El gran tiburón (Tiburón 3)

Estrenada con el reclamo del 3D, El gran tiburón o Tiburón 3, es una floja continuación de una historia que no daba para más. Dennis Quaid interpreta a Mike Brody que trabaja en un gigantesco y sofisticado parque submarino que él mismo ha diseñado. Una vez más un escualo de proporciones estratosféricas se cuela en el acuario y la lía parda. El tiburón es tan grande que resulta inadmisible.

La película es bastante aburrida y sólo al final tiene algo de emoción cuando el tiburón empieza a atacar a los empleados del parque y a los turistas. Los efectos especiales están bastante anticuados y las escenas para ver en tres dimensiones si no se ven con las famosas gafas no se disfrutan como deberían.

Joe Alves fue el diseñador de producción de Tiburón y esta vez se hizo cargo de la dirección del filme. Mucho efecto especial, mucho decorado, pero la trama es la de siempre y está filmada sin garra. Una vez más se han preocupado más del envoltorio que del contenido. El guión aunque está escrito por dos reputados guionistas resulta anodino.

A pesar de todo le tengo bastante cariño a esta película porque la vi de pequeño y entonces me sorprendía cualquier cosa. Así que esta la vi varias veces y me entretenía. Pero hoy en día está desfasada y ni siquiera la frívola nostalgia consigue salvarla de la mediocridad.

El gran tiburón es la tercera entrega de la saga de los escualos gigantes. Supone, también, un atentado contra la primera película, que es algo así como una de las maravillas de la humanidad.

Joe Alves, diseñador de producción en las dos primeras, dirige esta tercera entrega. Si en la primera película veíamos imágenes filmadas en formato de documental incorporadas a la película y en la segunda esas partes cobraban más protagonismo, aquí, en la tercera, lo que vemos es ya un 50-50 en toda regla. El 50% del documental es potable, pero la otra mitad es una absoluta basura. La película gira sobre la historia de los hijos del jefe Brody, protagonista de las dos primeras partes, cuando ya han dado el estirón. La historia es flojucha, con un parque acuático plagado de aspirantes a alcohólicos anónimos y con unos personajes de patio de colegio que deambulan por la película siguiendo una línea recta, rígida e incolora que va trazando, con poca calidad, Alves. Los defectos especiales (sí, es un juego de palabras malo que me encanta) son, además de muy pobres, unos de los grandes culpables de una película que esperaba mucho de su equipo visual y que al final encontró algo flojo para la época y que, además, ha envejecido fatal.

Dennis Quaid, al que la vida ha tratado bien en vista de sus pintas y su (carencia de) talento años atrás, protagoniza la película dejándole a uno la sensación de que el sentido del ridículo no era un concepto válido para él. Bess Armstrong es, con una labor floja, la mejor de un reparto a cuatro bandas que completan, con pobrísimas aportaciones, John Putch y Lea Thompson. En un segundo escalón quedan los personajes abufonados a los que interpretan, con tan poco empeño como resultado, Simon MacCorkindale, Louis Gosset Jr. y P.H. Moriarty, siendo el último de los tres el único con relativa decencia.

Resumiendo: el tiburón más grande que ha conocido el ser humano, ese capaz de destrozar tanques de agua, ese que mide 10 metros, ese que se mueve en un programa de ordenador hasta chocar con un cristal para quedarse suspendido, totalmente petrificado, ese tiburón, es el de Tiburón 3. Y esos personajes con chistes requemados, neuronas en el INEM, preocupaciones difusas y sentido común cuestionable, esos, esos que merecen morir, esos son los de Tiburón 3. Y como los de Padrón... unos mueren y otros non...

Sin duda, con Tiburón 3 la saga llega a su total decadencia, es la peor de las tres en todos los aspectos, historia, guión, dirección, actuaciones y lo peor de todo son sus efectos, el tiburón y el montaje artístico, es sin duda de lo peor de todo.
El submarino amarillo en medio del mar y las escenas grabadas en el fondo es el extremo.
Aburre hasta límites sospechosos y es de lo peor en el terror de animales, incluso anaconda 2 resulta más entretenida.
Lo peor de todo es que la historia es mala de verdad y la película no llega ni a entretener ni con sus muertes, al contrario, da pena ver algo así…me gustaría saber lo que pensó Spielberg al ver esta tercera parte.

De pequeño esta peli me gustaba bastante, luego cuando la miro varios años después me parece una secuela bastante floja. De entrada la trama es original y prometedora: Un gran blanco se cuela en un parque acuático y siembra el caos. Sin embargo, la peli tiene muchos defectos: el primero es que hay muuuuucho diálogo superfluo que hace que muchas partes del film se hagan soporíferas; por eso mismo llegué a cogerle tirria a algunos personajes, como la cuidadora de delfines. Otro defecto que veo es que hay pocas escenas de ataques y bastante mal hechas. Por ejemplo, cuando el tiburón se zampa al buceador rojo, se ve como le acosa hasta que hay un cambio de plano en el que se teletransporta a dentro del estómago del pez sin que haya sangre ni nada, luego el pez se agita y empieza a salir sangre pese a que el buceador no esté en contacto con las mandíbulas.

Se podría haber hecho una peli bastante mejor partiendo de la idea del parque acuático y usando los mismos actores que creo que a pesar de todo son buenos.

En principio, si uno lee el argumento, puede parecer medio entretenidilla, pero dado el desarrolo de toda la historia, la cagaron bien. Pero lo más flipante es, ¿cómo una secuela realizada ocho años después de la original, puede ser infinitamente peor (tecnológicamente) que aquella? Y es que viendo algunas secuencias submarinas da la impresión de estar viendo imágenes de Bob Esponja, vaya bazofia.