Un mar de líos

Un mar de líos es la típica comedia romántica llena de buenas intenciones que se ve un domingo por la tarde. Una película comercial, consciente de sí misma y que se consume con la misma facilidad con la que se olvida.

Garry Marshall, un tipo muy de comedia romántica, dirige Un mar de líos y lo hace llenando la pantalla de convencionalismos. Hay que decir que la película ha envejecido terriblemente mal y que el color tiene un aire a cine porno, pero más allá de eso, Marshall nos deja un producto sencillo, derivativo y entretenido. El guion corre a cargo de Leslie Dixon y en él se nos cuenta una historia de esas en las que uno de los personajes principales atraviesa una situación (amnesia, en este caso) por el que se ve envuelto en un viaje de autoconocimiento. Tenemos dos protagonistas enfrentados al principio, con personalidades similares pese a sus enormes diferencias y, a partir de ahí, simplemente se deja rodar la rueda para que todo vaya por el cauce marcado. Marshall no se calienta la cabeza demasiado (eso es algo aplicable a todo su cine), poniendo algo de énfasis en las escenas más simpáticas pero sin mear fuera del tiesto.

Kurt Russell está francamente bien, mostrando la otra cara de la moneda del tipo duro al que tantas y tantas veces ha interpretado. Goldie Hawn está mucho mejor cuando le toca ser humilde, tanto a nivel interpretativo como a nivel de belleza. Edward Herrman está, hasta cierto punto, tan ridículo como su personaje, solo que no del mismo modo. Los pequeños están interpretados por Brian Price, Jared Rushton, Jamie Wild y Jeffrey Wiseman, formando un divertido póker infantil. Michael Hagerty cierra el reparto con un trabajo muy divertido.

Resumiendo: Un mar de líos es la convencionalidad hecha película. Pese a lo rocambolesco de su planteamiento, no deja de ser la típica comedia romántica y, como tal, sigue el sendero de la previsibilidad. Fácil de ver y difícil de recordar. Un sano pasatiempo.

Una película con gancho para una tarde de sábado. En general, la cinta da lo que se espera: previsible guión, pareja con algo de química, alguna moraleja con la que distraernos y poco más, nada que vaya más allá del típico entretenimiento con el que pasas un buen rato. No obstante, la verdad es que algunos momentos iniciado la película se sostienen de manera más que correcta, especialmente cuando observamos que la rica protagonista padece una amnesia y no sabe quién es el pobre carpintero que se esconde detrás. Por lo demás va decayendo cuando pasan los minutos, tienen un planteamiento poco creíble pero bueno, se deja ver al no tratarse más que el típico cuento de hadas que rodó Garry Marshall antes de dejarnos la famosa "Pretty Woman". Supera con creces la media de productos televisivos de por la tarde, si bien no nos encontramos con algo tan interesante cómo "Frankie y Jonnhy".
Elenco aceptable y desenlace previsible se combinan en medio de pequeñas risas, romance pasajero y algo de acción en un producto tan intrascendente como entretenido. Poco más le doy un 6.

Una comedia típica con moralina que intenta hacernos ver que el dinero no lo es todo en el mundo.
Los seis puntos van prácticamente para Goldie Hawn...

Ayer por la noche haciendo zapping, cansado y dudando entre irme a la cama o tratar de ver alguna película que sabía mi cansado cerebro no iba a poder procesar, me topé con una cinta titulada " Un mar de enredos".
En seguida recordé esta cinta que había visto en los años ochenta, por lo que me quedé a verla, sabiendo que no iba a requerir mucho de mi parte y con la curiosidad de ver qué novedades o interés aporta su remake.
Por lo tanto escribo esta crítica con la intención de compararlas y, de paso, tratar de defender un poco esta versión.
Goldie Hawn interpreta a una despótica y caprichosa millonaria, que requiere los servicios de un carpintero para que le haga un servicio a bordo de su yate. Kurt Rusell ( el carpintero), hace su labor pero la pija no queda satisfecha y se niega a pagarle.
El carpintero, viudo con cuatro hijos que vive en una covacha, encuentra la forma de vengarse cuando leyendo el periódico, encuentra la foto de esta mujer que habiendo caído al mar, se encuentra amnésica y buscan a alguien que pueda identificarla. Éste, decide reclamarla para sí, presentándose como su marido y así hacerle trabajar en su casa hasta que haya pagado la deuda contraída con él.
Siendo como es, una historia romántica convencional, creo que Garry Marshall tiene olfato para captar las fantasías reprimidas de muchos espectadores. No olvidemos que es el autor de " Pretty Woman", una película que no tiene una destacada nota en esta página, pero que 25 años después de su estreno, las televisiones siguen reponiendo una y otra vez por la fidelidad de su audiencia. Algún mecanismo subconsciente tocará ¿no?.
Pues con esta película creo que pasa algo parecido. Al fin y al cabo, todos deseamos poder vengarnos de los abusos de poder y de las humillaciones que hayamos podido sentir por parte de personas que utilizan sus privilegios para aprovecharse de los pringados como nosotros. Este es el mecanismo, que Garry utiliza muy bien.
Llevado con buen ritmo y con chistes y gags bien colocados y divertidos, el otro valor de la película es en mi opinión, Goldie Hawn que es una excelente actriz de comedia con una gran vis cómica al que acompaña su marido en la vida real, Kurt Rusell, con quien comparte una verdadera química.
Por lo demás, película sencilla, convencional, sin demasiado presupuesto, pero que disfrutas en esas tardes perezosas de sofá, cuando no tienes demasiadas ganas de darle a tus neuronas y sólo persigues un rato de relajación sin sobresaltos y un poco de venganza entre clases sociales en un tono de comedia amable, con su puntito de mala leche.
Bastante superior a su reciente remake, por sus interpretaciones y por su ritmo.

Típica comedia blanca, blanquísima, con moralina: el dinero es malo, malísimo, y lo que importa es el amor verdadero. Como producto cinematográfico, es válido para una tarde de resaca, o para cuando uno está agonizando a causa de la gripe, porque si no es así, no merece la pena perder el tiempo con ella. Tampoco difiere demasiado de cualquier otra peli de Garry Marshall, todas dentro del subgénero de la comedia romántica menos imaginativa y más comercial. Lo único que parece atractivo, viéndola dos décadas después, es la estética ochentera de sus protagonistas, y que Goldie Hawn siempre tuvo un punto simpático.