Miedos 3D

En 2001, Nick Hamm dirigió The Hole, un thriller psicológico en el que aparecía Keira Knightley, por aquel entonces prácticamente desconocida. Por si alguien lo había pensado, Miedos 3D (traducción lamentable de The Hole 3D) no tiene nada que ver con aquélla.

Esperaba mucho más de Miedos 3D, ya que el director, Joe Dante, es el responsable de míticas películas como Aullidos, Gremlins y El chip prodigioso, sin embargo, el film que hoy nos ocupa no destacará entre sus mejores realizaciones.

Estamos ante una película que no tiene nada de original. Una familia compuesta por madre divorciada y dos hijos llega a una casa nueva, en la que algo terrorífico les espera en el sótano. En el desarrollo de esta manida premisa nos toparemos con elementos del cine de terror asiático (la niña de marras) payasos que dan miedo y miraditas debajo de la cama, en una situación en la que el mal hace que los peores miedos de los protagonistas se conviertan en realidad. O lo que es lo mismo: algo que hemos visto tantas y tantas veces que el film, indefectiblemente, terminará por aburrirnos y, desde luego, no nos dará miedo alguno.

Por si fuera poco, la película tiene un marcado carácter infantil, de ahí que esté confeccionada con sumo cuidado, más en la línea de un capítulo de Cuentos asombrosos que de un film de terror propiamente dicho, aderezado con la correspondiente enseñanza moral sobre los valores de la familia, las cosas importantes de la vida y ese tipo de asuntos. Es decir, nada que ver con el humor macabro con el que tanto nos divirtió Dante en Gremlins.

Nos queda la tecnología de las tres dimensiones y he de decir que, lamentablemente, se han exagerado sus bondades ya que Miedos 3D no es, precisamente, Avatar.

En resumidas cuentas, una película que parece pensada para que los más pequeños puedan iniciarse en el mundo del terror, incomprensiblemente recomendada para mayores de dieciséis años, ya que cualquiera que supere dicha edad, terminará por aburrirse soberanamente.

Crítica rápida porque el largometraje no merece mucho. Me recuerda mucho a los films de los años ochenta mezclado con algún capítulo de pero flojea por todos lados, tanto por el guión como por el ritmo así como el reparto y el doblaje. No hay sustos, no hay tensión, no hay nada. Es soporífera y previsible a más no poder; es corta y se te hace eterna. A mitad de la película sabes cómo va a acabar y te dedicas a pensar qué podrías estar haciendo mejor que estar sentado en la butaca y aguantando ese bodrio. Parece más un telefilm de los que emiten después de comer un domingo pero con mucho presupuesto aunque no sé en qué se lo han gastando porque los efectos especiales son malos con ganas, algunos decorados cutrísimos y, encima, el 3d es muy escaso por no decir nulo.

En fin, largometraje que os podéis ahorrar ver...


LO MEJOR: Que dura poco.
LO PEOR: Todo lo demás.

El último film de Joe Dante trata sobre los miedos infantiles, representados por tres ejemplos claramente tipificados, siendo el último de ellos mostrado de una forma genial.

Hay que partir diciendo que es una película principalmente para niños o más bien preadolescentes, aunque me sorprendieron algunas escenas, que se podrían considerar "fuertes" para los niños.

Una vez dicho esto decir que ante todo es una película honesta. Honesta con el público en general y con el público a quien especialmente va destinada en particular. Es de agradecer que no use en exceso los sobresaltos, y que sin embargo juegue, como en la vieja escuela, creando atmósferas sin después necesariamente estropearla con una subida de volumen, o un giro brusco de cámara, o cualquiera de los recursos facilones que por desgracia abundan tanto en las películas de este tipo hoy en día. No, Dante es un artesano, y aquí lo demuestra creando esas atmósferas, realizando una estudiada puesta en escena, tomándose su tiempo, y construyendo personajes, que aunque arquetípicos, funcionan para lo que necesita el film.

Tal vez el problema es que no es una historia original, y los "miedos" y su exposición han sido mil veces vistos (salvo el último que como he comentado anteriormente se resuelve de forma magistral, penetrando totalmente en la mente de un niño y como ve el mundo...). También la resolución es algo atropellada en comparación al tiempo invertido en crear las atmósferas, siendo el resultado final muy desigual, por lo que te queda "ese" sabor agridulce.

En resumen es una película interesante, con unas premisas inquietantes, y sobre todo honesta con el espectador, pero que en su tramo final se acelera demasiado, y se resuelve de manera demasiado simple, quedando "coja" la película. Recomendada para aquellos que quieran pasar un buen rato y poco más, y para los que quieran volver a ver el cine de un artesano del horror preadolescente de los ochenta.

Como cinéfilo, uno de mis mayores miedos es perder el tiempo viendo una mala película. Esta película muestra que los miedos se superan enfrentándolos, así que ver alguna película mala de vez en cuando puede ser beneficioso, sobre todo porque permite apreciar más las buenas películas. Esta película no es ni mala ni buena, sino todo lo contrario: es buena pero mala o mala pero buena.

Bondades.
El tema principal (superar los miedos enfrentándolos) está presente muy acertadamente en la segunda mitad del metraje. Deriva en otras ideas como "las dificultades unen" o "la familia es importante".
La trama inicialmente insustancial gana consistencia al trasladar con ingenio un miedo sobrenatural poco interesante a un miedo muy real y reconocible (el maltrato).
Destacable fotografía.

Defectos.
Se apoya demasiado en las convenciones de los géneros de adolescentes y de terror sobrenatural. La propuesta de contenidos interesante pierde enteros por utilizar un exceso de convencionalismos de terror: reiterados sustillos inesperados y énfasis visuales innecesarios, sustos de guardería basados -cómo no- en potentes golpes musicales y sonoros, base sobrenatural y fenómenos inexplicables de poco interés e inicialmente alejados del tema principal.
Progreso algo inconsistente y desordenado, sobre todo en la primera mitad, a través de demasiados golpes de miedo efectista. Mejora cuando los protagonistas se enfrentan a sus miedos.

Comparativamente: "El resplandor" sigue dando más miedo y "Los goonies" sigue siendo más fresca y divertida.

El sello ochentañero de Joe Dante es inconfundible en esta cinta. Sus ambientes oscuros, con luces azules, humo, y su fotografía de sombras que esconden sustos y pesadillas, son la marca de la casa de un autor, que ha tardado bastante en decidirse de nuevo a sacar su oficio para la gran pantalla.

No es una cinta destacable, pero tampoco desdeñable. Tras una primera media hora muy digna, llegamos a una trama que se pone aburrida y somnolienta, lo que resta mucha fuerza e interés a la narración, y a media hora del final nos encontramos de nuevo con el Dante profesional del miedo que saca su artillería para congraciarse con el espectador y dejarle un buen sabor de boca.

Como iniciación al miedo de los jovencitos es un relato plausible y recomendable, pero me temo que para la mayoría del público que ya tiene sus tablas en las butacas de cine, es un producto muy light y que es mejor dejar pasar para alguna tarde aburrida frente al dvd.

Es que los tiempos cambian, señor Dante. Sus ideas y planificación siempre han sido muy personales, pero me temo que el público ya demanda relatos más originales y que les consiga sorprender. Años vista, sus exitosos gremlins parecen ahora unas marionetas chukis con mala leche enterradas en el subsconciente de maduritos padres de familia que lo que más les aterra ahora es el paro y el fin de mes, y que han encontrado en los efectos digitales la evasión evolucionada de su cinefilia pasada.

Eso hay que entenderlo.