Las flores de la guerra

Zhang Yimou vuelve a cambiar de registro para entregarnos una obra que se mueve entre el género bélico, el drama humano y la épica.

El contexto bélico en el Nankín de 1937 tomado por los japoneses es intachable. Apoyado en una exquisita dirección artística, sugerente música, y en la cuidada fotografía a la que nos tiene acostumbrados el realizador chino con un acertado manejo del color, iluminación, luces y sombras, incluso las escenas más duras en el fragor de la batalla o en las acciones de genocidio se muestran con belleza formal y rezuman sensaciones de tensión, dolor y muerte.

El drama humano se apoya en el propio contexto bélico, en las consecuencias de una guerra donde las personas muestran lo peor y lo mejor de sí mismas. Cada personaje arrastra su propio drama -soldado, niño, niña, prostituta, funerario, padre, moribundo- interiorizando sus sentimientos y exteriorizándolos en palabras, gestos y expresiones corporales que un objetivo en el lugar y plano apropiado capta sin florituras y con eficacia. Apenas sí queda espacio para una sonrisa aislada o alguna escena de amor entre la lucha por sobrevivir.

El conjunto de la película es una épica del sacrificio. Enmarcada entre las paredes góticas de un convento, la generosa renuncia del grupo de prostitutas, la del niño George Chen y la del protagonista masculino John Miller -un Christian Bale tan meritorio como desconocido fuera de su traje de fantoche en las películas de murciélagos de Nolan-, llena de fuerza inusitada el guión adaptado de la novela de la escritora Yan Geling. En esta épica, el grupo de niñas estudiantes del convento representa la bondad y la pureza, la última esperanza, la propia humanidad perdida que debe salvaguardarse; siendo así la historia reflejo de la misma condición del hombre.

Quizás como una fábula entre el horror, Yimou firma su propia "Lista de Schlinder". Una historia sobre la redención, donde además de Bale, los actores chinos -fundamentalmente las numerosas jóvenes actrices- realizan un trabajo coral medido en el que se reparten las cargas de dolor y emociones, sin prescindir en el caso de las meretrices de la sensualidad y la personalidad como la que encarna con soltura el personaje de Ni Ni.

Flores de guerra, porque incluso en el más profundo infierno es posible un gesto de auténtica heroicidad.

A mí me parece una atrocidad ponerle la más mínima pega a este prodigio.
Esto es puro desgarro. Imposible describirlo. Lo que mejor lo describe son mis mejillas húmedas.
Lo más que puedo intentar es esbozar unas frases torpes que no pueden captar la esencia inefable de los más hermosos sentimientos que transmite este trozo de maravilla (se le queda muy pequeño lo de "película"). No puede haber nada superior a su mensaje.
Guerra. Horror. Muerte. Bestias que nacieron de mujeres pero que no se reconocen como humanos, y si lo hacen, si se consideran humanos, son de la peor clase que existe. Tan abajo que si hubiera un Más Allá justiciero no tendrían cabida siquiera en el infierno, porque hasta el demonio los rechazaría, y compartirían infrainfierno con todos los engendros que hayan existido.
Nada puede haber peor ya que lo que pasó en Nanking. Muy desgraciadamente supongo que todos los días en alguna parte o en muchas partes se vive otra Masacre de Nanking. Yo no tengo experiencia en horrores, y que me disculpen si hay algo aún peor y no lo sé.
Nunca volveré a ver esta película. Me parece una especie de sacrilegio verla de nuevo después de lo que he sentido esta primera vez. No quiero mirarla con ojos acostumbrados. No quiero que pasen ante mí esas a veces espeluznantes y otras veces bellísimas escenas y que me impresionen menos porque ya haya perdido el factor sorpresa. No quiero verla para sufrir de nuevo la tortura, aunque ya no sufriera igual. Porque no quiero mancillarla con el más mínimo rastro de morbo, de indiferencia, de vulgaridad.
Quiero que se conserve en mi memoria tal como está ahora. Así que me despido de ella para siempre.
Son tantas cosas las que quisiera contar, expresar de algún modo la admiración que me arrasa, admiración por el hecho de que una historia de guerra pueda ser tan atroz y tan preciosa al mismo tiempo, como ninguna otra que haya presenciado, y quizás la que más se le aproxime sea "Ciudad de vida y muerte", hermana en temática y localización.
Si queréis ver fe, valor, bondad, entrega y sacrificio en este mundo tan asqueroso que en ocasiones olvido que también lo adoro, no encontraréis nada que pueda superar a "Las Flores de la Guerra", "Las 13 mujeres de Nanking". No, hay gestas que pueden igualarlo, pero más allá de eso... Está ya el cielo, si es que hay un cielo al que puedan ir las personas más buenas del mundo.
Las que se sacrifican para que otras puedan VIVIR.

A día de hoy, la calidad del cine chino es indudable y la película de Yimou -conocido por películas como El camino a casa, ¡Vivir!, o La linterna roja- vuelve a ser una buena muestra de ello. Cabe decir, también, que contar con la presencia de un grande de la actuación como Bale, un actor infravalorado, es un gran aliciente a su favor.

El film de Yimou trata de las atrocidades de las tropas del pueblo invasor, el japonés, hacia el pueblo reprimido, el chino. La película se podría dividir en dos partes: la del horror, la guerra, y la que hace más hincapié en el interior de los personajes, en el amor. Esta división viene dada por la entrada de una tropa de japoneses en la iglesia católica donde viven -y conviven- como pueden nuestros tres protagonistas: las estudiantes, las prostitutas y John, el maquillador de cadáveres occidental (Bale). Por tanto, la primera parte de la película se basa bastante en la acción y en los tiros, dejando poco para los personajes. Aún así, el director nos deja pequeñas pinceladas de los protagonistas para que podamos ver su posterior y clara evolución. De esta parte de la cinta hay que destacar negativamente el uso de la cámara lenta para los disparos, que se hace cansina excepto en una vez (la escena que marca el antes y el después en la película).

La segunda parte, mucho más lenta, muestra el cambio en el punto de vista de las prostitutas hacia las colegialas y viceversa. He leído bastante que el personaje de John (egoísta al principio, salvador al final) cambia muy rápido y puede que sea verdad, pero voy a intentar formular (en el spoiler (1)) el porqué de este cambio tan rápido. El de los otros dos protagonistas (protagonistas colectivos) es más lento y también voy a intentar explicar donde está la base del perdón y posterior amor entres las chicas del burdel y las chicas del convento (ver spoiler (2)). Esta parte apenas carece de acción por lo que puede llegar a hacerse pesada. De hecho, creo que el tramo final de la película se podría haber contado en menos tiempo.

Por tanto, The Flowers of War es una película con dos polos, algo desigual pero muy bella. Advierto que algunas escenas del final pueden llegar a cansar a cierto tipo de espectador por tanta ñoñería. Por último, también destacar la gran belleza visual. De esta película hay varias escenas que bien podrían ser cuadros, por ejemplo la de la explosión bañada en ropas con colores muy vivos: tiene un significado bestial. Y bien se podría atribuir al resultado final de la película: Yimou encuentra amor donde solo hay desolación.

*** franjandreu.blogspot.com ***

Nota: 7

Las Flores De La Guerra es una película dramática y bélica protagonizada por el ganador del Oscar Christian Bale y que narra la odisea de un enterrador foráneo oportunista John Miller quien escapando en medio de la ocupación Japonesa en China durante la segunda guerra mundial se refugia en una iglesia donde permanecen unas estudiantes adolescentes y un joven monaguillo que juro al sacerdote muerto de la institución protegerlas a toda costa, también un grupo de bellisimas prostitutas entra al recinto buscando protección del acecho de los soldados japoneses y son escondidas a pesar de las serias diferencias que existen entre ellas y las estudiantes las cuales tienen firmes principios morales y religiosos, el conflicto entre ambos grupos se desata pero Miller actuara como intermediario calmando de alguna forma un poco los ánimos, Miller que hasta al momento se comporta como un borracho vividor que solo busca resguardarse y salir de china con vida se vera en una encrucijada cuando un grupo de soldados japoneses penetra el lugar e intenta violar a las estudiantes es allí cuando se ve obligado a asumir la falsa identidad del sacerdote de la iglesia se coloca los hábitos de cura y salva a las niñas.

Yimou Zhang retrata un periodo doloroso para el pueblo chino y coloca de antiheroe a un extranjero en tierras ajenas quien al ver el horror desatado se sensibiliza y se compromete a ayudar a escapar tanto a las estudiantes como a las prostitutas amparado en que un oficial Japones por ser Miller foráneo establece una tregua momentánea haciendo que el recinto sea respetado y logra mantener en secreto con la ayuda de las estudiantes a las prostitutas de las garras de los hambrientos soldados japoneses, sin embargo todas saben que en cualquier momento de una u otra forma terminaran siendo sodomizadas, en el tiempo de permanencia en el templo las posiciones preconcebidas se irán cayendo y tanto las estudiantes como las doncellas de la vida establecerán vínculos de amistad y solidaridad.

Yimou Zhang logra una de las mejores películas del 2011 que logra conmover por lo realista y explicito de la violencia de la guerra sumado a un excelente reparto de actrices jóvenes las cuales algunas de ellas también tienen parlamentos en ingles y unas actuaciones de alto calibre bajo una precisa dirección de Yimou Zhang que a pesar de que brinda momentos que casi llegan a lo lacrimogeno increíblemente en ningún momento traspasa la linea del efectismo sentimentaloide.

Las Flores De La Guerra demuestra una vez mas el calibre que como director posee Yimou Zhang y su capacidad de convertir historias típicas de china y llevarlas a un contexto global.

Nos encontramos ante otra película sobre la masacre japonesa perpetrada sobre la población de Nanking, como es el caso de City of Life and Death, pero no entremos a compararlas pues son dos películas totalmente diferentes. Como era de esperar (y también sucedía en la anterior), se trata de una película altamente patriótica, en la que los chinos son unos héroes y los japoneses unos asesinos sin escrúpulos (no penséis que defiendo la actitud nipona). También decir que a pesar de ser una película china, durante varios momentos de la cinta, me he sentido como si viera una película americana.
El ritmo de la película en general no está mal, pero tiene el fallo de un excesivo metraje. Creo que habría estado mejor reduciendo un poco la parte central de la película haciéndola durar las dos horas justas. Este buen ritmo viene acompañado de algunas escenas hermosas (como la llegada de las prostitutas) con otras más bien sobrantes (algunas de las conversaciones entre los dos protagonistas).
También quiero destacar, y aquí es uno de los lugares donde se nota la huella del director, el juego de colores entre las prostitutas (colores vivos con actitudes "joviales") y los de la estudiantes (colores grises y comportamiento más taciturno).
Por último nombrar la gran interpretación de todo el reparto, a pesar de que alguno de los personajes cojean un poco (sobretodo John Miller) y destacando los interpretes chinos, ya que todos ellos son actores desconocidos.