Una tarde en el circo

Con la frescura de ideas y el ritmo vertiginosos a que nos acostumbraron los Hermanos Marx, este episodio de ámbito circense mantiene el carisma y la vigencia a pesar de haber sido tan imitados en el trascurso de los años.
Hay que destacar la sabia combinación de gags, de números musicales y de situaciones hilarantes en el contexto de una trama detectivesca sencilla pero eficaz.
Y no se puede olvidar el magnífico doblaje al español para que todo funcione a la perfección.

Especial mención merece el protagonismo singular de esa personalidad arrolladora e irrepetible de Groucho Marx.

Todavía no tengo claro si esos ingredientes propios de algunas obras de los hermanos Marx, tales como los números musicales (algunos de ellos ridículos) o las preciosíiiisimas historias de amor entre dos tortolitos que en esta era en la que el amor es sexo carecen del más mínimo interés, son una perra imposición de la productora o si son un relleno que cubre la falta de ideas de Groucho y cía. a base de metraje vacío, evitando que la peli se quede corta.

No lo sé. Pero me gusta pensar que son lo primero, y que esta peli no es tan buena como podría porque, a pesar de que el trío cómico protagonista (en el que, esta vez, Groucho se lleva el gato al agua con abismal diferencia) tenga algunos momentos no demasiado afortunados, su genial sentido del humor se ve cohibido por la necesidad de aliñar el producto con el aceite rancio que el pueblo quiere.

Vuelven los Hermanos Marx, esta vez en una historia que mezcla un circo con un dinero robado y una millonaria. Buen popurri para que estos 3 liantes formen, como siempre, la de dios.

La película no diría que es de las mejores, pero está solo un punto por debajo de eso, y es que cuenta con momentos realmente delirantes que no se olvidan, como la escena con el fortachón en la cama, o la del avestruz, o la genial escena final en el trapecio. Carcajadas aseguradas.

Los 3 hermanos están a buen nivel, y hay momentos de la película que, en serio, no se ni cómo se hicieron, me ha parecido curradísima y muy divertida.

Los hermanos Marx son protagonistas principales de esta película, rodada en blanco y negro y que tiene su centro de atracción, como lo revela el epígrafe, en un circo cuyos números destacados son un forzudo levantador de pesas -Goliat-, un peculiar enano (que es un chico normal vestido de adulto, con traje cruzado, sombrero y bigotitos pintados), y un muy salvaje gorila (que no es tal, en rigor, sino alguien disfrazado). En ese ambiente se produce un robo y Groucho que representa a un abogado debe investigar el origen del atraco (cuando investiga al "enano", que tiene una habitación de su tamaño, le dice a los hermanos Marx: "los demandaré", ante lo cual el propio abogado le ofrece su tarjeta y sus servicios). A mí la película no me deslumbró, tiene un humor algo desparejo, alterna momentos bien logrados y otros no tanto, es algo extensa, y hay una presencia un poco prolongada de intervenciones pianísticas, pero se puede ver. Unos 6,75 puntos.

Debo a los Hermanos Marx mi cable a tierra con el cine clásico durante mi infancia. Por una razón que desconozco, a aquel niño que servidor era, ese cine de gags, sonrisas y música, hacía gracia sin necesidad de hilvanar argumentos. Justo es reconocerlo. Cuando años después, decidí sumergirme en el cine clásico, con la ignorancia que caracteriza a quien decide las empresas de manera autónoma, los hermanos Marx volvieron a encandilarme como hacía años, esta vez de manera más coherente, tejiendo argumentos. Hace poco volví a ver un par de películas de ellos, y como dice aquel dicho inglés que “saber demasiado, a veces no es bueno”, ya se había esfumado esa magia.

Pero anoche volví a sentir su frescura. En esta película, hay una evolución en ellos, con respecto a interpretaciones anteriores. Veo a Groucho fuerte, con energía. Y a Chico con un papel diferenciador. Además, la inclusión de tal variedad de animales, con papeles interpretativos (la foca está genial, pero además el gorila, los leones, etc..), resulta una tarea ardua y genial a la vez. A esto hay que añadirle la escena en la habitación del enano (un niño, en realidad), y lo de caminar por el techo, valiente Groucho.

Quiero prestar mi atención en un detalle que me ha dejado estupefacto. La escena del camarote del abogado, con un cuadro con la imagen de Engels, Marx, Lenin, Stalin y uno con bigote en primera plana que no sé quién es. Sin duda, eran socialistas los Hnos. Marx, lo que quizá les valió para desaparecer al final de la guerra del panorama mundial. Algo así como a Chaplin. Injusto final.

Solo así se explica su precoz y rápida desaparición, amén de que, una guerra después, la sociedad había cambiado mucho, y nos vendieron que ya no querían humor. Vino Billy Wilder, al que idolatro, y nos regaló momentos de cine glorioso. Pero eso, amigos, es otra historia.