace ver la lucha de esa persona, pero tambien nos muestra que siempre hay "algo" a pesar de todo, nos enseña a sonrreir en momentos limites, nos hace ver que mientras haya vida hay esperanza.

Eddie Redmayne está tan sublime, que a veces no sabes si es el autentico Hawking, y si, en efecto, con "La teoría del todo" experimentaras muchos tipos de teorías, desde la risa, hasta el dolor.
MR8
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2 de marzo de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El espectador que busque una inmersión profunda en las ideas científicas de Hawking puede quedar decepcionado, porque la película se dedica sobre todo a la vida personal del científico, con un guión basado en el segundo libro autobiográfico escrito por su ex mujer, Jane Hawking, quien se casó con él cuando ambos eran estudiantes universitarios y fue quien lo sostuvo durante su crecimiento profesional, paralelo a su declive físico, ayudándolo cuando perdió el habla y casi todos sus movimientos, lo que no le impidió tener hijos ni seguir desarrollando sus teorías acerca de la física cuántica y el funcionamiento del universo.

Las fórmulas matemáticas y físicas no son el centro del relato pero sobrevuelan en un par de imágenes de pizarrones indescifrables y laboratorios famosos por sus descubrimientos que hicieron avanzar el conocimiento científico. Las película intenta transmitir algunos conceptos en medio de momentos cotidianos, como una secuencia subjetiva, cuando el protagonista queda atrapado en su propio pulóver y esto lo lleva a entrever, tal vez como Newton y la caída de la manzana, una asociación científica visionaria.

Sustentado en un producción admirable y con sólidas actuaciones centrales, el film no se aleja de las limitaciones que suelen encontrarse en apuestas biográficas de este estilo. “La Teoría del Todo” es más bien una correcta película de fórmula, que apuesta a una narración convencional con picos emotivos subrayados: el deterioro físico en primer plano y apenas insinuados los problemas emocionales puertas adentro de un grupo familiar evidentemente anómalo.

Medianía y equilibrio, definen al biopic de James Marsh, profesional en todo sentido. La película amaga con algún momento de intensidad más real que realista, pero tiende a desembocar en melodrama cándido, en tanto se acerca a la versión más clásica del género. Intenta cubrir la vida entera de un hombre célebre sin ahondar en previsibles abismos humanos, apoyándose en los lugares menos riesgosos. En este sentido, la película tiene la prolijidad de un libro de cuentos. Es una "feel good movie" llena de buenas intenciones, que toma las crisis como simples obstáculos en el camino y las acompaña con secuencias tan bellas como la del baile universitario y la anécdota del jabón en polvo que, a su vez, permite hablar acerca de la luz ultravioleta. Siempre encuentra la forma de bajar algo abstracto en un ejemplo concreto y hasta divertido, sostenido con una banda sonora de espléndido poderío del islandés Jóhann Jóhannsson, la que no sólo tiene pasajes hermosísimos, sino que además está muy bien utilizada por el director, que en algunos momentos cumbre la combina con imágenes sobre la inspiración de las teorías de Hawking.

Más allá de sus aspectos conservadores, la película tiene interpretaciones notables del dúo protagonista (Felicity Jones y Eddie Redmayne). La extraordinaria entrega física para mostrar el proceso de deterioro de su personaje, que le valieron el reciente Oscar a mejor actor principal a Eddie Redmayne como Stephen Hawking, lo consolida en un papel que era muy vulnerable de caer en la caricatura. A su lado, Felicity Jones se erige como el alma máter que consigue elevar la película por sobre lo lacrimoso y artificial. El trabajo de la actriz inglesa aporta solidez y fragilidad, sin recursos efectistas, compone un retrato soberbio como la esposa sacrificada y por momentos, olvidada. Una arbitrariedad que, afortunadamente, el film afortunadamente ayuda a reparar.
rouse cairos
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21 de diciembre de 2014
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stephen Hawkins merecía una película. Lo que extraña es que no haya llegado antes.
James Marsh apunta directo a la temporada de premios con un biopic de libro que guarda muchísimias similitudes con una ganadora de hace años, Una mente maravillosa. Es, como decíamos, un biopic al uso, lleno de tópicos, visualmente elegante, con estructura lineal, gran nivel de producción, etc. Y sobre todo es un espectáculo medido al milímetro para acercarse a los grandes premios de la temporada. Esta es una de esas historias que entusiasman a académicos y críticos, y la película va a por ese objetivo sin disimulo y con todas sus cartas sobre la mesa. El problema es que el guión, maduro, inteligente, convencional pero efectivo, resulta demasiado errático en su primer tercio (la presentación de Hawkins y la descripción de su romance con Jane es muy rápida y las escenas parecen avabadas a medias) y sobre todo demasiado frío. Hasta llegar al final no existe demasiada emotividad en las escenas, y la que hay viene directamente de los intérpretes. El resultado es bueno, pero no es maravilloso porque falta esa conexión emocional con los espectadores partiendo de las escenas y las frases, cosa que sí tenía la citada Una mente maravillosa, que en geenral es una película mucho menos lograda que La teoría del todo, mucho más entretenida y mejor hecha.
Pero la película es Eddie Redmayne. Si no lo comocían apunten su nombre y si pensaban que era solo uno más de los actores jóvenes que intentan asomar la cabeza por el star system hollywoodiense, piénsenlo otra vez. Lo que hace Redmayne es digno de todos los halagos y premios que existan en el mundo y merece una comparación, y esto es muchísimo decir, con el Daniel Day-Lewis de Mi pie izquierdo. Una vez la enfermedad comienza a hacer presa de Hawkins, Redmayne alcanza la gloria del más difícol todavía, sentado en una silla, teniendo que adoptar las posiciones corporales del científico, hablando poco y dificultosamente o directamente sin hablar en el tercio final, expresándolo todo con la mirada y la sonrisa. En una palabra, admirable. O en varias, extraordinario, memorable y premiable al 100%. Imposible olvidarse de Felicity Jones, ya maravillosa en The invisible woman, Albatross o Like crazy, que sigue su imparable ascención al Olimpo a base de esfuerzo, buen trabajo y una capacidad ilimitada para emocionar (ver cuando intenta trabajar con Redmayne en su recuperación mediante una pizarra con letras y colores, o cada una de las escenas en que habla con los médicos).
Son ellos quienes dotan a la película de una emotividad palpable y necesaria que debería haber estado presente en todo el metraje por obra y gracia del guión. No es así, pero igualmente nos alegramos de haber asistido a la narración de una historia de superación tan extraordinaria.

Lo mejor: Eddie Redmayne, monumental, alma y corazón de la cinta, sin olvidar a la increíble Felicity Jones.
Lo peor: Le falta un pasito para ser sobresaliente, y ese pasito es emotividad en el guión (toda la que hay la ponen Redmayne y Jones).
Sibila de Delfos
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13 de enero de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lacrimógena, manipuladora y sencilla. Es un filme hecho con los moldes de otros filmes. No es nada nuevo. Y sin embargo, es definitivamente, un gran film. Redmayne y Felicity Jones se comen la pantalla a bocados. Cátedra de actuación de parte de ambos muchachos. Una fotografía preciosista, una banda sonora bella y un diseño de producción correctísimo. Los actores de soporte están a la altura, aunque quizás Emily Watson tiene pocos minutos en pantalla. Es un filme que no aporta nada nuevo, que está hecho a la usanza, pero su inmenso acierto es hacer bien todo lo que ya hemos visto.
Rolas
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