Braveheart

1) El rigor histórico es absolutamente necesario en un biopic, es imprescindible, y aqui brilla por su ausencia. La revuelta del señor Wallace apenas duró unos meses, y no la larguísima temporada que aquí nos muestran. Al tipo, cuando lo apresaron, lo primero que hicieron fué castrarle, cosa que aquí ni se insinúa. Lo de entrar a caballo en una reunión de nobles, sin que te vea la guardia (y saliendo de allí impunemente) era del todo imposible. Y, para más cochondeo, la famosa frase de que pueden quitarnos la vida pero no la libertad, es del Enrique V de William Shakespeare, que algún guionista espabilado puso en los labios del personaje. Aunque quizás ése guionista sabía que los espectadores palomiteros pasan de la historia, de que el personaje existiese y aquí nos mientan sobre su vida, y que con eso babearían pensando "joer... lo que aprende uno en el cine", mientras se están tragando una película biográfica que se pasa la biografía por el trasero.

2) Como cine meramente, al margen de que el guión tergiverse la historia, de los momentos aburridísimos del rollo romántico metido con calzador, de la pobreza interpretativa del señor Gibson, o de los numerosos anacronismos que se llegan a mostrar, nunca (repito: nunca) una película con fallos tan descomunales como el famosísimo cambio de armas instantáneo en la carga de Wallace (ahora llevo una espada, ahora un hacha, ahora no llevo nada, luego vuelvo a llevar una espada pero en la otra mano) puede ser considerada una obra maestra, ya que un director que se precie revisa las tomas después del rodaje, y se supone que hay cierta persona encargada de que esté absolutamente todo como estaba cada vez que se repite una escena (no diré como se denomina esa ocupación, ni ése tipo de fallos, ya que hay mucho versado en cuestiones "cinematrograficas", y seguro que lo saben).

Si ni siquiera los rudimentos más basicos del cine controla este hombre, no solo es su capacidad la que queda en entredicho, sino también la de quienes obvían todos los fallos y la falta de rigor en una película supuestamente biográfica, y que aún consideran como obra maestra un film que no es mas que un pasatiempo entretenido, y una buena manera de acompañar las palomitas. Pero solo eso y nada más. Y respecto a la desmesurada puntuación que adorna a este bodriete, tan sólo comentaré que miles de millones de moscas comen caca, pero éso no significa que sea un manjar.

Y ahora volved a fusilar la crítica, que para eso estamos.