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Braveheart

Aventuras. Drama En el siglo XIV, los escoceses viven oprimidos por los gravosos tributos y las injustas leyes impuestas por los ingleses. William Wallace es un joven escocés que regresa a su tierra despues de muchos años de ausencia. Siendo un niño, toda su familia fue asesinada por los ingleses, razón por la cual se fue a vivir lejos con un tío suyo.
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Críticas 298
Críticas ordenadas por utilidad
16 de enero de 2010
101 de 183 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo de estar haciéndome demasiado exigente, porque lo que hace quince años disfruté como un estupendo entretenimiento en la pantalla grande, acaba de parecerme un flojo pasatiempo, tirando a tedioso, cursi y hasta ridículo en determinados momentos.

El personaje histórico de Wallace es, sin duda, interesante, y su peripecia muestra todos los alicientes para dar pie a un guión cinematográfico. Uno de los mayores problemas es que lo interpreta Gibson el Chincheta, tan egocéntrico y mal actor como avispado para sacar oro de debajo de las piedras. Para ello, cuenta con una de las bandas sonoras más melindrosas aunque exitosas de los últimos años, los hermosos highlands escoceses, cientos de extras, caras pintadas, mucha sangre, una misión ético-patriótica, y, cómo no, un dramático romance. Pero le sobra una hora de metraje, que en realidad es media, porque el abuso de la cámara lenta llega a ser irritante.

Wallace-Gibson, es un héroe legendario que lucha por la patria y la libertad, dos conceptos que habrían hecho descojonarse al más pintado escocés del siglo XIV, pues son ideas que se forjarían, cuando menos, bien entrado el XVIII. En principio, el chaval es muy tranquilo; la política no le interesa. Es un protohumanista políglota que va luciendo por ahí melena y pantorrila. Y le importa un pimiento que los malvados ingleses hayan matado a su padre y a medio pueblo. Pero la cosa cambia cuando él y su amada sufren en sus propias carnes el peso de la opresión: surge la bestia y se erige en carismático líder revolucionario. Su oponente es nada menos que el despiadado Enrique I de Inglaterra, que tiene un hijo sarasa y una nuera francesa, un poco fresca, que entabla una imposible y patética relación con el revolucionario de la falda a cuadros. A cuadros se habría quedado el verdadero Wallace al contemplar semejante rollete.

Lo de las exactitudes históricas es lo de menos, porque creo que hay que tomársela como mera película de aventuras, pero un pelín de sentido común tampoco estaría de más.
Shinboneniná
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1 de septiembre de 2006
64 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una película pretende ser un drama de aventuras histórico-épico, y por lo tanto se debe apoyar en hechos pasados, lo único que se le pide al artista es que aunque no tenga que ser fiel a lo que se acepta y se sabe (como hace el mismo con los Evangelios de "La pasión de Cristo") si que por lo menos no deforme ni intoxique de tal forma con su creación que perjudique a la información, al estudio y a la cultura y por lo tanto a la opinión de todos aquellos que vean su obra. Crear libremente sin mentir descaradamente, eso es al menos lo que se pide.
"Braveheart" es una tras otra un cúmulo de disparates que hace rozar la ciencia-ficción. Y es más propio de un autor que escriba "El código da Vinci" que de uno que luego quiera adaptar tan escrupulosamente "La Pasión de Cristo".
¿El por qué cometer tantos disparates históricos?
Claro todo esto sería compensando si artísticamente la película fuera un prodigio, pero es que los diálogos y muchas interpretaciones (¿verdad Mel?) rozan lo esperpéntico.
Yo particularmente me asusto cuando leo a muchos aficionados al cine que esta es la mejor película. Claro que tampoco me pongo con los que minusvaloran la película porque Gibson sea católico o porque critique a los homosexuales, todo eso no me parece más que interesado. La película es un cuento de hadas con un grado de infantilismo atroz y una madurez por lo tanto nula. Algunas secuencias sonrojan y muchas dan vergüenza ajena.
El argumento y todo el guión es puramente infantil, dedicado a la gente con menos exigencia, y que optan como se dice en el budismo por el "pequeño vehículo".
Lo más grave es que películas de ese mismo año como "12 monos" "Seven" "Nixon" "Marea Roja" "Los puentes de Madison" o "Poderosa Afrodita" que no estuvieron ni siquiera entre las cinco nominadas a mejor película son superiores a esta "Braveheart".
Que conste que Gibson va mejorando y que "La pasión de Cristo" aunque imperfecta, es mucho mejor que esta de aquí a Lima.
Aún así, la película como espectáculo cinematográfico es sugerente y lo que es más importante, marca una época en la historia del cine. "Braveheart" es al cine histórico lo que "Bailando con lobos" al western. El boom "Braveheart" ha supuesto diez años de películas pseudohistóricas con batalla campal incluida desde “Troya”, “El reino de los cielos”, “Alexander”, “Gladiator”, “El señor de los anillos”, “Narnia”...
Parece que el subgénero está agotado aunque ha dado muchos muy buenos momentos, aunque sólo fuera por eso gracias Mel, pero desde luego tú película no merecía cinco Oscar a nos ser por el dinero que hiciste ganar a la Academia.

PD. Por cierto la idea de la película de "La Pasión" ya estaba en su cabeza ya que vemos como él mismo sufre tormento en la cruz y escenifica su tortura y muerte con la que consigue la salvación de su pueblo. Mel tiene complejo de Santo, eso es evidente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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16 de febrero de 2009
41 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es de extrañar la legión de fans que tiene esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Max Rebo
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23 de febrero de 2013
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos probablemente ante la última gran aventura épica del Cine. Inspirado por el son de las gaitas escocesas y el verde esmeralda de las Highlands, Mel Gibson se imbuyó de espíritu rebelde y regaló al Séptimo Arte un dramático canto a la Libertad. De ser él, yo hubiera luchado por la Justicia, que es lo que en verdad necesitan los desgraciados de este mundo.

«Braveheart» comete el error de plantear un conflicto burdamente maniqueo: el villano de esta historia es de una maldad y una falta de ética desmesurados. El rey Eduardo I y por extensión los ingleses son casi demonios que, como es lógico, deben ser exterminados. Personalmente, no me hace gran ilusión eso de que el pueblo, el humilde y tranquilo pueblo que tiene el derecho a vivir en paz, se meta a guerrero y termine muriendo en el campo de batalla para conseguir un poco de dignidad. En medio de este caos en el que los opresores ingleses cometen toda clase de tropelías contra los nobilísimos escoceses, aparece William Wallace.

Detectado y asumido este pequeño disgusto que sin duda va en su detrimento, «Braveheart» es en lo que respecta a todo lo demás, buen Cine que transpira Arte por cada poro de su celuloide. El fragor de la batalla y la arenga a los soldados ha creado escuela, aunque nadie haya vuelto a imprimir a sus combates esa salvaje, realista e íntima intensidad de los mazazos en los cuerpos, en un éxtasis de desesperación guerrera bajo los cielos nublados de Escocia. Sobresale también en las escenas íntimas, las silenciosas, las de rostros compungidos, sonrisas en la distancia, arcos tensándose y ojos que reflejan la más hiriente de las decepciones, con un Gibson que se desgarra y nos desgarra desde el principio. Contribuye a la grandeza de la película que los paisajes sean plenamente naturales y las personas de carne y hueso, sin ordenadores de por medio. Saldrá más caro, pero también queda muchísimo más hermoso.

Destaca irremediablemente la historial romántica de un William Wallace que se presenta como héroe y mártir, pero cuyos actos son brutales y vengativos. De hecho, podría caerme mal si no fuese porque guarda en su corazón una templanza admirable, una humildad que le eleva y un amor, sobre todo un amor, que me conmueve hasta las lágrimas. Aquí no hay pomposas declaraciones de amor, pero sí hay flores disecadas y pañuelos bordados que significan más que todas las palabras. Junto con la partitura de James Horner se llega a cotas emocionales inalcanzables para buena parte de afamados directores. Así de simple.

A los listillos que nos hacen una cátedra de Historia en sus comentarios, sólo puedo decirles que se han equivocado de página. Esto es Cine, señores. Y si la mayor crítica que se le puede hacer a esta película es su poco rigor Histórico, queda demostrado que «Braveheart» es sin lugar a dudas un verdadero peliculón.

Espléndida cinta. Inolvidable historia. De leyenda.
Kaori
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2 de diciembre de 2007
34 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película épica donde las haya cargada de una gran fuerza y mucha acción. Las batallas son espectaculares. Es un estupendo drama. Aventura excitante. Posee una banda sonora maravillosa. Mel Gibson hace la actuación de su vida. Para mi imborrable celuloide. ¡Descomunal!.
Espumeru
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