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Ataque al carro blindado

Western Taw Jackson, un preso que disfruta de libertad provisional, quiere aprovechar la ocasión para vengarse de Frank Pierce, el hombre que unos años antes, le tendió una trampa que lo condujo a la cárcel. El objetivo de Pierce era quedarse con la finca de Jackson, en la que se había descubierto un filón de oro. Pero Jackson está decidido a desbaratar los planes de su enemigo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
27 de diciembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un western entretenido que combina acción y humor y al verlo, parece que sirvió de precedente para la serie de los 80s. Aquí Taw (John Wayne) fue encarcelado injustamente y elabora un plan para robar el carro blindado de Pierce, el terrateniente del lugar que se quedó con lo que era suyo, dicho carro además de estar blindado cuenta con la protección de unos treinta hombres armados y como detalle especial, una ametralladora, a priori parece un plan difícil, pero a Taw, como a Hannibal, le debe encantar que los planes salgan bien, y para eso forma el siguiente equipo.

Lomax (Kirk Douglas) un pistolero con la habilidad de abrir cajas fuertes y seducir a cualquier mujer que se le acerque, como Phoenix. Levi como un indio pintoresco (por decir algo) con un toque folklórico para entrar en contacto con los indios y de gran fuerza bruta como M.A. Barracus. Y Billy, un joven borrachín (que no loco aunque haga alguna) como un gran experto en explosivos (no helicópteros ni aviones, que aún no usaban) como Murdock.

A diferencia de la serie, no va destinada a un público tan infantil, por lo que hay más traiciones y demás, aunque comparte la ausencia de sangre pese a golpes, tiros, etc. Sin duda para le serie vieron esta película, que ofrece un buen espectáculo y la presencia de grandes actores que siempre son agradables de ver.
mi_mo_ca
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15 de febrero de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sumamente entretrenido, este western no tiene ningún tipo de pretensiones.
Versión de atraco perfecto en el oeste, con dos grandes de la interpretación, seguros de vida para la taquilla y para hacer verosímil un relato que podría haber caido fácilmente en el ridículo. Con guiño incluido a los perdedores, tan efectivos en este subgénero que nación con "La jungla de asfalto".
John Wayne luce el mismo traje que en Rio Bravo.
Kirk Douglas tiene la peculiaridad de caer simpático en un rol que a otros odiarías.
Totalmente inofensiva y eficaz para distraer una tarde aburrida.
waldeker
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3 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Taw Jackson, acaba de salir de la cárcel bajo libertad condicional, y desde el mismo momento en que regresa a su pueblo, se prenden las alarmas entre los hombres de, Pierce Minning, quienes, de inmediato lo advierten de su presencia. ¿Por qué razón le teme? y ¿Cuál es su afán de buscar a, Lomax, el famoso pistolero para que lo mate? El que tiene la conciencia ardiendo nunca logra apagar sus faltas… y éstas siempre harán la forma de atormentarlo hasta que se redima o hasta que le cobren aquel mal que hizo.

La novela, “Badman”, que, Clair Huffaker, escribiera en ¡diez días! y publicara en 1958, él mismo la convirtió a guion, siendo, la productora Universal, la que finalmente terminó con los derechos de filmación, concediéndole el raro privilegio de estar presente en los sets de rodaje para hacer los ajustes necesarios a su guion.

Se había pensado en, John Wayne y en Burt Lancaster, como protagonistas, pero, éste se negó a trabajar con Wayne por sus encontradas posiciones ideológicas. Entonces, se llamó a Kirk Douglas, y éste, que ya había compartido cartel con el polémico actor (“In Harm Way”, 1965), no dudó en aceptar, no obstante que, con él, también tenía sus diferencias. Burt Kennedy, firmó entonces como director y se propuso dejar que, el viejo Wayne -bastante maltrecho por el cáncer que le descubrieran dos años atrás-, hiciera las cosas a su manera, mientras él se complacía dirigiendo a Douglas y a Robert Walker Jr., quienes plantaron lo suyo de manera estupenda. Kirk, desbordó un gran sentido del humor y, además, asumió personalmente casi todos los planos que requerían un stuntman… ¡y ver sus acrobáticas maneras de subirse al caballo es una verdadera delicia! Por su parte, Walker nos ofrece una actuación de primera línea y esto da fuerza a una trama que, en conjunto, es bastante simple.

El director, Kennedy, contó con recursos para lograr una imponente puesta en escena y los momentos de acción resultan muy bien logrados, quedándose sólo un poco corto en todo lo relacionado con la nitroglicerina… Si hubiese cambiado esta palabra por, gasolina, las cosas lucirían mucho más creíbles.

Por otra parte, se atina con la recreación de la manera cómo, “los poderosos”, expulsaban a los pueblos indígenas de sus territorios para quedarse con estos y con su oro… y hasta luce mordaz aquella escena en la que, el jefe Kiowa, expulsa a Jackson (Wayne), porque no quiere blancos gringos en su territorio. ¡Ah! y la escena con la harina resulta inmejorable.

En fin que, <<ASALTO AL CARRO BLINDADO>>, resulta un western muy ameno para una tarde de domingo en la que no haya forma de ir al campo.

Título para Latinoamérica: LUCHA DE GIGANTES
Luis Guillermo Cardona
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5 de diciembre de 2006
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
2 grandes del cine, juntos en este western plagado de acción y aventuras, y que cuenta con una bellísima fotografía, deleitándonos con preciosos parajes naturales. Entretenimiento y diversión, garantizados.
Nomenclatus
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10 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante y entretenida cinta con dos grandes actores a los que se les queda pequeño el blindaje de esa especie de tanque que custodia una treintena de pistoleros, ametralladora automática incluida.
Con la ayuda de un aprendiz de artificiero que le da al trinqui pero que no se le escapa la rubia que acapara un viejo aficionado a sisar todo lo que pilla, con un indio espabilado ("He aprendido a vivir como el hombre blanco: hacer lo que se puede cuando se puede"), además de un puñado de indios sioux bastante desarrapados, con esta peña se bastan y se sobran nuestros personajes para abrir como una lata de sardinas semejante masa de chatarra. Estamos hablando, naturalmente, de Taw Jackson (Wayne) y de Lomax (Douglas). Éste en plena forma física sube y baja del caballo dando saltos de especialista (si lo ha hecho uno de estos lo han disimulado muy bien), bromea y flirtea lo mismo con chinas que con mejicanas. Aquél, que acaba de salir del presidio por una fechoría que no ha cometido (¿cuándo ha hecho algo malo este hombre?), tiene que presentarse todas las semanas a la autoridad local: "He venido a presentarme. -Eso díselo al sheriff o a su ayudante. -Es lo mismo, usted los ha comprado". Está hablando, como habrán comprendido, con Frank Pierce, el malo que es el dueño del pueblo y del rancho y la mina del pobre Taw. Por cierto que tiene en la mesa de su despacho una colección de minerales y de rocas que haría feliz a más de un geólogo.
Gran banda sonora, buena fotografía y paisajes, dos colosos como protagonistas, un guión entretenido con excelentes diálogos. Que pasa, que los indios no terminan de hacer bien el indio. Ahí está para compensarlo la pelea del saloon o la ingeniería que desarrolla Lomax para subir un pedazo de tronco hasta las nubes y dejarlo caer en el momento justo.
Lafuente Estefanía
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