La feria de las vanidades (Vanity Fair)

A petición de mi genial amiga Ailatan me propuse a ver este film pues ella me lo aconsejaba, y en su delirio creía haber visto a Robert Pattison, pero no estaba segura, por ello quería que yo le confirmara su aparición no sólo en el reparto de la cabecera de esta página sino en la película. Donde único se podrá ver a este actor será en Harry Potter y el Cáliz de Fuego, en El Anillo de los Nibelungos o en la más reciente Crepúsculo, la cual cargada de un tremendo Merchandising ha sacado desde figuritas de los protagonistas hasta helados. El tal Pattinson ni siquiera sale en los créditos finales (así que cierta persona debería ir al oculista), pero si interpretaba un personaje, a Rawdy Crawly, pero sus escenas fueron eliminadas y sólo se pueden ver en la edición DVD, cosa que dudo que cierta persona se haya comprado (recientemente la hecharon por la tele, je, je). Así y todo le agradezco a Ailatan su recomendación pues el film a pesar de su largo metraje me gustó, recrea fielmente una época de pura vanalidad y Witherspoon a pesar de su color de pelo azafranado en algunas escenas se desenvuelve de maravilla y me hizo ver que todo en la vida tiene un precio (así que disponte a pagar). Por otro lado Mira Nair combina muy bien su parte hindú en el mundo europeo siendo muy curioso el número músical tan sensual de Reese. También la partitura musical es genial y acorde con el tema de la película.

Hay que reconocer que el film cuenta con una esmerada ambientación y música de película (valga la redundancia).
En general, la ensalada de personajes que presenta va acorde al elenco, lástima que varios de
ellos resultaron superficiales y buenos actores como Byrne quedaron desaprovechados.
No me pareció tener un argumento como para 135 minutos de proyección, es un poco larga y de a ratos la trama pierde consistencia y desorienta.

Pero en fin, no es mala película y por sobre todo logra transmitir lo que se propone: vanidad.

Adaptación de la inmensa novela de época victoriana de William Thackeray, en la que una joven de familia humilde (Witherspoon) tratará de trepar con maña y sigilo hasta las cotas más altas de la sociedad (donde ella cree que debe pertenecer).

El film cuenta con un material literario de base muy bueno; un material extenso y enredado lleno de tramas con matrimonios de conveniencia, ninguneos, amores, desamores, herencias, bailes, penurias, tradiciones, cortesías, descortesías y demás. El guión, si bien no logra el tratamiento hondo e indagador de la novela (no estamos precisamente ante un film adulto), condensa el relato de manera perspicaz en un metraje en el que constatemente están sucediendo sucesos relevantes y en el que no hay lugar para el desvío de la atención. En sus más de dos horas "Vanity Fair" consigue aferrarnos en su trama de principio a fin... y eso es de lo más loable. Su libreto mezcla un eficaz y enmarañado culebrón con un tono de guasona ironía, que acompaña a la protagonista y a su manera de ser con cierta complicidad y desenfado.

Witherspoon se pone así en la piel de una arribista jovial y amena, una falsa ingenua (rol en el que ya tiene experiencia de sobra), una inofensiva trepa que se pasea con falsa inocencia y diversión por la Inglaterra victoriana. Lamentablemente el libreto no nos ofrece una arribista con la suficiente inteligencia y mala leche... y a la actriz también le falta más poder de camelo y seducción como para resultar inolvidable... pero Witherspoon es capaz de ofrecer el porte necesario como para sujetarnos al metraje. Por la película se pasean con acelere infinidad de actores con abundantes cantidades de subtramas y, a pesar de que sus personajes son construídos de forma algo insuficiente, los intérpretes son capaces de moldear a sus personajes con gusto y dignidad... e incluso ofrecen algunos pequeños momentos de intensidad en sus expresiones. Todos están excelentes (Broadbent, Rhys-Meyers, Garai, Purefoy, Ifans) y corroboran en sus minutos un talento ya demostrado en otros trabajos.

A todo esto se le añade una realización estilosa, una ambientación absorvente, un vestuario inmejorable y una cinematografía deleitosa.

En fin. La historia nunca ofrece un riesgo maduro o sorprendente, y probablemente la adaptación haya decepcionado si se la compara con las amplias páginas novela... pero "Vanity Fair" ambelesa con clase, se deja llevar por su buen empaque y se deja ver con gusto e interés. Se nos propone un digno culebrón de época bien interpretado, sintetizado de manera avispada y con un meritorio toque de opulencia y distinción. Puede decirse que prácticamente es un film británico con todas las virtudes que eso conlleva.

Lo mejor: su poder de sintetización, su ambientación.
Lo peor:...

A cualquier precio, sin importar las consecuencias, la ambición de una joven que desea alcanzar la nobleza y las riquezas de la misma la motivara a poner en juego su integridad y orgullo. Becky Sharp (Reese Witherspoon) una joven huérfana se puso como meta alcanzar lo inalcanzable, una posición dentro de la alta sociedad inglesa, ya sea mediante tretas de lisonjeó o con un matrimonio forzado con un noble.

El film nos presenta las peripecias de una joven en una estrata social que no le pertenece, sin aminorar su afán en ningún momento por alcanzar su meta, finalmente cree haberlo logrado, pero a qué precio. La oscarizada Reese Witherspoon (“Walk the Line” 2005) demuestra una vez más que puede manejar cualquier tipo de personaje. Me llama la atención de que el film con sus grandes escenografías y atractivos vestuarios carece de grandes pretensiones al no tener una trama de mayor desarrollo.

La película tuvo un presupuesto de $23 millones y generó por la venta de taquillas la cantidad de $19 millones, además recibió cuatro nominaciones a diferentes premios en festivales de cine.

Nunca es fácil adaptar una novela del siglo XIX, o más concretamente una novela encuadrada en el Realismo. Son muy largas, muy densas, llenas de contenido y de personajes y suponen un desafío a la hora de ser llevadas a la pantalla. Así pues, hay dos opciones: o se apuesta por una miniserie de varios capítulos (la mejor opción, sin duda), o se hace una película de más de dos horas, con el riesgo que ello supone.
Así, La feria de las vanidades, versión Mira Nair (quien, con todo respeto, quizás no era la directora más adecuada para rodar esta película... no tiene mucho que ver el mundo de Bollywood, del que ella viene, con la Inglaterra pre-victoriana), es víctima de haber optado por la segunda decisión, hacer una película. La película es larga y se hace larga, ambas cosas, porque se va casi a las dos horas y media para poder abarcar todas las historias y todos los personajes, y sin duda le pesa en el ritmo y el interés. La producción tiene un nivel superlativo, sobre todo en el vestuario y la dirección artística y decorados, pero la historia de Becky Sharp no cautiva como sí lo lleva haciendo en la letra impresa durante dos siglos.
Sobre lo que no hay duda es sobre el soberbio acento inglés de Reese Witherspoon, una actriz que sufrió, como tantas otras, la maldición del Oscar durante años, pero que por suerte ha reconducido su carrera. Y lo merece, porque talento le sobra.

Lo mejor: La dirección artística, impecable, y el vestuario. Todo el trabajo técnico, en general.
Lo peor: Le pesan mucho los minutos y tener que adaptar una novela tan extensa y compleja.