Un mar de líos

La prueba de que no es una película intrascendente ni fácilmente olvidable, es que hoy, en el año 2013, 26 años después de que se hiciera la película, me sigo acordando de ella con una sonrisa en mi rostro, en recuerdo del buen sabor que deja esa película, en la mente y en el corazón. La he visto dos veces, pero la volvería a ver otra vez y volvería a disfrutar otra vez, seguro.

La peli es malilla pero al llegar a casa cansado tras un día de trabajo me la pongo antes que cualquier film de culto, sin dudarlo.

El film tiene casi 20 años y es una prueba fehaciente de como ha cambiado el cine comercial yanqui en este tiempo, ya que en el encontramos la manera de hacer comedia más o menos familiar que se instauró en Hollywood desde finales de los 70, con otras films de Hawn del estilo La recluta Benjamin, Protocolo o Como en los viejos tiempos.

Como en todos los films de parejas opuestas pero que se atraen, sabes cómo va a acabar la cosa desde el principio. Por ello, lo que diferencia unos de otros se centra en si el proceso hacia el inevitable final es divertido, si emociona y si interesa. En mi opinión si consigue estos objetivos (a diferencia de films actuales como la ponzoñosa Cómo perder a un chico en 10 días) y me hace pasar un buen rato.

Si eres fan de la Hawn como es mi caso, está en su salsa, y si eres fan del cine comercial de los 80, la disfrutarás.

Si te gusta el cine serio y de festivales (de chinos o no) huye.

Esta peli la vi una tarde y por la noche ponían la tv "Ejecutivo agresivo". Para mí, no hay color. Me quedo con Hawn y Rusell.

En efecto, es una comedia al uso de ésas que suelen poner un sábado o un domingo por la tarde.
Un carpintero viudo y padre de cuatro hijos se aprovecha de la amnesia de una mujer rica que lo trató con desprecio en el pasado, para vengarse de ella haciéndole creer que es su mujer. Ella, una mujer refinada acostumbrada a todas las comodidades, se encuentra de repente al frente de una casa caótica, con un "marido" de modales rudos, cuatro "hijos" asilvestrados y un montón de tareas domésticas que tendrá que aprender sobre la marcha.
Una peculiar lección de humildad para una mujer que era estirada y que llevaba una vida regalada, pero vacía y superficial; pero también otra lección de humildad para el hombre que trata de vengarse de ella, y que se encuentra que a veces las venganzas son mucho más dulces de lo que uno se podía imaginar.
Total, una historia algo disparatada y convencional, pero divertida, entretenida y tierna.

No será una película de la que sacar una lección de vida, ni tendremos que analizar cada detalle mientras movemos una copa del mejor vino, pero para mí cumple una de las principales funciones del cine: hacerme disfrutar, evadirme, reír y pasar un buen rato. Se trata de una comedia romántica en la que el amor/odio tiene un papel protagonista ¿Cuántas historias de amor comenzaron con un odio a primera vista? Particularmente conozco alguna.

Un humilde trabajador tiene que soportar los estúpidos caprichos y desprecios de la estirada ricachona de turno. Pero resulta que ese trabajador es Kurt Russell, un tío que tienen los cojones como el caballo de Espartero.

El destino quiere que la estirada ricachona, tras un accidente, pierda la memoria. Es entonces cuando Russell no solo se hace pasar por su marido, no solo se inventa un pasado, no solo la pone a hacer todas las tareas del hogar, no solo la pone a cuidar de sus 4 ó 5 hijos, no solo la manda a dormir al sofá, no solo la trata como le da la gana, si no que cuando cambian las tornas y, como en toda comedia romántica, surge el amor... el tío va y por su cumpleaños ¡¡le regala una puta lavadora!!.